Cuando se pone el casco y comienza a probar el acelerador, la piloto poblana María José Rodríguez no sólo se debe preparar para rebasar y dejar atrás a sus rivales en las pistas, sino también para darle un volantazo al machismo que se vive en el automovilismo y en todo el deporte en México.
A base de podios y pole position, MaJo se ha ganado el respeto y el reconocimiento de los integrantes del deporte motor en el país y también de los aficionados al rugir de las máquinas, algo que le ha permitido acercarse a sus sueños y plantearse metas cada vez más ambiciosas.
El gusto por los autos se lo debe a su padre, pero su pericia y habilidad con el volante los fue curtiendo a lo largo de los 10 años de carrera que lleva en el asfalto, en donde ha aprendido a manejar un coche gran turismo, o una truck e incluso un tractocamión, un vehículo de más de 30 toneladas que puede manejar a sus 20 años de edad.
DEL TALLER AL AUTÓDROMO
El amor por los autos le surgió desde pequeña cuando su papá tenía un taller mecánico en el que daba servicios a los vehículos de carreras, por lo que cuestiones de trabajo lo tenían muy cercano a las carreras, los autodoromos y los pilotos, algo que fascinaba a MaJo, quien desde pequeña se involucró y si bien no corría en ese momento, inició en el mundo de los motores.
“Yo siempre fui superaficionada a este deporte, desde chiquita me gustaba ir a ver las carreras al autódromo, veía las carreras en la televisión, también acompañaba a mi papá a hacer sus servicios, porque tenía un taller de autos y cuando nos involucramos más en este deporte le empezaron a llegar más autos de carreras y por eso íbamos cada vez más al autódromo a dar los servicios, a ver las carreras de los pilotos a los cuales mi papá les arreglaba el coche y yo era feliz, en ese momento yo no corría por la edad y las circunstancias, pero me gustaba pasar las herramientas, ensuciarme las manos y decir que era piloto, oler la gasolina y todo”, recordó.
COMENZÓ CON UN KART
Conforme fue creciendo, Rodríguez engrosó su lazo con las carreras a pesar de que no había una imagen femenina que la impulsara, situación que cambió cuando conoció a Estefanía Reyes, destacada piloto mexicana que le sirvió de motivación para poder emularla, por lo que convenció a su papá de que la dejara comenzar en el automovilismo.
“Lo que me motivó muchísimo fue en una de esas carreras como aficionada vi a una mujer correr y yo siempre me había dado cuenta que todos eran hombre, desde los pilotos, jefes de equipos hasta los fans la gran mayoría eran hombres, y cuando vi el coche rosa de Estefanía Reyes me motivó mucho y le dije a mi papá que quería ser piloto, que quería ser como ella y hasta superar lo que ella había hecho, mi papá se sorprendió, no se imaginó que le fuera a decir algo así y me dijo que si era lo que quería iba a empezar desde lo más pequeño que existe en la cuna del automovilismo que son los karts, a los ocho años me subí por primera vez a un kart, obviamente era una cilindrada baja y no eran profesionales, era más entrenar, dar vueltas, que me explicaran la trazada y de qué consiste el kart y todo eso, como un coaching y poco a poco lo hice más seguido, cada vez íbamos más”, señaló.
A partir de ese momento su crecimiento fue exponencial, pasó de ayudar a su papá en el taller y asisitir a los autódoromos como aficionada, a comenzar a correr karts e incluso motos, hasta que fue elegida en un proyecto que la catapultó hacia el profesionalismo.
“Después de los karts me invitaron a correr motos, las pocket bikes, las corríamos en los estacionamientos de la plazas y yo me sentía realizada, me encantaba, mientras también iba con mi papá a los servicios que daba en el autódromo, hasta que un día, cuando ya tenía 13 años, un amigo de mi papá le recomendó que me inscribiera a un proyecto que se llamaba “Un mexicano a la Fórmula 1”, la convocatoria fue alrededor de 120 pilotos y de esos quedamos 25, yo fui la única mujer. Este proyecto me ayudó muchísimo porque empezó todo de manera profesional, no era de súbete al kart, dale vueltas y gana la carrera, tenía unas clínicas de nutrición para mantener una buena alimentación para las carreras, relaciones públicas, mecánica, simuladores, condicionamiento físico y todo eso te sumaba puntos junto a las carreras y en ese campeonato quedé dentro de los 10 primeros lugares”, señaló.
