Daniel Rojas quería ser goleador de los Pumas, pero su papá lo orientó al camino del boxeo, un deporte en el que ha sabido trascender a base de esfuerzo, sacrifico y golpes que lo han hecho pensar en tirar la toalla, pero que también lo tienen obsesionado con ser campeón del mundo.
Apodado La Popis por las lágrimas que derramaba en sus complicados inicios, Rojas estuvo a nada de ganar un título internacional en 2019 en una pelea que por ahora es la última que ha tenido, ya que la pandemia lo mandó a la lona, pero no lo ha noqueado.
DE GOLEADOR A NOQUEADOR
Hasta los 14 años, la gran ilusión de este joven poblano era convertirse en futbolista profesional, por lo que intentó incorporarse a alguna escuela de su amado Pumas para mostrar sus cualidades como delantero; sin embargo, su padre le cambió el rumbo, pues motivado por su pasión por el boxeo, lo conminó a inscribirse a un gimnasio para que aprendiera a ‘meter las manos’ para defenderse.
“Yo era muy apasionado al futbol, jugaba de delantero y le iba a Pumas, ahorita ya prácticamente no veo futbol, pero en ese entonces mi sueño era pertenecer a una escuela de Pumas para después llegar a ser profesional, pero una vez me adentré al boxeo, mi expectativa deportiva cambió y ahora es ser campeón del mundo. Empecé en el boxeo desde los 14 años, todo fue por parte de mi papá porque siempre ha sido fanático, nunca lo practicó, pero siempre veía las peleas los fines de semana, entonces me lo inculcó, yo jugaba futbol, era muy aficionado y el boxeo no me llamaba mucho la atención, pero a esa edad, me hizo buscar una escuela de boxeo para que aprendiera a meter las manos”, indicó.
El gimnasio Guerreo Azteca, en la colonia La Loma, fue el lugar donde conoció el pugilismo y entrenó por un año, aunque ahí no supieron transmitirle la pasión por el deporte, por lo que tuvo que llegar su actual entrenador, Wilfrido Peralta, quien le cambió el chip y lo comenzó a convertir en un verdadero boxeador.
“Todo comenzó en la colonia La Loma, en un gimnasio que se llamaba Guerrero Azteca, ahí estuve un año, empecé a tener una que otra pelea como amateur, pero seguía sin ser apasionado por el deporte. Al final, el profe tuvo problemas con la renta del local y tuvo que cerrar el gimnasio, entonces mi papá me llevó con el profesor Wilfrido Peralta, y ya con él llevo como ocho años. Poco a poco me fue gustando el box porque es un deporte individual donde los triunfos te los llevas tú solo, y yo estaba acostumbrado al futbol en donde si ganas es mérito de todo el equipo, eso me ayudó a tener más avances, me metí de lleno y con el profe Wil comencé a ganar algunas peleas”, dijo.
Gracias al profe Wil, quien entrena a varios boxeadores destacados en el estado, Rojas pasó de estar desilusionado del boxeo a lograr sus primeros triunfos en el ámbito amateur, en un impulso que lo llevó con 18 años a ganar una medalla de bronce en la Olimpiada Nacional del 2014 representando a Puebla y coronarse campeón del tradicional Torneo de los Barrios.
“Con mi primer profesor siempre perdía en las peleas que tenía y eso me desilusionaba, pero una vez conocí al profe Wil todo cambió, empecé a ganar, la forma de entrenar con él es con mucha disciplina y eso me ayudó. En 2013 fui parte de un selectivo regional en Veracruz rumbo a la Olimpiada Nacional y lo perdí, pero de las derrotas también se aprende, porque para el 2014 fui campeón del Torneo de los Barrios, también ese año gané medalla en la Olimpiada Nacional que se hizo en Tamaulipas. Después gané oro en el Festival de Boxeo que hizo el Comité Olímpico Mexicano”, apuntó.
TIENE CASI CINCO AÑOS COMO PROFESIONAL
Las victorias comenzaron a llegar y con ellas varias puertas se fueron abriendo para La Popis, sobre todo con representativos nacionales, ya que lo llamaron para entrenar en el Comité Olímpico Mexicano para incorporarse al proceso olímpico rumbo a Río 2016.
Sin embargo, el nulo apoyo económico que encontró lo llevó a tomar la decisión en 2016 de dejar el amateurismo para convertirse en profesional, impulsado también por Wilfrido Peralta, quien lo ayudó a labrar su camino.
