Jesús Peña / Fotos: EFE
“Y retiemble en sus centros la Tierra, al sonoro rugir del cañón”… y medio siglo después, las notas del Himno Nacional Mexicano resonaron al rugir de un motor, el de Sergio Checo Pérez.
Fue en 1970 cuando tal proeza fue lograda por Pedro Rodríguez, al ganar el Gran Premio de Bélgica. Cincuenta años de espera para que nuestra bandera ondeara en la Fórmula 1 y fue en el GP de Sakhir, confirmado en agosto por cambios en el calendario por la COVID-19.
Checo salió quinto, en la primera vuelta tuvo que entrar a pits por un choque entre Max Verstappen (Red Bull) y a Charles Leclerc (Ferrari). Regresó en último lugar, en el 18, para iniciar la remontada.
Tras una hora, 31 minutos, 15 segundos y 114 milésimas, el piloto azteca de Racing Point se llevó la bandera a cuadros de la penúltima fecha de la temporada, seguido de Esteban Ocon (Renault) y Lance Stroll (Racing Point).
Es un premio a la perseverancia, no sólo en esta carrera, sino de un año en que Sergio Michel Pérez Mendoza dio positivo a coronavirus, perdió dos carreras, su escudería le confirmó que no entra en planes para la próxima temporada, perdió un podio por una falla de su equipo, quedó cerca de otro porque su motor se rompió y fue segundo en el GP de Turquía.
Checo –señalan los rumores– interesa a Red Bull.