Por: Mario Galeana
A menudo se cree que las ideas más destacadas son producto de un chispazo de inspiración. Pero, mucho más a menudo, la inspiración es resultado de un largo proceso de aprendizajes y de constancia. Las trayectorias de Ana Kristy, Pablo y Áura revelan, en parte, que el tesón es el principal catalizador para imaginar proyectos sobresalientes. Es decir, mantener una idea y alimentarla constantemente con el paso de los años.
La primera es una de las participantes más jóvenes de un proyecto de la NASA; él, uno de los estudiantes mejor evaluados del país; la tercera ganó una de las becas más solicitadas.
ANA KRISTY IMAGINA, CREAY RESOLVERÁ PARA LA NASA
Desde que era pequeña, a Ana Kristy Martínez López, hoy de 17 años, la cautivaba el funcionamiento de las máquinas. Cuando veía a su hermano desarmar carritos de control remoto, ella se imaginaba la creadora de dispositivos que avanzaran por sí solos.
Realizó sus primeros experimentos cuando entró a la preparatoria regional de la BUAP en Tepeaca, que se encuentra cerca de Tecali de Herrera, donde vive con su familia. Allí preparó circuitos para diseñar vehículos que avanzaban a través de una línea recta.
Hace cuatro años, se enteró que dos chicas de Puebla estaban recaudando fondos para participar en un programa de la NASA. Y de algún modo supo que, en muy poco tiempo, ella también sería parte de ese programa.
El año pasado, la agencia espacial lanzó una nueva convocatoria al International Air and Space Program, para estudiantes que idearan posibles soluciones a cualquier problema que pudiera presentarse en una misión a Marte.
Ana Kristy pensó en diseñar un vehículo rover, creado para recorrer el terreno de ese planeta. Pero se dio cuenta de que su idea quizá era demasiado amplia y entonces recordó que, a menudo, los paneles solares que utilizan estos vehículos son vulnerables ante las tormentas de viento.
“¿Qué podría hacerlos más resistentes?”, caviló. Y entonces lo supo: la solución no estaba en la dureza, sino en la gracilidad del dispositivo. Algo que aprovechara el viento.
Ver al viento como aliado y no como obstáculo cambió todo.
Recordó que un amigo que estudia Diseño Industrial le habló sobre una nueva técnica que emula al origami: plegar un material permite que tome cualquier forma. Y ella escribió un largo ensayo en el que sugirió la creación de sensores que, como una hoja de papel, se plieguen o se tensen, dependiendo de las características del viento en cada momento.
Con esa idea, Ana Kristy es una de las 60 personas seleccionadas en todo el mundo para participar en el programa. En noviembre viajará a Alabama, Estados Unidos, para trabajar en equipo con expertos de la agencia espacial.
Cree que este mérito es, en buena medida, de sus padres. “Ellos son las personas que me han enseñado que puedo hacer cualquier cosa”, dice.
Este año entrará a la BUAP a estudiar Ingeniería en Mecatrónica, pero su deseo es especializarse en el sector aeroespacial. Sabe que en México son pocas las instituciones que ofrecen este tipo de formación, pero, como ocurrió cuando era niña con los autos, sabe que de algún modo lo conseguirá.
—¿Qué te gusta hacer?
—Dibujar, ver videos de física experimental, salir a correr.
—¿Qué escuchas?
—A la cantante LP.
—¿Qué ves?
—La Fórmula 1, Stranger Things.
—¿Qué lees?
—Al divulgador científico Javier Santaolalla.
PABLO, UNO DE LOS MEJORES EN TODO EL PAÍS
Pablo Díaz Ramírez siempre ha sido buen estudiante. Su boleta de calificaciones en la primaria se distinguía por tener las más altas notas, e incluso en su examen final de la preparatoria obtuvo una distinción por obtener uno de los mejores puntajes de todo el país.
Ahora, a los 24 años, también se ha convertido en uno de los egresados más sobresalientes de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Anáhuac.
El año pasado presentó un examen del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) para evaluar su conocimiento general en cinco áreas que abordó su carrera: publicidad y comunicación organizacional, producción de medios, producción audiovisual, investigación y periodismo.
