Y también estudioso de la cultura pulquera en todo el país. Fallecido en julio de 2022, la lotería nacional le dedicó el billete del sorteo de ayer
Mario Galeana
En la casa de los abuelos de Javier Gómez Marín se realizaba un ritual al mediodía: pasara lo que pasara, en la mesa se depositaba una jarra de pulque de la que todos bebían.
Incluso él, a sus seis años, llegó a tomar de ella.
“Para que se vaya enseñando”, decía su abuela.
La jarra favorita de la abuela de Javier estaba hecha de barro de Oaxaca, pero cada día del mes se servía pulque de una distinta. Su abuela tenía al menos 40 y algunas eran dispuestas en una larga mesa a la hora de la comida.
Quizá fue eso lo que sembró el germen del coleccionismo en Javier Gómez Marín (1866-2022), quien a la postre se convirtió en uno de los principales investigadores de la cultura popular y el gran divulgador del pulque en México.
Según contó él mismo en distintas entrevistas, las pulquerías comenzaron a desaparecer en México a partir de los años 80, cuando él cursaba la secundaria. Fue precisamente 1981 el año en que comenzó a comprar piezas alusivas al maguey y al pulque, que antes eran utilizadas en esos establecimientos.
Hasta el día de su muerte, el investigador reunió en total 3 mil 500 jarras de pulque diferentes y una colección de 8 mil objetos alusivos a la bebida, entre obras de arte, artículos industriales, juguetes, recuerdos, afiches y antigüedades que datan de los siglos XIX y XX.
Tenía, incluso, la famosa cinta sobre producción del pulque en México que mandó filmar Adolf Hitler en 1936.
Además de una biblioteca de 5 mil ejemplares de aspectos relacionados con el pulque, incluidos 900 recetarios sobre la bebida.
Gómez Marín pretendía convertir toda esta colección en el Museo del Pulque, un proyecto que no llegó a concretarse.
“Las bebidas son gustos aprendidos”, decía Javier en una entrevista realizada dos años antes de su muerte.
“Mi abuela me enseñó a querer el pulque y, desde entonces, para mí es como un aromatizante de ambiente, me pone de buenas, me abre el apetito. Son los olores y los recuerdos de mi niñez”.
Gómez Marín publicó decenas de ensayos e impartió conferencias en que divulgó sus conocimientos sobre el pulque y desmontó algunos viejos mitos.
Como aquel que, de acuerdo con sus investigaciones, prodigaron las empresas cerveceras para disminuir el consumo de pulque en México: la presencia de excremento para fermentar la bebida: “la muñeca”, como era popularmente conocida.
En realidad, lo que llegaron a usar los maestros pulqueros para aumentar el sabor durante la fermentación era plátano macho que, al oxidarse, se oscurecía.
Al retirarlo con una malla, se expandió el rumor de que eran pañales usados de un bebé.
El rumor fue aprovechado por las industrias cerveceras, que empezaron a comercializar sus bebidas en envases de vidrio transparente, como si en ello probaran lo salubre de su bebida.
El pulque, como los vinos, no podía permanecer muchas horas al sol en esos envases y así las cervezas se abrieron paso en el gusto popular mexicano.
Todo el trabajo de divulgación realizado por Gómez Marín le valió ser nombrado director de Acervo Cultural de la Secretaría de Cultura de Puebla desde 2019.
Por ello, en el sorteo de ayer de la Lotería Nacional, el billete de lotería 2786 alude al pulque y reconoce la obra de Javier Gómez Marín.
“Este día es un sueño hecho realidad para nuestra familia y para Javier”, pronunció Mónica Gómez Marín, su hermana y ahora representante de la colección, durante el evento. “Pareciera que Javier fue enviado a la tierra por designio directo de Mayahuel para dar a conocer la cultura del elíxir de los dioses”.
GRAN DIVULGADOR
El experto en cultura del pulque fundó y editó la revista Pulquimia, punto de encuentro de:
- Narradores de historias actuales
- Documentadores de anécdotas y pulquerías emblemáticas
- Buscadores de acervo gráfico
- Reporteros en busca de testimonios
- Sociólogos, antropólogos, etnógrafos e historiadores
- Fotógrafos del proceso de producción y del consumo