King Jaguar es de esos rudos que ya cada vez hay menos en la lucha libre, valiente, desenfadado, pero sobre todo respetuoso de su bando, algo que ha aprendido en 17 años de carrera en los que ha vivido de todo arriba del ring, desde protagonizar un aniversario de la Arena Puebla, hasta perder lo más preciado para un gladiador, la máscara.
Debajo del cuadrilátero, este luchador poblano también ha tenido que sobreponerse a uno de los mano a mano más complicados, la pandemia, pues debido a la suspensión de todas las funciones, tuvo que meterse de lleno a su otra labor, la de taxista. Fue parte de la función del 9 de marzo de 2020 en la que, sin saberlo, la catedral de pancracio en la capital poblana abría sus puertas por última vez debido a la contingencia sanitaria, una ausencia que llegará a su fin este lunes con el regreso a la actividad tras 16 meses.
“YO SOY LUCHADOR POR MI HERMANO”
Este reconocido guerrero platicó con Crónica Puebla sobre sus inicios en el deporte de los costalazos, los cuales se dieron por seguir los pasos de su hermano, quien bajo el nombre de Red Panther se hizo de un nombre en el pancracio local.
“Yo soy luchador por mi hermano, a él le tocó vivir la época dorada de la lucha libre, hizo su carrera en la Arena Deportivo México, tuvo la oportunidad de enfrentarse a varios luchadores destacados y en algún momento yo me doy cuenta de eso y le pido que me lleve y así nació el gusanito por la lucha libre”, dijo.
Era un adolescente cuando decidió que quería ser parte de ‘Doña Lucha’ y luego de pasar un trago amargo, por la muerte de su madre aunado al término de sus estudios de secundaria, su hermano lo llevó a sus primeros entrenamientos.
“Un día le hice saber mi inquietud, a mi hermano, por entrenar lucha libre y me dice que acabara la secundaria porque por esos tiempos mi mamá fallece y decía que hasta ahí nada más iba a estudiar, entonces me dijo que sólo si seguía estudiando me llevaba entrenar, la acabé y un día me dijo que fuéramos a entrenar, la primera vez que piso un ring fue con el profesor Raúl Osorio, bajo el mando de Black Panther.
Fue un entrenamiento de dos horas de puro acondicionamiento físico, pero casi lloro porque fue tremendo, al otro día no me podía levantar, pero ya no lo dejé”, recordó.
DEBUT EN LA ARENA PUEBLA, POR UN HUESERO
Estuvo entrenando más de tres años sin lograr el ansiado debut, hasta que uno de los luchadores en Puebla de la vieja guardia, Baby Killer, le ayudó a hacer su presentación como amateur. “Tardé tres años y medio entrenando, sin luchar. Un día me decía mi hermano que si no pensaba luchar y pues no sabía, pesaba como 55 kilos y tenía como 18 años, entonces en una ocasión nos encuentra Baby Killer y me preguntó que cuánto tiempo tenía entrenando y si no había aprendido nada, y él me ayudó a debutar.
Me acuerdo que fue en la colonia Revolución Mexicana en una lucha de regalo. Yo quería un equipo, así bien llamativo, pero mi hermano me dijo que no, que hasta que demostrara que de verdad podía luchar y él me prestó cosas que tenía en su casa. De ahí empecé mi andar por los gimnasios de todo Puebla”, comentó.
Chamaco Guerrero fue el primer personaje que utilizó aunque su trayectoria siguió siendo en gimnasios y luchas de barrio hasta que conoció a las leyendas del pancracio, Black Tiger y el profesor Manuel Robles.
“Me preparé para presentar mi examen de luchador profesional, lo paso y seguí luchando como Chamaco Guerrero, porque me recomendaron no tomar el nombre de mi hermano para poder hacer mi propia carrera. Mi estilo era de barrio hasta que conocí al Black Tiger y al profesor Manuel Robles y me ayudaron a entrar a la Arena Puebla y ahí mi estilo tomó una forma más estilizada. En la Arena me piden un nuevo personaje y tomé del videojuego Tekken lo de King Jaguar y me lo autorizaron y así empezó mi carrera”, señaló.
Con la escuela de otro mítico de los cuadriláteros en la Angelópolis como Tarahumara, King Jaguar llegó al lugar que quería, pero a unos días de poder debutar, tuvo una fuerte lesión durante un entrenamiento que por poco lo deja sin presentación.
“Yo seguía entrenando hasta que me dan el visto bueno para poder debutar, pero una semana antes, un miércoles en un entrenamiento que ya habíamos acabado, llegó un compañero con unas patadas voladoras y por el instinto cierro el pie y me cae encima del tobillo, un compañero que pesaba 110 kilos, entonces me lo dislocó, era un dolor terrible, lo primero que pensé no era el dolor, sino que se me había acabado la oportunidad en la Arena.
