Por: Dulce Liz Moreno
El mundo le cambió este año.
La pandemia llevó a esta ingeniera en logística a home office, desde 2020, igual que a millones.
Y este año renació por y en las redes sociales a un quehacer totalmente distinto de su profesión.
Frente a la computadora, pudo más la afición que desde niña tuvo a dibujar y buscó tutoriales.
Familiarizada con varias técnicas, gracias a las clases de dibujo que tomó a su paso por la Ibero-Puebla durante sus semestres de carrera, exploró los videos posteados en YouTube sobre la pintura al óleo.
“Hay un buen de información; acaso las técnicas antiguas como el fresco requieran de maestros en físico, pero de las demás hay miles de videos”, afirma María Díaz Pini, la retratista.
Nada que ver con los dibujos digitales de la ingeniería.
Gracias a los talleres de la universidad, encontró de aliados a los óleos; frente a la acuarela y el grafito, mejoró notablemente con esta técnica.
Y volvió al antiguo hobby, casi tic, que la acompañó durante la infancia y sus años de escuela: dibujar rostros.
Hay que revisar sus apuntes de universidad para ver rayones, bocetos, volúmenes y trazos en medio de las operaciones de cálculo y esquemas de flujo de materiales.
Dentro y fuera de la escuela, sus libretas fueron el soporte de sus cálculos y actividades laborales diarias. Al repasar las fechas, es claro que desde 2019 todos los días, ¡todos!, hizo dibujos.
Sobresalen las caras: muecas, miradas, tonos distintos según la iluminación en la piel.
VIDA DIGITAL
Colores al óleo, lienzos, pinceles. Y conexión a internet. Con estos elementos comenzó una actividad que se convirtió, en meses, en el nuevo y actual trabajo de María.
De YouTube para aprender y afinar técnica, pasó a Instagram como galería.
“Escucho a varios artistas decir que las redes sociales son esclavizantes, que se pierde mucho tiempo; pero yo he visto que el alcance que tiene es mucho mayor que el de las galerías; y de por sí hay que invertirle tiempo a negociar con galeristas en presencial, ir y echarte el round”.
Se refiere a la dinámica en Insta: generar contenido que logre suficiente interés para tener seguidores… y encargos de retratos de clientes “generalmente, los piden para regalar”.
A cambio de la difusión que se logra, “generar contenido es un precio pequeño que hay que pagar”.
Pinta lo que más le gusta a la gente que mira los retratos en Instagram; de hecho, propone temas y pide opiniones. Y los internautas responden de inmediato con propuestas.
“Las imágenes de cine y series son las que más gustan y piden. Malcolm in the middle y Dioses enloquecen a la gente. Tal vez todo México vio a Malcolm el de en medio y veo que conecta mucho”.
¿CASUALIDADES?
De primera intención, María quiso ingresar a los talleres universitarios de joyería. Llevaba años con el interés y, cuando vio la oportunidad de estudiar y practicar, fue directo al salón sin dudarlo.
Pero el cupo estaba lleno. Y el taller, dirigido para el área de Diseño Gráfico, no de Ingeniería.
La alternativa fue dibujo. El final de la historia es el principio de otra.
De niña, “dibujaba mis vestidos con lápices de colores, medio jugaba a diseñadora de moda. Y luego me ha gustado hacer gente, me gusta; no con tanto detalle como en el hiperrealismo, pero lo que disfruto es reproducir la emoción en la cara; es algo muy especial el cambio de la estructura de la cara con las diferentes expresiones de emoción”.
Sus retratos en redes sociales le abrieron otra ruta: las peticiones de estampar ciertas caras y personajes en playeras.
—¿Y la logística?
—Está en la parte de calendarización de contenidos, encuestas, envíos… pero pintar es lo mío y ya no quiero hacer otra cosa.
—¿Qué satisfacción hay en la pintura, diferente a la carrera que estudiaste?
—La ingeniería logística es una parte diminuta de un proceso enorme; pero un cuadro depende sólo de mí desde el inicio hasta el fin, y esa diferencia me gusta. Además, hoy día todo es visual: fotos, videos; todo tiene ilustración, tiene diseño, tiene arte.