DE LAS TRUCKS A LOS TRACTOCAMIONES
El 2013 fue el año de despegue para ella, porque con una mejor formación y la experiencia adquirida, se animó a probarse en nuevas categorías y diferentes autos, pasando de los karts a los autos gran turismo, en los que estuvo compitiendo por tres años hasta que comenzó con las trucks y los tractocamiones.
“Para el 013 decidí seguir en karts, pero también debuté en los autos tipo turismo de resistencia y velocidad que hasta la fecha los sigo corriendo. Después tuve un salto en una categoría un poco más rápida que es la categoría Súper TS2000 en 2015 y en 2016 me hablaron para correr los Tractocamiones Freightliner, en ese transcurso también probé los autos Fórmula 1800 que es otra rama del automovilismo, pero yo me di cuenta que lo mío son los autos, por el manejo agresivo”, señaló.
Desde entonces, hay fines de semana en que un día compite con las trucks y al siguiente día debe modificar toda su planeación y pericia para poder subirse a los tractocamiones, algo que no le es fácil, pero que se vuelve un reto a superar sobre todo por las condiciones extremas que engloban a cada tipo de carrera.
“En un fin de semana puedes estar corriendo en dos categorías diferentes o cada fin de semana estar cambiando de auto y sí es un poco complicado, necesitas tener una buena preparación y la mente muy ágil para cambiar el chip y entender que estás arriba del tracto, son manejos distintos, son diferentes pilotos, trazados, pistas, entonces se vuelve un reto y sobre todo porque es un deporte de alto riesgo, un deporte hasta extremo en el que estamos jugando con nuestra vida”, apuntó.
Ese peligro que siempre la rodea lo ha sabido canalizar y transformar en adrenalina desde pequeña, cuando comenzó con sus primeras carreras, por lo que ahora su mentalidad previo a las competencias se vuelve tan sólida que no permite pensamientos negativos o sentimientos de angustia.
“Desde chiquita que empecé lo fui asimilando, digiriendo, que siempre voy a altas velocidades y que puedo perder la vida, sí pasa todo esto por nuestra mente en algún momento, pero ya que lo haces muy seguido pues esos pensamientos se borran de tu mente, vivir con esa angustia solo me pasaba en los inicios, siempre está el nervio que se convierte en adrenalina, pero miedo son contadas las veces que me ha pasado, dependiendo la pista o que el auto no esté en perfectas condiciones, son como varias cosas que te van marcando”, señaló.
DEBUT INTERNACIONAL AÚN CON LA PANDEMIA
Para este 2020, más allá de las afectaciones normales por las suspenciones derivadas de la pandemia, las cosas han ido bien para la llamada Princesa del asfalto, pues en septiembre pudo cumplir el sueño de la internacionalización, luego de ser invitada por el equipo TLMUSA/ FITTEAM Racing para correr la World Racing League, en Virginia, Estados Unidos.
Gracias a un scouting del equipo en el que notaron sus buenos resultados y crecimiento, la contactaron a través de redes sociales para invitarla a participar y estar a prueba buscando involucrarla en un futuro a la temporada completa del certamen que se corre en diferentes sedes en Estados Unidos, algo que anhela se pueda dar en 2021.
“Por la pandemia se complicó un poquito todo, pero este año tuve un gran avance dentro de mi trayectoria que fue volverme una piloto internacional, tuve una actuación en Estados Unidos en un campeonato llamado World Racing League, mi actuación fue en Virginia y era algo que ya teníamos en mente, obviamente siempre es bueno visualizar hacia dónde quieres llegar, pero no imaginé que fuera a llegar en este momento porque literal fue en plena pandemia, me llegó una invitación por parte del equipo, porque me habían seguido hace tiempo, habían visto mis carreras, mis resultados y les llamó mucho la atención.
