“Los árbitros somos seres humanos, personas de buen corazón, no somos tramposos ni todo lo malo que se dicen, es una profesión muy noble”, así defiende al arbitraje el poblano Miguel Ángel Hernández, quien espera su participará en Catar, que será el segundo Mundial de su carrera como abanderado.
Con 44 años de edad, el juez nacido en la Angelópolis no solo es uno de los mejores asistentes de México, sino del mundo y es por eso que la Comisión de Arbitraje y la FIFA le han otorgado la confianza de aparecer en los mejores torneos internacionales, como los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la Copa del Mundo Rusia 2018.
INICIÓ EN EL ARBITRAJE POR ACCIDENTE
Apasionado por el futbol, era un asiduo de las ligas amateur que hay en la ciudad, aunque fue en su etapa universitaria que ante su ímpetu por generar su propio dinero, dejó el rol de jugador para comenzar a arbitrar.
“En el arbitraje estoy por puro accidente, porque en la liga que yo jugaba, atrás de los campos de la prepa Calderón, en una ocasión no había árbitro, se suspendió la jornada y allí, de la nada, me surgió la idea de que fuera un trabajo para solventar algunos gastos de la universidad. Lo vi como una buena oportunidad, me pareció factible incursionar tanto en el ámbito estudiantil como en el laboral, no me imaginé lo complejo que sería en cancha, pero entre querer ganarse un dinero, lo vi como una buena opción”, indicó.
Era 1996, tenía 18 y mientras estudiaba la licenciatura en Ciencias de la Computación, Hernández Paredes inició su camino en el arbitraje sin saber
casi 26 años después, estaría por aparecer en su segunda Copa del Mundo de la FIFA.
“Inicié en 1996 como árbitro amateur y por ahí del 97-98 me invitaron a un curso en la Delegación de Árbitros Profesionales de Puebla, estuve más de un año en preparación en ese curso con los árbitros profesionales y en 99 me invitaron a ser parte ya como árbitro profesional de la delegación que sigue siendo mi casa”, comentó.
Empero, en una semifinal presentó una lesión de rodilla que lo obligó no sólo a alejarse por un tiempo de las canchas, sino incluso replantearse si continuar con su carrera, ya que además, el debut en el máximo circuito se le estaba haciendo esquivo.
“Tuve una lesión en la rodilla arbitrando una semifinal de Tercera División, no pude más y tuve que entrar en recuperación, me costó mucho trabajo regresar, puedo decir que ya estaba casi retirado, ya lo veía complicado regresar, el dolor en mi rodilla no cesaba, no fui con el médico indicado, pero cuando por fin llegué con el adecuado me sacó avante”, explicó.
Inevitablemente cayó en un desencanto e incluso depresión y llegó a pensar en el retiro porque se sabía en desventaja ante los nuevos valores que seguían avanzando en búsqueda del debut, pero fue en 2004 cuando al asistir como aficionado a un partido de la Selección Mexicana ante Trinidad y Tobago en el estadio Cuauhtémoc, se volvió a llenar de motivación para retomar el nivel y no parar hasta hacer su presentación en Primera División.
“Cuando regresé tenía que volver a formarme y volver a competir con una cantidad importante de árbitros, ya tenía casi 30 años, ya se me estaba haciendo tarde, e incluso llegué a pensar en el retiro, pero lo que me llevó a dar el último intento fue que hubo un juego de la Selección Mexicana contra Trinidad y Tobago en el Cuauhtémoc,
fui como aficionado y la verdad es que lo sufrí, porque uno se emociona al ver a tu selección, pero en mí estaba la impotencia no atar allí sentado, cuando yo podría estar abajo dirigiendo un partido de futbol, eso me impulsó para que pudiera regresar”, señaló.
DOCE AÑOS DESPUÉS, DEBUTÓ
Como todo sacrificio y esfuerzo siempre tiene su recompensa, a Miguel Ángel le llegó, tarde, pero le llegó en 2011, cuando en un partido en el estadio Volcán entre Tigres y Cruz Azul por fin pudo agitar su bandera en un partido del máximo circuito del balompié nacional, algo que lo llenó de varias emociones.
