Joaquín Capilla Pérez, capitalino, tuvo un papá empeñado en que sus hijos experimentaran todo lo que quisieran y fueran libres. Así que el terror que experimentaba a las alturas, de niño, al empezar a entrenar natación se le fue quitando cuando se ilusionó con los clavados.
En la Olimpiada de Melbourne (1956), fue el primero que arrebató a EU el dominio del oro en la prueba de 10 metros, un día igual a hoy.
Fotos: Mediateca INAH