Para pasar el examen, Pablo sólo necesitaba que en tres de esas cinco áreas obtuviera un desempeño “satisfactorio”, como lo clasifica el Ceneval.
Cuando miró sus resultados, descubrió que en las cinco áreas había recibido un desempeño “sobresaliente”, con lo que se convirtió en el único estudiante de su facultad en recibir el Premio Nacional Egel Ceneval, y en uno de los ocho egresados que lo obtuvieron en toda su universidad.
El resultado no fue resultado del azar. En el penúltimo semestre de su carrera, tomó una materia que imparte la Anáhuac para preparar a sus alumnos en la presentación del examen, utilizado como un referente para evaluar también la calidad de las universidades en el país.
Tuvo una segunda preparación, que consistió en la búsqueda de ejercicios que pudieran darle agilidad y destreza mental al momento del examen. Semanas antes, se dedicó a resolver crucigramas, sudokus, sopas de letras; descargó en su teléfono aplicaciones de retos mentales, juegos de números, cualquier cosa que retara su capacidad de abstracción contrarreloj.
“La verdad, es bonito ver plasmado el resultado del trabajo que realicé a lo largo de toda la licenciatura. Me siento muy orgulloso y satisfecho”, dice.
Pablo lleva un año dedicándose a la investigación de mercados en el área de la salud, un trabajo al que llegó algunos días después de terminar sus estudios.
La experiencia de este tiempo le ha permitido descubrir su habilidad para la gerencia y dirección de proyectos, que es a lo que le gustaría dedicarse durante los siguientes años.
“Quisiera estar a empresas líderes del mercado que innoven… un Amazon, o Spotify, o Netflix”.
—¿Qué te gusta hacer?
—Ver especiales de comedia.
—¿Qué escuchas?
—División Minúscula.
—¿Qué ves?
—“Belzebuth”, película mexicana de terror.
—¿Qué lees?
—Un libro que reúne la historia de Pokemon.
AURA Y SU DESAFÍO PARA ACORRALAR AL CÁNCERA Aura Figueroa González le gustaban la medicina y la ingeniería y, antes que decidirse por una de las dos, uno de sus amigos le habló de una carrera que podía ser la combinación perfecta de ambas. Así llegó a Puebla y a la licenciatura en Nanotecnología e Ingeniería Molecular de la UDLAP.
Hoy, con 24 años de edad, Aura ha participado en centros de investigación y experimentación en tres continentes, ha conocido los tratamientos más innovadores contra el cáncer y se prepara para hacer un doctorado en Farmacología Molecular en la Clínica Mayo, uno de los hospitales más prestigiosos de todo el mundo.
Aura es originaria de Ciudad de México y llegó a estudiar a la UDLAP hace siete años. Había pocas universidades que ofrecieran una carrera especializada en Nanotecnología e Ingeniería Molecular, y eso motivó su decisión de mudarse.
Cuando concluyó la licenciatura, hizo dos estadías en empresas de innovación médica que se encontraban en Corea del Sur. No sabía coreano, pero le interesaba la cultura de ese país y, sobre todo, tenía claro que era uno de los lugares en donde más se invertían recursos para la ciencia y la investigación.
“La primera empresa fue una startup dedicada a nuevos tratamientos contra el cáncer donde pude ver cómo se trabaja con tecnología de último año. Después me fui a otra empresa donde aprendí cómo se maneja el financiamiento para startups que necesitan inversiones”, cuenta desde Holanda, donde ahora trabaja en un laboratorio de diagnóstico de COVID-19.
Aura eligió estas dos pasantías porque quería ver si podría trabajar en un oficio de escritorio y no en un laboratorio. Ahora sabe que lo que más le apasiona es el trabajo experimental y que, a largo plazo, trabajaría directamente en clínicas que atiendan pacientes.
Aunque la pasantía en Corea del Sur sólo duraría unos cuantos meses, en el mundo se desplegó la pandemia que la retuvo durante casi dos años.
