Ni más ni menos
Jorge Luis Hernández / [email protected]
EMPIEZO, SIGO Y TERMINO CON
El ad10s de un GRANDE, el adiós de Diego Armando Maradona. El medio futbolístico y el mundo en general se cimbró ante la notica del deceso de El Pelusa, su corazón no pudo más y se detuvo, para “echar a andar” su leyenda, su inmortalidad. La vida de Diego habrá terminado, pero paradójicamente su áurea ganadora y de ídolo ha revivido –al menos alrededor del mundo–, porque en Argentina y en la ciudad italiana Nápoles nunca perdió fuerza, siempre se mantuvo latente, encendida, presente entre seguidores y fanáticos, porque para darnos una idea, Diego Armando fue más que un futbolista, para muchos, para casi todos.
¿Quién era este Diego al que muchos hoy lloran? Nada más ni nada menos que aquel desde muy joven –16 años para ser exactos– impresionó a propios y extraños, con su primer equipo en la Primera División de Argentina, el Argentinos Juniors, club en donde de inmediato acaparó la atención del futbol de su país, goles y más goles, jugadas de fantasía que terminaban en asistencias, fuerza, entrega, talento, finta, efectividad y carisma con la tribuna. Diego lo tenía todo, era ya un ídolo en potencia.
Después se “robó” el espectáculo cuando se puso por primera vez la albiceleste, y aunque él y medio país hicieron berrinche porque César Luis Menotti, entonces entrenador de la selección de Argentina, no lo incluyó en la lista final de jugadores que representarían al combinado pampero en la Copa del Mundo de 1978 y en casa, Maradona supo sobreponerse a la pena de no haberse podido consagrar campeón del mundo en su tierra, El Pelusa se juro así mismo que jugaría un mundial, lo haría suyo y sería campeón. Y ¿saben qué? Lo logró.
Después de que en España 1982 lo “cosieron” a patadas, le arrancaron literalmente la playera y lo lesionaron a propósito, la Copa Mundial de 1986, celebrado en México por obras del destino, significó su consagración, la reafirmación de que Diego era todo un ídolo, antes de México 86 lo era en Argentina y Nápoles, después Maradona se convirtió en un “todopoderoso” a nivel mundial, con conocimientos de futbol o no, sabía de Diego Armando Maradona, el jugador de apenas 165 centímetros que contaba con una zurda prodigiosa.
La década de los 80, fue para el D10S del futbol, como le llamaban en Argentina y en Nápoles, equipo del Calcio italiano al que Maradona prácticamente sacó del anonimato en el balompié europeo, su mejor momento, el pináculo de su carrera, pues lo tenía todo y a todos. No sólo era portada en las principales revistas de deportes, en los diarios, los programas de televisión y radio, también era protagonista en revistas del “corazón” por sus relaciones amorosas con gente de la farándula y la moda en el Viejo Continente, actores, actrices, políticos, artistas, de todas la nacionalidades, de todos los ámbitos, sabían de Diego y él lo sabía.
Todo en exceso es malo y eso Maradona no lo vio venir. Como reza la canción de La mano de Dios, escrita en el 2000 por Alejandro Romero e interpretada por el cantante Rodrigo(QEPD): “La fama le presentó una blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez, involucrando su vida”. A Maradona no solamente se le habían abierto las “puertas del éxito” sino la del “infierno”, como lo llegó a reconocer El Pelusa en diferentes entrevistas. “Te sientes indestructible, perfecto, único, inmoral y no te das cuenta que eso, la droga, te lleva poco a poco a todo lo contrario de lo que sentís”, dijo Maradona en una entrevista a su excompañero y amigo Jorge Valdano, en 2006.
La pelota no se mancha, dijo Maradona en la postrimería de un parido amistoso. Millones de fanáticos escucharon sus palabras, uno crédulos, otros no tanto, lo único cierto es que todo lo dicho por Maradona era digno de escuchar. Sus últimos años fueron de más escándalos y problemas que aciertos, pero eso a sus files seguidores no les importaba. Maradona cuenta con su propia iglesia, sí, su propia iglesia fundada en la Argentina, se han decretado tres días de luto nacional por su deceso.
Diputados del país sudamericano han propuesto que el 30 de octubre –fecha en la que El Pelusa cumplía años– sea declarado como el Día Nacional del Futbol. Hay peticiones de que el número “10” sea retirado de las camisetas de todas las selecciones del mundo, otros proponen que el día de su muerte –25 de noviembre– sea declarado como el “día en que murió el futbol” y demás propuestas. Lo único cierto es que guste o no, Diego Armando Maradona ha trascendido a algo más que un ídolo, justo o no, usted tiene la mejor opinión.