Fue una carrera de 14 horas en la cual éramos cuatro pilotos, dos que estábamos a prueba y dos que ya tenían tiempo con el equipo y les encantó todo lo que hice, los resultados que yo tuve y por eso quieren seguir trabajando conmigo, este año habrá otra prueba y hay posibilidades y poder correr en 2021 toda la temporada”, comentó.
Fue así que MaJo cumplió uno de sus sueños, el correr en la meca del automovilismo y hacerlo de buena forma, representando dignamente a Puebla y a México, pero también conociendo un entorno diferente al que estaba acostumbrada.
“Para mi sí fue un sueño hecho realidad, mucho orgullo representar a mi país, una experiencia única, muy bonita, divertida, otro rollo, la pista, el auto, cómo llevan a cabo las carreras, muy feliz y contenta porque realmente cumplí el objetivo que quería que era mostrar lo que tengo para ellos”, apuntó.
MACHISMO Y RIVALIDAD ENTRE MUJERES, GRANDES RETOS
Sus logros toman un valor agregado por dos adversidades que ha tenido que sobrepasar, el machismo y la rivalidad que en algunos casos se genera entre propias mujeres y de la cual ha sido víctima.
Desde cometarios machistas hasta envidias entre propias pilotos, son algunos de los obstáculos que ha podido esquivar también pensando en dejar un legado que le sirva a las siguientes generaciones de volantes.
“Sí ha sido difícil porque sabemos que en México existe el machismo y luego el automovilismo es un deporte no muy apoyado, pues la gente se va mucho más por el futbol, lucha libre que es más típico de México, me he enfrentado con críticas machistas, comentarios negativos de que una mujer nunca va a poder ganar carreras contra hombres o nunca va poder estar en el mismo nivel, o los típicos comentarios de ‘mujer al volante, peligro constante’, y yo misma las escuchaba cuando me bajaba del auto y había quedado delante de muchos pilotos y escuchaba de ‘¡Ay güey, te ganó la mujer” o “¿cómo puede ser posible que hasta Majo te ganó?’, cosas así que para ellos eran broma, pero a mi sí me ponía triste o me enojaba y me llenaba de coraje, porque yo decía por que existen estos pensamientos si tenemos las mismas condiciones”.
“Tristemente entre mujeres existe una rivalidad, en lugar de hacer equipo, ayudarnos y hacer el girl power, existe una rivalidad y creo que las que estamos lo hacemos con mucho amor, con mucha pasión de demostrar quiénes somos y con ganas de abrirle las puertas a niñas que vienen atrás de nosotras, a niñas más jóvenes para hacerles un poco más fácil el camino”, comentó.
VOLANTE Y ESTUDIOS
María José Rodríguez es una piloto poblana que a sus 20 años de edad ha podido romper paradigmas, competir de tú a tú con el machismo, pero que también tiene sueños debajo de los bólidos y uno es el graduarse como ingeniera industrial, para lo cual ya se prepara en la Universidad Anáhuac, actividad académica que debe empalmar con su labor deportiva, lo cual también significa una tarea que debe afrontar día con día.
“Estoy en quinto semestre en ingeniería industrial, antes de la universidad siempre estuve en la misma escuela entonces prácticamente ellos también me vieron desarrollarme como piloto y siempre tuve el apoyo de la escuela, hace unos años que entré a la universidad se volvió más complicado, porque tú eres dueño de tu propio tiempo, no hay un directivo para decirle que tienes carreras, pero sí cuento con el apoyo de la universidad, me ayudan mucho. Sí es complicado porque los tiempos son más reducidos, ahorita que volvió de manera virtual la escuela me ayudó muchísimo, porque ya no hay que trasladarse, debo tener muchísimo compromiso y responsabilidad para cumplir con ambas partes, voy despacio, avanzando y quiero titularme como ingeniera”, dijo.