“Cuando debuté pasó por mi cabeza que estuve a punto de quedar fuera por la lesión, que las cosas no se daban, que el tiempo se iba, yo tardé 12 años para llegar a Primera División cuando mucha gente se me había adelantado y debutaba antes, todo eso pasa por mi mente, una nostalgia increíble, ganas de llorar, que no sabes de dónde te salen y las lágrimas brotan, fui inmensamente feliz, pero a la vez me puse nostálgico”, reconoció.
El escenario fue inmejorable, porque su primer partido en Primera fue en un estadio en donde el futbol se vive con mucha pasión, además de que recibió el respaldo de sus compañeros lo cual le generó un momento inolvidable.
“Lo que me ayudó mucho fue el arbitrar un Tigres contra Cruz Azul de Jornada 2, el ambiente que se vive allá es de fiesta, es especial, eso me hizo tener un gusto mucho más por ese debut que lo que podía yo haber sentido por mí mismo, mis compañeros me arroparon bien y pude disfrutar cada momento de ese juego, lo llevo en mi corazón ese momento, ese debut en ese año, en ese partido tan especial”, declaró.
ÁRBITRO INTERNACIONAL APARTIR DE 2014
A partir de ese momento, el asistente poblano no dejó de crecer pues gracias a su pericia y disciplina dentro del terreno de juego le permitió en poco más de dos años recibir su gafete FIFA.
“Llegue casi a los 34 años a Primera División, yo sabía que tenía solo dos años para poder obtener un gafete, más de los 36 es complicado que te lo den, así que me avoqué a hacer mi mejor trabajo, obvio tenía equivocaciones como cualquier otro, pero mis aciertos fueron mayores, tanto así que pude debutar en una final del futbol mexicano y ser gafete FIFA en un León ante América en diciembre de 2013”, recordó.
Y si el debut en Primera División fue inolvidable, su aparición en un cotejo de talla internacional lo fue aún más.
“Mi debut internacional fue en 2014, recibí mi gafete en enero de ese año y mi primer partido internacional fue en el estadio Azteca, que no voy a olvidar, en un juego sudamericano de River Plate ante Boca Juniors, creo que fue en junio, entonces fue para mí grandioso, la fiesta que conlleva el clásico y el haberlo hecho bien fue un aliciente para poder creerme que podía hacer algo más”, destacó.
¡PROMESA CUMPLIDA!
Desde entonces ha estado en un total de 16 torneos internacionales, desde campeonatos con límite de edad como competencias de la Concacaf, aunque el primer premio mayor le llegó en 2016.
“De 2014 a la fecha he estado en 16 torneos internacionales, me ha ido muy bien, las autoridades de FIFA me han visto con buenos ojos y además he tenido buenas participaciones. Hicimos buenos torneos en Concacaf, a César Ramos le va bien en 2015 en la Copa Oro, le piden armar su equipo de trabajo, me invitó, hicimos bien las cosas y en 2016 nos designan a los Juegos Olímpicos, sentíamos que estábamos en un sueño porque enlos Olímpicos no cualquiera va, yo lo veía como un sueño de deportista que por fin se me hacía realidad”, señaló.
“DISFRUTÉ MUCHO ESTAR EN EL MUNDIAL DE RUSIA”
En ese momento, el poblano ya era uno de los mejores abanderados del país y del mundo, pero le quedaba un pendiente, poder asistir a una Copa del Mundo.
“Seguíamos a un buen nivel y en 2017 nos designan al Mundial de Clubes, arbitramos esa final Real Madrid contra Gremio de Porto Alegre, nos fue bastante bien, ahí creo que nos ganamos la designación para Rusia 2018. Cuando me confirmaron que iba a ir al Mundial lo primero que hice fue hablarle a la familia, que ese sueño se volvería realidad, todo el esfuerzo se veía premiado con ese galardón porque a lo máximo que puedes aspirar es a un mundial”, dijo.
“SOÑAMOS EN GRANDE PARA CATAR”
Si bien no quiere anticiparse, su designación para el Mundial de Catar –en diciembre próximo– lo tiene más que motivado, por eso ha trabajado incluso aún más que para el de Rusia.
“Cuando pruebas algo después quieres más, probé un Mundial y ahora quiero más, no quería que un joven me desplace, quiero mantenerme fuerte, mantener el nivel que me trajo hasta acá, por eso trabajé con la misma intensidad o incluso más, porque la edad te lo exige. Mis expectativas de Catar es pensar en un solo juego, hacerlo lo mejor posible”, finalizó.