Carlos Henaine hace que la negrura se rinda ante la luz y delate los más profundos padecimientos del alma sobre fondos insospechados
Imágenes: cortesía del artista
Dulce Liz Moreno
Cuando Carlos Henaine hace emerger –con destellos– las emociones y los dolores que se esconden y agravan en la penumbra, se ocupa de un detalle adicional: que el fondo cuente, en un sólo golpe de vista, una historia de desamparo.
Su objetivo principal: “pintar con luz” la confrontación humana con miedos, sufrimientos, el vacío, la pérdida y el abandono.
Lo logra, sí, con protagonistas de posturas, ropajes y miradas impactantes.
Y, como si fuera un premio adicional, regala estos fondos alucinantes y magnéticos devastados por el descuido, la indiferencia y el olvido.
En sus fotografías, cada centímetro cuadrado revela texturas: el liso cuerpo de las tazas de té apiladas, blancas, discorda totalmente con el desgarrón violento que padeció un lienzo amarillo detrás de la vajilla.
Y esos jirones de hilos desgreñados permiten ver, detrás, una pared descascarada en que al blanco agrietado se asoma una vieja mano de pintura azulada y un trozo de graffiti.
Portada y contraportada del catálogo de las obras que integran la exposición “Underland” constan de una composición gráfica sobrepuesta en un muro desvalijado y mugroso que viaja por los tonos oro, indio y ámbar.
La cromática del paredón tiene algo más detrás: un pasado blanco, quizá de cal.
Past wrongs también obsequia un fondo atribulado por el desamparo: una pared que alguna vez estuvo revocada y ahora muestra tímidos volúmenes multicolores sobrepuestos.
No es posible determinar qué tiene más matices, si el muro o la piel del hombre arrinconado, pringado de barro húmedo y seco entre pinceladas de carmesí.
En entrevista, el fotógrafo-diseñador relata el origen de esos backs: le atrapan la mirada en calles de su Puebla de origen y las ciudades por las que ha viajado y se los lleva consigo. Click.
Dice que su obra hace un guiño a uno de sus admirados: el capitán del barroco, Caravaggio.
Y cómo no, si Descanso en la huida a Egipto muestra, detrás del violinista alado con José, María y el niño, varias plantas y un árbol; y más atrás tierra y quizá agua, y más allá bosque y luego cerros y aún detrás un cielo con una franja clara.
Cazador de muros despreciados, cede al atractivo encanto de los que se desmayan a pedazos.
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TAL COMO REMBRANDT LO HABRÍA MIRADO HOY
Cuando no es una pared estropeada o un muro monocromo con rugosidad sutil, al fondo de las escenas hay tapiz recargado o satinada y lujosa tela brocada.
En algunas imágenes creadas con la producción y las lentes de Carlos Henaine, refulge esta elegante doble trama.
La superior, con brillo.
Estos mantos nacidos en China, con las técnicas secretas matagusanos para elaborar las sedas que fueron adornadas con bordados complicadísimos, conquistaron la Italia de los años 1300 y 1400.
Luego, tomará la estafeta Francia durante dos centurias.
Este rasgo de lujo en paredes y ajuares le toca a Rembrandt, el artista más famoso de Países Bajos en el siglo XVII.
Para subrayar la ostentación, el autor coloca un lienzo rojo con brocado dorado en primer plano de Los síndicos de los pañeros, árbitros de la calidad de las telas ricas en Ámsterdam.
El fotógrafo poblano saluda al pintor con sus detalles del fondo, trayendo a los ojos de sus espectadores los bordados, los tapices y también, como en aquel mismo cuadro, las humedades de las paredes desnudas.
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UN SITIO TENEBROSO EN LA CONCIENCIA
Alicia viste de azul, sí, pero cambia el delantal blanco por un corsé de transparencias, cruzado por cadenas de metal.
Con botas a lo gótico, explora “Underland”, el sitio donde “la tiranía, el deseo, la perversión y el ego, sombras latentes en la narrativa, de Alicia en el país de las maravillas, emergen aquí con una intensidad perturbadora”, advierte Carlos Henaine.
Y, con este aviso, despliega otros 15 personajes de la novela del sinsentido que en 1865 publicó Charles Lutwidge Dodgson, Lewis Carroll, el enorme escritor, matemático, lógico y… fotógrafo.
Los personajes de Henaine miran de frente, retadores.
Los construyó como espejos, indica el autor.
El espectador descubre en miradas, rostros, atuendos, accesorios y posturas corporales los rasgos de vileza que subyacen en rincones oscuros y profundos de la conciencia.
Ningún protagonista de estas fotografías es modelo profesional, relata el autor.
Pero ponen cuerpo, caracteriación, rostro y, sobre todo, destellante mirada, al servicio de la reflexión que extrae las emociones que incomodan cuando son descubiertas bajo la luz.
De su círculo cercano, la confianza les catapulta expresiones contundentes.
Algunas son personas entrañables, hay varios conocidos y hasta el hombre que lo saludó, siguió en Instagram y le pidió participar en algún proyecto.
Este entusiasta espontáneo se metió en la piel de la oruga. Desde ahí, muestra su brillante metamorfosis, dificultada por la atadura que le hace la manguera de su pipa de agua, su predilección, su vicio.
Esta colección se encuentra en @chenaine, de Instagram.
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RENACER, RESUCITAR, REENFOCAR
El rojo resplandeciente de los arillos quiebra la negrura.
Se abre paso, como punto resplandeciente, la fruta reina de las alegorías de la Edad Media: la granada, icono de resurrección.
Durante un año, sufrimiento y tragedia azotaron al autor.
El trayecto del duelo dirigió su alma a intentar mirar desde otro enfoque la devastación.
Se volcó en su alma y halló asidero en la pervivencia mutua de las olas y la arena de playa.
Y se colocó frente al equipo óptico, entre texturas de luto.
Protagoniza la serie de autorretratos “I could be nothing”.
Colocó sus ojos en la esperanza-certeza de renacimiento y resurrección. Le hizo sentido.
Se confrontó. Acabada esta serie, respiró mejor.
Lujo de temporada, las granadas fotografiadas se quedaron en el set. Transformadas. Algo deshidratadas, pero enteras.
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CARLOS HENAINE
Crea universos completos en su set de shooting y fabrica su propia utilería cuando se trata de crear, por ejemplo, la cápsula de extasis de dos kilos.
Entremezcla su expertise en diseño con el de la producción de imagen con instrumentos ópticos y programas de edición.
Lo suyo, el claroscuro.
Las obras de “Underland” fueron exhibidas en la Galería Lazcarro, primera expo individual del autor; están posteadas en su cuenta de Instagram, acompañadas de fichas de presentación y reflexiones.
Al acceder al portal del artista pueden verse, en el menú, la Gallery, que te llevará a las colecciones.
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