Alejandro Cañedo Priesca
Santander es la joya costera del norte de España. Situada en la región de Cantabria, esta ciudad portuaria ha sido testigo de innumerables eventos históricos y ha evolucionado hasta convertirse en un destino turístico de renombre mundial.
La historia de Santander se remonta a la época romana, cuando era conocida como Portus Victoriae Iuliobrigensium.
Sin embargo, fue durante la Edad Media que la ciudad experimentó un crecimiento significativo, convirtiéndose en un importante puerto comercial y también en una fortaleza defensiva.
Durante el siglo XIX, el sitio se fue transformando en un popular destino veraniego entre la alta sociedad española, atrayendo a nobles y artistas que quedaron fascinados por su belleza natural y su clima templado.
Uno de los símbolos más emblemáticos de Santander es su impresionante bahía, considerada una de las más hermosas del mundo.
Desde el paseo marítimo, los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la bahía, dominada por la majestuosa Península de la Magdalena, donde se encuentra el Palacio Real de la Magdalena, una obra maestra de la arquitectura ecléctica construida a principios del siglo XX como residencia real de verano.
Otro punto destacado en el centro histórico de la ciudad es la Catedral de Santander, un impresionante edificio gótico construido entre los siglos XII y XIV, que alberga una rica colección de arte sacro y ofrece una vista panorámica desde su torre. Además, los amantes de la historia disfrutarán explorando el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, que exhibe una fascinante colección de artefactos que datan desde la Edad Media y hacia el pasado, incluyendo las famosas pinturas rupestres de Altamira.
Santander ofrece una amplia variedad de atractivos turísticos que satisfacen los gustos de todo tipo de viajeros.
Los amantes de la naturaleza encontrarán su paraíso en el Parque Natural de las Dunas de Liencres, un espectacular entorno protegido que alberga playas vírgenes, acantilados impresionantes y una rica biodiversidad.
Aquí, los visitantes pueden practicar senderismo, observar aves o simplemente relajarse y disfrutar de la serenidad del paisaje.
Los aficionados al surf encontrarán en las playas cercanas de Somo y Loredo algunas de las mejores olas del norte de España, mientras que los entusiastas del senderismo pueden explorar los impresionantes paisajes del Parque Nacional de los Picos de Europa, situado a poca distancia, al que puede llegarse en coche.
Para una experiencia verdaderamente única, no te pierdas la oportunidad de hacer una excursión en barco por la bahía de Santander.
Durante el recorrido, podrás admirar magníficos acantilados, cuevas marinas y faros históricos que bordean la costa, mientras escuchas fascinantes historias sobre el pasado y la cultura de la región.
El Sardinero y Puerto Chico son dos lugares emblemáticos que capturan la esencia de esta ciudad costera, y sin duda, deberías visitarlos.
El Sardinero, con su amplia playa de arena dorada, es el lugar perfecto para disfrutar del sol y el mar, mientras que Puerto Chico, con su pintoresco puerto deportivo y su animado ambiente, invita a pasear entre sus coloridas embarcaciones y a deleitarse con la fresca brisa marina.
Estos dos lugares, cada uno a su manera, son testigos del estilo de vida relajado y cosmopolita que caracteriza a Santander, convirtiéndola en un destino irresistible para viajeros de todo el mundo.
Para aquellos interesados en la arquitectura y la historia, una visita al Palacio de la Magdalena es imprescindible. Este majestuoso edificio de estilo inglés, construido a principios del siglo XX, ofrece visitas guiadas que permiten explorar sus elegantes salones, hermosos jardines y magníficas vistas al mar.
Durante los meses de verano, el palacio alberga diversos eventos culturales y exposiciones que atraen a visitantes de todo el mundo.
Los amantes de la gastronomía también encontrarán mucho que disfrutar en Santander, ya que la ciudad es famosa por su deliciosa cocina cántabra. Los platos tradicionales como la sopa de pescado, el cocido montañés y las rabas (calamares fritos) son imprescindibles para probar la auténtica gastronomía local.
Además, los bares de tapas y restaurantes a lo largo del paseo marítimo ofrecen una amplia variedad de opciones culinarias, desde mariscos frescos hasta pintxos creativos.
¡Viajemos juntos!