Por eso comenzó a distancia una maestría en Nanotecnología y Medicina Regenerativa en la University College London, con una investigación enfocada en tratamientos contra el cáncer pancreático.
Es decir, en “formas de detectarlo más temprano y en el uso de nanopartículas para dirigir las medicinas hacia el tumor”.
Cuando las restricciones sanitarias disminuyeron, Aura se mudó a Londres, donde trabajó en el Hospital Real de la ciudad durante el tiempo que duró su maestría.
Un par de años antes había comenzado el proceso de aplicación para la Beca Fulbright-García Robles, un programa que ofrece estímulos a estudiantes mexicanos que deseen hacer su doctorado en Estados Unidos.
El proceso fue bastante selectivo no sólo por la duración, sino porque tuvo que acreditar niveles de inglés, conocimiento sobre su disciplina, matemáticas, entendimiento gramatical y un modelo de retribución social hacia México.
Aura fue informada recientemente que su solicitud fue aprobada y, con ello, hará su doctorado durante cinco años en la Clínica Mayo, que cuenta con una amplia línea de investigación en cáncer y la prospección de modelos animales para explorar terapias que ayuden a tratar los tumores.
“Siempre he tenido en mente lo mucho que México podría beneficiarse de este tipo de tecnologías, y por eso me gustaría continuar con este doctorado. Estoy aprendiendo todo esto para regresar a México y poder aplicarlo”.
—¿Qué te gusta hacer?
—Viajar, conocer nuevas culturas, bailar y leer.
—¿Qué serie te ha gustado últimamente?
—El juego del calamar.
—¿Qué te gusta escuchar?
—Polo & Pan, grupo experimental francés.
—¿Qué estás leyendo?
—Corazón tan blanco, de Javier Marías.
INTERNATIONAL AIR AND SPACE PROGRAM
Es un programa de cinco días en el que los estudiantes seleccionados trabajan en equipo con expertos de la NASA para resolver problemas que se presentan en la navegación espacial.
Los alumnos proponen soluciones en Biomedicina e Ingeniería Aeroespacial. Tienen acceso a documentos reales de misiones.
Los asistentes son considerados por Aexa –organismo vinculado con la NASA que emite la convocatoria– como los “Jóvenes del futuro”.
La creatividad es la primera característica de los estudiantes que se evalúa para invitarlos a Alabama, EU.
En la Edición 2022 se eligió a 63 estudiantes mexicanos; ahora mismo. deben buscar patrocinios para costear el viaje.
PREMIO NACIONALEGEL CENEVAL
En 1994, el Ceneval comenzó a evaluar para evaluar la calidad de la formación de egresados de las instituciones de educación superior para conocer si los egresados de licenciatura o ingeniería cuentan con conocimientos y las habilidades para iniciarse eficazmente en el ejercicio de la profesión.
En, 2012 se instituyó el Premio Exámenes Generales para el Egreso de la Licenciatura (EGEL), para reconocer y motivar a los egresados que logran un desempeño excepcional en las pruebas.
Puebla ocupa el tercer lugar nacional con 69 programas inscritos para ser evaluados. Le preceden Ciudad de México y Jalisco, de acuerdo con datos oficiales del Ceneval.
BECA FULBRIGHT-GARCÍA ROBLES
Se otorga desde hace 31 años a académicos y estudiantes de todo el mundo.
Apoya estudios de posgrado, estancias de investigación, docencia y programas de profesionalización en Estados Unidos y México.
Los poblanos que la obtuvieron en este 2022 son:
- Aura Figueroa González. Egresada de la UDLAP y oriunda de Ciudad de México
- Georgina Jiménez Ríos. Egresada del CIDE
- Erika López Lara. Tec de Monterrey
- Diana Martínez Ramírez. Egresada de la Universidad Veracruzana
- Valeria Vega Lagos. Egresada de la BUAP y oriunda de Hidalgo
- Jacqueline Cabrera Fosado. Egresada de la UNAM
- Andrea Mateos Cuautle. Egresada de la UDLAP
- Diana Lilia Téllez Aguilar. Egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro
- Claudia Martínez Taba. Egresada de la BUAP