La fecha más alegre y bullanguera del calendario judío ocurrió esta semana, del miércoles al jueves, y en Jerusalén se extendió hasta la noche de este viernes: Purim.
Se festeja la victoria de los israelíes, ante el intento de los persas por exterminarlos, durante el destierro en Babilonia.
Esa defensa ocurrió en el siglo IV antes de nuestra era.
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El relato está contenido en el libro de Ester quien, como esposa del rey persa Asuero, le reveló que era judía e intercedió por su pueblo, al que el gran visir Amán planeó aniquilar.
Convencido por Ester, el rey Asuero permitió que los israelitas se defendieran en combate y ganaron a las fuerzas convocadas por Amán.
Esta celebración se caracteriza por un derroche de alegría en las calles; en algunas comunidades se organizan desfiles.
El segundo rasgo importante de la fiesta es la utilización de disfraces. Por este uso, a Purim se le ha denominado “el carnaval judío”, pero el espíritu de la celebración dista totalmente de las motivaciones de los bailes y desfiles anteriores a la Semana Santa del calendario cristiano.