Luego de dos años de ser equipo de Primera División, el 11 de junio de 2019 la BUAP dijo adiós al futbol profesional, al convertirse en Bravos de Ciudad Juárez.
Nuestra máxima casa de estudios inició su aventura en el balompié mexicano en 1967, siendo uno de los 16 equipos fundadores de la Tercera División, por lo que su tradición futbolística fue de 52 años.
El equipo universitario fue gestionado por la BUAP desde su regreso al ámbito profesional, de 1996 hasta 2018 cuando al descender de la Liga MX, por ser último lugar de la tabla de cocientes, cayó en manos del empresario Mario Mendívil, quien pagó la multa de 120 millones de pesos que se requería para permanecer en el máximo circuito.
Para su gestión, contrató a Manuel Lapuente como director Deportivo, mientras que Francisco Palencia fue elegido como director técnico. Los números fueron regulares, aunque lograron el objetivo principal de ahora sí salvarse del descenso.
Sin embargo, terminando el Clausura 2019 todo se pudrió. Ya con el equipo asegurado al menos un año más en Primera División, comenzaron los rumores de la posible venta y si bien un mes antes de oficializar la transacción el club publicó un comunicado para desmentir las versiones, lo irremediable sucedió.
DURO GOLPE: CERCADO
“Me enteré por los medios, al final a uno nunca le dijeron nada, no sabíamos cómo estaba la situación dentro del club, sólo lo que iba saliendo en la prensa. Fue un golpe muy duro, para mí en lo profesional, después de estar tanto tiempo y poder probar Primera División, de repente desaparecerlo fue muy duro. Lobos significó todo para mí, deportivamente hablando, porque pasé la mayor parte de mi vida futbolística ahí, fueron los que me abrieron las puertas en el futbol profesional, así que es parte de mi vida este club”, dijo César Cercado, jugador que estuvo desde los 15 años en la institución.
El apodado ‘Loco’, llegó en 2004 a la jauría cuando todavía era un equipo nómada, sin estadio propio, y jugó en la cancha de la preparatoria Benito Juárez, en el estadio Cuauhtémoc, incluso en la obra negra del Olímpico Universitario de la BUAP, que fue culminado hasta el 2012.
Debutó con 18 años en 2007 y desde entonces se volvió un incondicional del equipo, disputando la final por el ascenso en 2012, en la que cayeron ante el León de Gustavo Matosas, que dos años después fue bicampeón de la Liga MX.
El punto más alto de su carrera fue en 2017 cuando se erigió como pieza clave en la escuadra que subió al máximo circuito dirigidos por Rafael Puente del Río.
“Al equipo lo vi crecer desde que jugaba en la Benito, cuando el estadio de CU estaba en obra negra, fui viendo el crecimiento, cuando empezaron a remodelar, entonces me ilusionaba mucho poder jugar en Primera División, por todo lo que viví, lo malo y lo bueno, la final de 2012 que nos quedamos a nada de ascender, pero seguimos trabajando hasta que se nos dio en 2017, que fue algo por lo que trabajé tanto y que se merecía el club después de pelearlo tantos años y nunca bajar los brazos, siempre estar ahí”, recordó.
Con 31 años de edad, Cercado es de los pocos futbolistas poblanos que se ha mantenido con consistencia en el futbol mexicano.
Después de Lobos fue a Alebrijes de Oaxaca, donde se coronó campeón en el Apertura 2019 en el Ascenso MX, aunque quedó imposibilitado de volver a la Liga MX por la desaparición de la categoría de plata, por lo que ahora no sabe dónde continuará su carrera.
LOBOS FEMENIL
Pero si en el plantel varonil todo fue incertidumbre, horas previas a que se oficializara la mudanza, en el cuadro femenil fue aún peor, ya que las futbolistas nunca tuvieron contacto con Mendívil y fue por las redes sociales que se enteraron.
Para Claudia Cid fue un momento de mucha tristeza, ya que a diferencia de los hombres que jugaron de 2017 a 2019 la escuadra de mujeres sólo pudo estar un año en la Liga MX Femenil, en un proyecto que encabezó el entrenador Julio Cevada.
