César Menchaca comparte el impulso que da vida a las figuras fieras vestidas con diseños de inspiración indígena
Mario Galeana
Es casi un mausoleo dedicado a las antiguas divinidades prehispánicas en México, pero a la manera en que eran representados en la antigua cultura egipcia: la figura antropomórfica, la musculatura propia del guerrero, el cuerpo erguido con un arma en la mano.
La exposición “Somos guardianes”, del artista plástico César Menchaca, reúne en el Museo Regional de Cholula un total de sesenta esculturas de jaguares, xoloitzcuintles y venados, elaboradas por más de 200 artesanos wixárikas a lo largo de la última década.
Cada escultura está cubierta por millones de chaquiras de colores, que fueron añadidas una a una, con la intención de recrear distintos símbolos huicholes, como peyotes, venados, serpientes o mazorcas.
La intención de Menchaca no es exactamente realizar una crítica retrospectiva del pasado. Se trata, más bien, de mistificar en la figura del jaguar –una de las especies en peligro de extinción en México– una postura política frente a la devastación ambiental.
Lo explicó él mismo en la inauguración de la exposición, en inmediaciones de la pirámide:
“Con estas esculturas, queremos plasmar la responsabilidad que como seres humanos tenemos frente a la Tierra y frente a las especies con las que cohabitamos. Somos parte de, no somos dueños de ella. Y, a pesar de todo, hemos sido depredadores de muchas especies”, apuntó. Según el artista, el uso de símbolos wikárikas se debe a que en la tradición de esa cultura prehispánica la naturaleza tiene un valor trascendental. De allí procede la decisión de trazar meticulosamente algunos símbolos huicholes con el uso de chaquira.
En la cosmovisión del pueblo huichol, por ejemplo, el venado fue el espíritu guía que les condujo a Wirikuta, el corazón del mundo; el peyote, la planta sagrada que ofrece un diálogo directo con dios; y la serpiente, una deidad asociada con lo femenino y la fertilidad.
“Hemos creado esta exposición porque somos guardianes de muchas cosas, de la cultura, de la Tierra, de nosotros mismos. Pero es especialmente impresionante la riqueza que hemos heredado de los pueblos prehispánicos, que a través de la cultura nos ha mostrado cómo es que debe practicarse el respeto a la Tierra”, insistió Menchaca.
La muestra del trabajo artesanal se completa por una sala inmersiva en la que, con ayuda de luces y sonidos, se recrea una parte del pasado indígena en el que están dispuestas distintas estatuas.
Para Anel Nochebuena, directora de Museos en Puebla, la exposición es resultado de una afirmación personal de Menchaca, la de asumir el papel de los seres humanos como habitantes de su entorno, aunque la reflexión no sea específicamente suya, sino de la comunidad con la que colabora.
“Cada chaquira, en los acabados de las piezas construye, es una decisión precisa. Los decorados asemejan las capas que conforman la mente y el espíritu, y una imagen de cómo la madre naturaleza observa pacientemente al mexicano”, expuso.
Una parte de las esculturas había sido expuesta en el zócalo de Puebla y en la Galería Municipal en 2022, como parte de la exhibición “Pasiones por México”.
Ya desde entonces, Menchaca pretendía hacer conciencia sobre el riesgo de extinción en el que se encuentran tanto algunas especies como algunas comunidades indígenas, a causa de los proyectos extractivistas que se realizan en el país.