“Gracias a mis resultados me llamaron al Comité Olímpico Mexicano para hacer las preparaciones y concentraciones, pero en ese entonces no había apoyo, si clasificábamos a algún torneo en el extranjero, teníamos que pagarlo nosotros y la verdad es que las cosas en mi familia no estaban para pagar, entonces una vez que terminó el ciclo olímpico para Río en 2016, dejé el Comité y me convertí en profesional”.
Una vez dejó los combates de tres asaltos y usando careta, se puso los guantes de ocho onzas y conoció el rigor del profesionalismo, pues si bien su inicio fue prolífico, un nocaut tras un gancho al hígado lo llevó a ponerle pausa a su carrera e incluso pensar en retirarse.
“Mi debut fue en Puebla en una función que organizó el profe Wil con su gimnasio Seven Boxing, fue en un salón en el bulevar Hermanos Serdán, una pelea a cuatro rounds con un boxeador de Morelos y gané en decisión unánime. En 2017 tuve dos peleas más y las gané, hasta que nos habló una empresa en Tijuana para ir a pelear en Rosarito, pero fue una pelea muy fuerte y perdí en el cuarto round con un gancho al hígado, con esa derrota me fui para abajo porque nadie quiere perder de esa forma, incluso pensé en dejar de pelear, ya quería buscarle por otro lado, entonces dejé de entrenar como seis meses”, recordó.
DEL RETIRO A LA FAMA
Tras medio año en stand by, su espíritu guerrero lo impulsó a volver a subirse al cuadrilátero y buscar revancha, la cual encontró rápidamente y se convirtió en la mejor pelea de su carrera, pues noqueó a Elías Emigdio, que representó a México en las Olimpiadas del Río de Janeiro y quien en ese momento era una de las mayores promesas del pugilismo en el país.
“Después de ese tiempo sin entrenar, en febrero del 2018 regresé porque me motivaron mis compañeros del ámbito boxístico, al verlos entrenar y me ponía a pensar ‘ellos chingón y yo qué’, entonces primero me preparé para un torneo que iban a hacer en estado de México, aunque al final se canceló, pero como el profe Wil se fue a pelear a Nicaragua con (Iván) El Pollito Meneses, y a él también lo pedían para una pelea contra Elías Emigdio, que fue mi compañero en el Comité, venía invicto, además de que había representado a México en Río 2016; entonces el profe Wil me propuso a mí y aceptaron”.
La Popis se aventó el pleito tras varios meses inactivo, pero respaldado con una intensa preparación que le rindió frutos, pues aprovechó los conocimientos que tenía de Emigdio, con quien compartió sparring en el Comité Olímpico Mexicano, y al que noqueó en el segundo round de la pelea que se hizo en el estado de México.
“Lo conocía bien, fui su sparring, entonces eso me ayudó para la pelea en Estado de México y le gané por nocaut técnico, lo tiré dos veces en el segundo round. La verdad fue una sorpresa para mí, porque él siendo olímpico, yo iba con una mentalidad hasta negativa, decía ‘voy a perder, pero parado, que se vaya a decisión’”, comentó.
Esa sorpresiva victoria le dio un giro de 180 grados a su carrera pues le ayudó a despertar el interés de Promociones del Pueblo, una de las empresas más importantes del país en lo que se refiere a la organización de funciones de boxeo, con la cual firmó un contrato por tres años.
“Esa victoria me ayudó a abrirme las puertas con Promociones del Pueblo, que hacen las peleas que transmiten en Televisa, y me firmaron por tres años, aunque ese contrato vence este año en julio”, apuntó.
A partir de esa firma, el púgil poblano tuvo una seguidilla de peleas que le ayudaron a ganarse un nombre dentro de los pesos Gallo a nivel nacional, pues hiló una serie de victorias que le dieron fama.
“Ya firmado con Promociones del Puebla volví a pelear ese año en la Arena Coliseo contra Matador Hernández, que es un tlaxcalteca, y me llevé la victoria por nocaut técnico. Después me pude presentar en Puebla contra Armando Terreros, que también es poblano, en el gimnasio Miguel Hidalgo y volví a terminar con la mano en alto, esta vez por la vía de la decisión mayoritaria de los jueces”, agregó.