“(De la venta) Me enteré por redes sociales, por noticias que sacaban, en el equipo nunca nos dijeron nada, a veces la jefa de prensa era la que se dirigía con nosotros para decirnos si las noticias eran ciertas o falsas. Cuando se confirmó me puse muy triste porque apenas teníamos un año jugando en la Liga y se me hacía una situación muy triste lo que le estaba haciendo Mendívil al equipo, porque manejaron muy mal todo y la verdad me decepcionaron”.
Fue gracias al conjunto lobezno que Cid pudo dar el brinco al profesionalismo ya que antes de ser llamada por Cevada, jugaba en el futbol universitario con la UDLAP desempeñándose como estudiante-atleta y donde años atrás había tenido al estratega como auxiliar técnico.
“Lobos significó muchísimo para mí, porque fue el equipo que me dio a conocer, que confió en mí y por el cual yo pude lucir, además de que éramos una familia. Llegué al equipo cuando el profesor Julio (Cevada) tomó la dirección técnica, me invitó porque yo estaba en la UDLAP, me convenció el proyecto que él tenía, entonces no tuve visorias porque él ya me conocía, ya habíamos trabajado juntos”, apuntó.
Después de Lobos, Claudia se enroló con el América, donde no tuvo mucha participación, aunque sí aprendizaje que pudo demostrar en León, equipo al que arribó para el torneo pasado y en el que su rendimiento la llevó a ser nombrada una de las mejores defensoras de la Liga MX Femenil.
SE MUDÓ A JUÁREZ
Al miembro de la institución que le cambió la vida radicalmente al tener que unirse a la mudanza hacia Ciudad Juárez fue al nutriólogo Daniel Moreno, quien llegó al Lobos en 2015 para hacer sus prácticas profesionales y que en 2017 fue contratado para encargarse de la alimentación de los jugadores, pero que ahora trabaja para el club Bravos.
A diferencia de los futbolistas, Moreno tuvo la posibilidad de enterarse desde antes de la venta gracias a un contacto cercano a la directiva, quien le anticipó desde una semana previa para que comenzará a buscar trabajo en otro lado.
“Supe por un amigo dentro del club que tenía acceso a ciertas decisiones que se tomaban en el club, una semana antes llegó al comedor del equipo y me hizo saber que la venta estaba consumada por lo cual iba a ser importante empezar a buscar trabajo por otro lado. Obviamente me generó mucha incertidumbre por el futuro que podría depararme, hasta cierto punto era un secreto a voces, pero tenía miedo por el hecho de que el trabajo se podría perder. Hubo tristeza y molestia porque no se habían tentado el corazón o no se había sido frontal con toda esta situación, sabemos que el futbol no deja de ser negocio, pero creo que pudo haber sido más transparente hacia el personal que laboraba”, comentó.
LUTO Y FELICIDAD
Cuando Ángel Morales, ‘El Bigotes’, líder de la Porra Familiar del equipo, supo del acuerdo entre Mendívil y Alejandra de la Vega, dueña de Bravos, para que la manada se fuera a Ciudad Juárez, acompañó su tristeza con odio, ya que se sintió engañado por la directiva.
“Me llené de tristeza acompañada de oído, porque a los directivos les pregunté en el último partido si se iba a vender al equipo y me dijeron que no, pero al final hicieron lo que quisieron. No es posible que estos hayan jugado con los sentimientos con los aficionados, Lobos BUAP nunca le hizo daño a nadie, luchó porque tuvieran un equipo cercano a la afición”, dijo.
Ese rencor lo llevó incluso a perder el interés por el futbol: “Para mí murió todo, me dio mucho coraje, no volví a prender la televisión para ver futbol, si bien a partir de ahí le di un poquito de cariño a Veracruz por todos los problemas que tenía y que estaba sufriendo lo mismo, no volví a ver el futbol”.
Pero su semblante de enojo se transforma en una sonrisa que muestra su felicidad ante el inminente regreso de Lobos BUAP al profesionalismo, a través de la Liga de Balompié Mexicano, algo que lo tiene motivado.
“Recordar lo que pasó hace un año y saber del regreso del equipo me hace pasar del enojo a la felicidad, la verdad estoy contentísimo, veo muy atinado que regrese a la de Liga de Balompié y ahí me volverán a ver en el estadio”, señaló.