Los 17 años que le ha dedicado a la gimnasia tendrían en este 2020 uno de sus momentos más importantes, la búsqueda de clasificar a Juegos Olímpicos, pero la contingencia sanitaria por el coronavirus frenó todo para el poblano Diego Neumaier, quien a pesar del cambio total de planes lo tomó con filosofía.
A sus 22 años, Diego ha sabido desenvolverse con destreza en los anillos, en la barra de equilibrio, pero también ante situaciones adversas de su salud, por lo que el reto que le generó el pausar su camino hacia el sueño de las olimpiadas, solo es una piedra más en su camino.
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”, es una de las frases con la que encuentra motivación cuando las cosas no suceden como las tenía planeadas, como las competencias que estaban programadas para él este año, pero que por ahora deberán esperar.
Canadá y Estados Unidos era los destinos del gimnasta fijados para competir durante el primer semestre de 2020 con el objetivo de clasificar al campeonato más importante a nivel continental y sobre todo para la justa olímpica.
“Realmente me afectó mucho, pero estamos viéndolo positivo ya que puede abrir a nuevas cosas y tener mejores planes. Este año era muy importante ya que teníamos una competencia en Calgary, Canadá, y también el selectivo para el Campeonato Panamericano que se iba a llevar a cabo en Utah, Estados Unidos.
Esa competencia era la más importante porque daba paso para los Juegos Olímpicos”, dijo. Debido a las suspensiones, Neumaier pasó de tener un año cargado de actividad a transformar su método de entrenamiento para desarrollarlo en aislamiento, bajando en buena medida la carga de trabajo a la que estaba acostumbrado.
“Mi coach hizo un programa de trabajo para que esté activo en casa y poder también mejorar mucho la flexibilidad y fuerza específicas. Realmente, sí ha sido difícil, pero estamos concentrándonos y conscientes en acoplarnos a la situación”, agregó.
Las dificultades, que todo eso le genera, las ha convertido en una nueva estrategia para mejorar su forma física de cara al regreso a sus competencias, buscando ser aún mejor gimnasta y aumentar todavía más su palmarés.
“Los entrenamientos son un poco difíciles ya que estamos haciendo otro tipo de ejercicios que pueden mejorar mi rendimiento en el futuro lo cual se ha convertido en mi principal objetivo, si no puedo competir ahora, quiero llegar de la mejor forma cuando me toque”, comentó.
SU FAMILIA Y LA MICROTIA
Casi desde que empezó a practicar la gimnasia, la escuela de la BUAP fue la que lo arropó y desde entonces se ha convertido en su casa, ya que luego de una etapa en Estados Unidos, a su vuelta a México, eligió el gimnasio universitario para continuar con su preparación.
Y si la BUAP fue el lugar donde se formó como gimnasta, su hermano Hans fue el que lo motivó a comenzar a practicarla, sobre todo con el ejemplo, algo que Diego adoptó desde los cinco años y lo convirtió en modo de vida.
“Mi hermano empezó a hacer gimnasia y realmente me encantaba cómo él daba saltos y marometas y quería copiarle, además de que todos sus amigos eran gimnastas, entonces desde pequeño estuve rodeado por ese deporte y ya llevo 17 años practicándolo”, indicó.
Diego nació con microtia bilateral, que es una malformación de las dos orejas y la ausencia del oído externo y del tímpano, pero no fue impedimento para que interesarse por un deporte donde el equilibrio es fundamental.
Hasta los 13 años, practicó y compitió con un aparato auditivo en forma de diadema, incluso coronándose campeón nacional con ella, hasta que en 2011 fue parte de una campaña emprendida por Small Wonder para financiar su cirugía de reconstrucción y así devolverle el sentido del oído.
Durante este proceso de recaudación, estudios y la operación realizada en San Francisco, Estados Unidos, su madre Alma Ortiz fue su pilar y su acompañante, tal como lo ha sido durante toda su vida.
“La gimnasia es muy complicada y sobre todo estricta, yo creo que la constancia es lo más difícil, como en cualquier deporte. Mi familia, mi madre, son mi ejemplo a seguir, ellos son mi motor para yo seguir adelante”, apuntó.
HAY INSTALACIONES, PERO NO DIFUSIÓN
El gimnasio de la BUAP donde Diego practica y se ha forjado, además del Pabellón de Gimnasia Olímpica que administra el Instituto Poblano del Deporte, son dos espacios de primera línea donde decenas de jóvenes se pueden formar.
Aunado a esta infraestructura, Puebla cuenta con uno de los mejores gimnastas del país en Neumaier, quien ha construido un groso palmarés que incluye la impactante cantidad de 19 medallas en Olimpiada Nacional y un bicampeonato centroamericano, entre otros grandes reconocimientos.
A pesar de estos atributos, la gimnasia no recibe la difusión necesaria en el país y sobre todo en Puebla, algo que Diego lamenta y que espera cambie en un futuro no lejano, aunque su posible clasificación a Tokio 2021 se podría convertir en ese detonante que el deporte necesita.
“Yo creo que se debe de difundir más la gimnasia en todo tipo de redes sociales, medios de comunicación, que haya noticias, porque hay instalaciones para practicar este deporte tan genial y casi no recibe la difusión que merece”, consideró.
Diego Neumaier Ortiz es un atleta ejemplo en Puebla que a base de sacrificios y sobre ponerse a adversidades dentro y fuera de competencia, ha logrado una carrera notable a pesar de su corta edad, pero que su techo aún está lejos.
“Tengo 19 medallas de Olimpiada Nacional. Fui octavo lugar a nivel nacional en Estados Unidos. Quedé segundo lugar nacional con el equipo de Souther California en Estados Unidos. Medallista internacional como juvenil y mayor, y soy bicampeón en el campeonato centroamericanos de gimnasia”, señaló.