Tras un 2018 de ensueño, el 2019 fue un año que lo puso a prueba, pues si bien ligó par de derrotas, se le presentó la oportunidad de un pleito por un título internacional del Consejo Mundial de Box enfrentando al oaxaqueño Fernando Robles, pupilo ni más ni menos de Ignacio Beristáin, uno de los mejores entrenadores en la historia de México.
“Para 2019 empecé con el pie izquierdo porque en marzo peleé con Martín Pini Casillas, un boxeador muy experimentado y en seis rounds, perdí por decisión mayoritaria. Luego en julio tuve combate con el Many Delgado, que también fue mi compañero en el COM, ahí pelee en Súper Gallo y pierdo. Después de eso me dieron la oportunidad por un título internacional del Consejo Mundial de Box (WBC) contra Fernando Robles, que lo lleva don Nacho Beristáin”, dijo.
La Popis tenía por fin la gran chance que tanto había esperado, la posibilidad de por fin fajarse un cinturón de campeón, pero la suspensión de una pelea previa y la que a su consideración fue una mala decisión de los jueces, lo dejaron con las manos vacías, pero con sed de revancha.
“Antes de esa pelea iba a tener una en peso supermosca, me preparé, bajé de peso, pero al final la suspendieron. Para la pelea contra Robles, sentí que había ganado, pero los jueces se la dieron a él por decisión unánime, la primera mitad de la pelea empezó muy bien, ya después yo emparejé y sentí que gané, pero se la dieron a él y se llevó el título que estaba vacante”, señaló.
MÁS DE UN AÑO SIN PELEAR
A sus 24 años de edad y con un récord profesional de ocho peleas ganadas y cuatro perdidas, Daniel Rojas se ha visto afectado por la pandemia de coronavirus, pues desde que perdió la posibilidad de ganar el fajín ante Robles, no ha vuelto a pelear.
El estar más de un año parado le ha afectado física, pero sobre todo mentalmente, pues tuvo que cortar de tajo el galopante ritmo que traía durante los años previos, además de que también ha golpeado su bolsillo, ya que sin peleas no tiene ingresos, por lo que ahora se mantiene dando clases de acondicionamiento físico de manera virtual
“La pandemia me ha afectado bastante, estar parado tanto tiempo no es bueno, me he tratado de mantener físicamente corriendo y entrenando en casa con las restricciones, pero mentalmente sí es algo en lo que más se batalla porque es algo muy difícil, yo vivo con mis padres y quieras o no hay que dar un aporte a la casa, entonces estaba acostumbrado que por aquí peleaba ya tenía dinerito, pero ahora no, entonces he tenido que estar trabajando por otros lados para sacar un poco de dinero y solventar mis gastos de mi deporte, la dieta es muy cara, los tenis para correr, entonces no me puedo perder psicológicamente, hay momentos en los que he querido tirar la toalla, dedicarme a trabajar y dejar de esperar a que caiga una pelea, pero quiero ser campeón del mundo, y eso no me ha dejado rendirme”, delcaró.
Con casi la mitad de su vida dedicada al boxeo, La Popis Rojas está lejos de tirar la toalla y si bien el futuro es incierto, la ilusión de convertirse en campeón del mundo lo mantienen de pie, pues quiere trascender como un deportista y una persona que supo superar retos, alguien que no solo tiene talento, sino que puede lograr cosas grandes.
“Íbamos a tener una pelea el 30 de enero, yo tenía una lesión, me recuperé, pero la función se cayó por problemas económicos, y ahorita no hay otra fecha en puerta, no sé nada de una posible pelea, pero no puedo dejar de entrenar porque en cualquier momento puede surgir algo y hay que estar listo. Tengo 24 años y casi la mitad de mi vida se la he dedicado al box, ha sido mucho el sacrificio, las ganas, sudor, sangre, lágrimas, pero yo quiero ser campeón del mundo y que todo lo que he hecho y he sacrificado salga a flote, quiero ganar ese título y luego mantenerlo, ser un boxeador reconocido aquí en Puebla, no uno del montón, uno que tuvo talento, pero ya no quiso seguir, quiero ser recordado como alguien que tuvo talento y pudo hacer cosas grandes, que dejó marca en mi estado y a nivel nacional, que pude sacar adelante a mi familia y que me identifiquen como un gran deportistas y una buena persona”, concluyó.