Por: Mario Galeana
Al migrar a Los Ángeles, en California, Merced Sánchez y Yolanda Baza llevaron consigo un pedazo de Puebla a través de los sabores. Y del recuerdo de sus infancias, cuando sus madres y sus abuelas cocinaban, obtuvieron los procedimientos para las recetas del mole poblano y del chile en nogada, respectivamente.
Sus historias -y su sazón- fueron incluidas en la exposición Abuelita’s Kitchen: Mexican Food Stories (La cocina de abuelita: historias de comida mexicana), que se exhibe hasta el 4 de septiembre en LA Cocina, el primer museo de los Estados Unidos que explora la historia y la cultura de la comida mexicana.
Merced Sánchez y Yolanda Baza han tenido vidas distintas, pero que han estado cruzadas por la comida a lo largo de varios momentos.
Aprendió a preparar el mole poblano tan pronto tuvo la edad necesaria. Al ser hija de una vendedora ambulante, su vida siempre estuvo impregnada del comercio y la cocina. Al mudarse al distrito de Boyle Heights, en Los Ángeles, descubrió que en esa ciudad los vendedores informales eran criminalizados y deportados por las autoridades.
Merced comenzó a organizarse con otros vendedores como ella. Al principio eran sólo ocho, pero reclutó a tantos más que el movimiento reunió a más de 300. La presión que ejercieron a las autoridades fue tal que, en abril de 2022, el Senado estatal aprobó un proyecto de ley que descriminalizó la venta de comerciantes ambulantes en todo el estado de California.
Cuando va por la calle, algunos comerciantes todavía le gritan “¡ahí va nuestra líder!”. Ella les responde que no es una líder, sino una vendedora. Pero guarda, en algún lugar de su librero, fotografías y documentos de su participación en el movimiento para mostrárselas a su nieta cuando sea más grade.
Lo hace como quien atesora la receta del mole que preparaba su madre para una reunión familiar.
UNA HISTORIA DE MIGRACIÓN
Yolanda Baza llegó a Los Ángeles a los 19 años. Lo hizo con un niño en los brazos, con un esposo, pero sin ningún documento que acreditara su estancia de manera regular. Para poder mantener a su familia, hizo lo mismo que su abuela muchos años atrás: comenzó a cocinar.
Lo que recuerda es que sus abuelos eran oriundos de Puebla, pero se mudaron a Ciudad de México en búsqueda de mayores oportunidades. Compraron un terreno y, con el trabajo del abuelo, que era carpintero, y con la sazón de la abuela, que tenía como platillo estrella al chile en nogada y al mole de guajolote, construyeron una casa.
Hoy tiene 78 años. En 1970, cuando llegó a la capital de California, no tenía nada. Junto a su esposo, montó un restaurante y una lonchería, y se dedicó a hacer solo comida mexicana. Su éxito fue tal que pudo mantener su restaurante y traer, poco a poco, a más integrantes de su familia.
“Por eso siempre hago chiles en nogada, recordándola a ella”, dice pensando en su abuela.
LA COMIDA COMOUN PUENTE CULTURAL
Abuelita’s Kitchen: Mexican Food Stories reúne también la tradición gastronómica y las historias de otras ocho mujeres con raíces en los estados de Yucatán, Guerrero, Jalisco y Baja California. Historias de mujeres migrantes que consiguieron, a partir de la preparación de mixiote, pozole, pescado, enchiladas y quesadillas, una forma de encontrar un nuevo hogar.
Esta exhibición en LA Cocina documenta los lazos de las mujeres con sus estados de origen en México, y la forma en que se han adaptado a algunas comunidades de Los Ángeles, uno de los lugares con más migrantes mexicanos en Estados Unidos.
LA Cocina es un espacio cultural que forma parte de LA Plaza de Cultura y Artes, una organización encargada de promover el arte y la cultura de las comunidades migrantes.
En específico, este espacio honra el pasado mesoamericano de México, a partir de exhibiciones, clases prácticas de cocina y eventos culturales.
Además de exposiciones, documentales, foros y presentaciones, el sitio convoca a cocineros expertos a elaborar platillos para explicar orígenes de ingredientes mesoamericanos, leyendas en torno a guisos o técnicas y, claro, compartir recetas.