Me lo tuve que ir a curar con un cura huesos, entré y le dije lo que pasó y que tenía que luchar el lunes, me dijo que él también fue luchador y me sacó sus fotografías, pero lo que yo ya quería era que me curara el pie, me estaba sobando y cuando siento me dio el jalón, me dijo que ya estaba y sí, me lo compuso y el lunes yo llego a la Arena Puebla y ya estaba el emergente, pero pude luchar y así empezó mi carrera”, indicó.
LA PÉRDIDA DE LA MÁSCARA
En su andar ha tenido luchas épicas, pero ninguna se compara como la que vivió en 2015, cuando protagonizó una función por el 62 Aniversario de la Arena Puebla. “Cuando empieza la rivalidad con Lestat en realidad no estaba dentro de mis planes jugarme la máscara, pero se fue dando y nos fue orillando a eso, todo empezó cuando acabó una lucha normal que le había ganado y él alegaba que lo había fauleado pero no es cierto, entonces me retó a un máscara contra máscara.
A los ocho días nos vuelven a programar y hago lo mío como rudo, y bajando nos mandan a traer de la oficina para el contrato para el máscara contra máscara, me sentía confiado con esa experiencia en el barrio, en la calle, pero pues no, esa confianza me llevó a perderla con Lestat que es un buen elemento de Arena Puebla, empezó chavo y está hecho en la Arena Puebla”, explicó.
Si bien fue un momento importante de su carrera, no tomó consciencia de lo que significaba perder su incógnita hasta una semana después. “Tengo la satisfacción de haber perdido con un gran luchador local, que la gente nos haya reconocido en nuestra lucha, son cosas que yo puedo decirte como luchador profesional que te dejan marcado, que te dan esa alegría y ganas de seguir trabajando para poder seguirse preparando, para seguir en el gusto de la afición, pero cuando yo pierdo mi máscara yo tenía mi carrera de luchador en los barrios sin máscara, yo estoy acostumbrado sin máscara y cuál era el problema.
La Arena Puebla impone demasiado, cuando regreso a los ocho días y salgo al pasillo tenía ganas de regresarme al vestidor, pues quedas desnudo ante todos y tienes que mostrar lo que eres, sí impone, el público impone, porque es exigente y conocedor, pero pude calmar los nervios y a lo mío, pero sí me costó unas tres funciones para engancharme y me cayera la realidad de que había perdido la máscara”, recordó.
UNA BENDICIÓN, REAPERTURA DE LA ARENA PUEBLA
Y sin saberlo, King Jaguar fue parte de otro momento que pasó a la posteridad dentro del coloso de la colonia El Carmen, pues el lunes 9 de marzo de 2020 participó en la cartelera de la que fue la última función en 16 meses, por la pandemia de COVID-19.
Por lo que con la confirmación del regreso para este lunes, el rufián la toma como una bendición, a la espera de ser tomado en cuenta en el aniversario ahora del 68 aniversario, que se celebrará el 18 de julio.
“Es un gran aliciente para nosotros como luchadores, llámese locales, poblanos, de México o foráneos, al final de cuentas es una gran bendición que ya la Arena Puebla abra, es muy bueno para todos, para los que nos dedicamos a la lucha libre a 100 por ciento, es muy bueno porque ha sido difícil el poder estar sin actividad deportiva, nos hemos tratado de mantener, de cuidar sobre todo por la pandemia en la que estamos atravesando y entiendo que en esta ocasión la reapertura va ser con las medidas preventivas y cuidados necesarios para que no haya ningún contratiempo”, dijo.
TAXI Y CEMITAS, SUS OTRA LABORES
La suspensión de toda actividad luchística por cerca de año y medio lo llevó a meterse de lleno a su otra labor, la de taxista, pues así fue como pudo generar el sustento para él y su familia durante este tiempo. “La pandemia la hemos ido llevando, yo tengo un taxi para seguir sobreviviendo, pero siempre a la espera de la gran reapertura, seguir entrenando, tengo dos meses entrenando cuando se daban las luces de que la Arena Puebla iba a regresar, he luchado en algunas funciones, estoy a la espera”, comentó.
Pero los lunes de Arena Puebla no sólo significaban su presencia en el ring, pues también su esposa y su suegra aprovechaban este tradicional evento para vender cemitas ‘luchonas’, que son muy características en la actividad deportiva de la ciudad.
“Mi esposa y mi suegra venden cemitas en un local afuera de la Arena Puebla y hora también nos vamos a preparar para reabrir con el regreso de las funciones, entonces también nos da gusto que ya pueda haber actividad de nuevo”, declaró.