Ni más ni menos
Jorge Luis Hernández [email protected]
Cierto es que el torneo Clausura 2023 apenas está arrancando y, que en algunos casos, es muy pronto para hacer juicios sobre el funcionamiento de algunos equipos de la Liga MX, sin embargo, dicen por ahí que, a lo evidente, hay que tenerlo presente.
Y es que, en números anteriores de este espacio, le he dicho a usted que el Puebla de La Franja volverá a padecer futbolísticamente en el certamen actual, tal y como lo ha venido haciendo desde hace ya tres torneos.
Sí, sé que el argumento de los “hijos de su enfranjadísima” –los aficionados que defienden con todo a su Puebla–, de que el cuadro camotero ha calificado en los últimos torneos y con un gran nivel futbolístico, está muy lejos de la realidad, pues aún con Larcamón el equipo vino a menos, sus números así lo indican.
Tan solo en el último torneo con el entrenador argentino en el banquillo, ganar fue una misión casi imposible para los poblanos, cierto, calificaron, pero con más empates que triunfos; posteriormente fueron eliminados de forma estrepitosa por el América, en cuartos de final.
La baja de rendimiento de La Franja es un resultado de tres factores importantes: el sistema de Nicolás Larcamón perdió el factor sorpresa, es decir, los rivales se aprendieron la estrategia del Puebla.
La segunda causa es que la directiva empezó a vender jugadores que eran fundamentales en el parado del equipo, dichas bajas significaron excelentes ingresos económicos para los dueños de la escuadra poblana, pero estos nunca llenaron esos vacíos que dejaban los futbolistas vendidos, por lo que sólo apelaban a la antigua fórmula de dar oportunidad a jugadores que no tenían actividad en otros clubes.
La tercera causa es que el otrora entrenador del Puebla, Nicolás Larcamón, se dio cuenta que a la directiva –los dueños– no le ocupaba mucho reforzar a La Franja para objetivos más importantes, se percató que el proyecto de la televisora del Ajusco era sólo vender y vender jugadores, que lo que se hiciera deportivamente alcanzaría para mantener satisfechos a la parcialidad poblana, total, la afición estaba acostumbrada al sufrimiento de los descensos y las malas campañas.
Por eso se fue Larcamón, claro que también le ofrecieron más dinero, pero al final del día dio un paso al costado; la directiva ya no le quiso dar más argumentos para competir y él ya no los tuvo para quedarse.
A Eduardo Arce por eso le dieron al equipo, más que por una continuidad de proyecto, fue más por dar continuidad a la fórmula, gastar lo menos para sacar lo máximo y así seguirá esto,
Esa fórmula de la televisora no es exclusiva para el Puebla, vea usted al Mazatlán FC, en qué lugar está, a quiénes contratan y su “magnífica” estrategia de marketing, con frases como “Arrasando” y el “todos al Kraken”.
Así tuvieron al Atlas hasta que llegó Grupo Orlergui y así terminaron su existencia los Monarcas Morelia, equipo al que vendieron precisamente a Mazatlán.
Con frases bien armadas, la directiva poblana exhorta a comprar los Franjabonos, a ir al estadio, a consumir sus productos y la noble afición accede, la que se da cuenta de la realidad, exige, pero al final, nada, sólo un “venga hijos de su enfranjadísima”… y nada más.
Así que, este torneo no será nada bueno para el Puebla. Sí, la mayoría de los jugadores son los que lograron el pase a liguillas pasadas, pero sin el técnico que lo hizo posible y sin los “garbanzos” de calidad. Total, el colchón de puntos en la porcentual es bueno –aunque no duradero– y mientas la gente siga respondiendo, pese a todo, el negocio está garantizado.
Hasta la próxima.