Los estereotipos están para romperlos. Así afronta la poblana Rosi del Castillo su carrera en el beisbol, ponchando –además– las falsas creencias que es un deporte para hombres y colocando a Puebla y México como referente deportivo y de equidad.
Con 23 años de edad, la joven ha escrito su nombre en la historia al convertirse en 2015 en la primera mujer que jugó en un equipo profesional de varones, además que es considerada la más potente de Latinoamérica y la segunda a nivel mundial, pues su brazo lanza la pelota hasta las 78 millas por hora.
Es la pitcher estelar de la Selección Mexicana, que en 2019 consiguió un histórico boleto al Mundial de la especialidad, que hasta el momento sigue en pie para desarrollarse en noviembre en Tijuana.
INICIÓ A LOS TRES AÑOS
Su andar por los diamantes comenzó de la mano de su hermano mayor, quien se convirtió en su mentor y principal motivador.
Si bien su familia ha sido su pilar, en un principio su madre no creyó que Rosi durara con el guante y los spikes, pero 20 años después su carrera está firme.
“Mi hermano empezó a practicar este deporte y me llamó la atención, entonces también me inscribió, sólo me daba unos meses, pero ya llevo años. De chiquita jugué de todas las posiciones, pero empecé a pichar desde los siete años, gracias a mi hermano, porque él siempre me ha impulsado, era el que me decía: ‘ándale vente a jugar’, porque yo no me animaba. Él fue el que me animó a jugar en ligas y fue una experiencia buena me hizo ser mejor cada día y me ha ayudado a llegar hasta donde estoy”, recordó.
SIEMPRE CON HOMBRES
Debido a la poca apertura a las mujeres en el llamado rey de los deportes, Del Castillo tuvo que labrar su carrera jugando ante hombres, desde su paso por la tradicional Liga Ignacio Zaragoza hasta cuando dio el brinco al ámbito profesional, con sólo 16 años.
“Empecé en el Parque Ecológico desde chiquita, estuve ahí un ratito y me metí al equipo a la Liga Ignacio Zaragoza, ahí fue donde hicieron una clínica de picheo y empecé a lanzar, me gustó. Me acuerdo que en la Liga en la misma categoría que yo había una niña y pues los demás obviamente eran hombres y siempre he jugado con hombres la verdad”, dijo.
El responsable de llevarla a un circuito profesional para hombres fue Osvaldo Morejón, jugador insignia en Leones de Yucatán, pero sobre todo principal promotor del beisbol femenil en el país, responsable también del representativo nacional.
“Fue en 2015 cuando recibí una llamada de Osvaldo Morejón, me dijo que si yo quería participar en la Liga Meridana, que cómo lo veía, que lo hablara con mis papás para ver qué me decía y pues ya hablé con mis papás y me dijeron que si yo quería participar ahí pues que me apoyaban; de hecho, recuerdo que fue un domingo en la noche que me marcó y el viernes yo ya estaba en Mérida para participar”, apuntó.
SU DEBUT, UN PARTEAGUAS
Los Azulejos de Tamanché fue la novena que le abrió las puertas para hacer historia, convirtiéndose en la primera beisbolista que participaba en una liga varonil, algo que no generó una buena reacción en muchos, pero que Rosa María se encargó de dominar como mejor lo sabe hacer, arriba del montículo.
“Cuando participé en la Liga Meridana sí fue un gran reto, porque había mucha gente que no estaba a favor de que yo participara, entonces recibí muchos comentarios negativos, pero eso no me afectó y disfruté el jugar beisbol”.
“Mi debut en Mérida fue algo muy importante, creo que fue un parteaguas para que más niñas, más mujeres empezaran a practicar este deporte, ver qué no solo es un deporte para hombres sino también nosotras podemos practicarlo”, señaló.
EL MUNDIAL
Desde su irrupción en la pelota profesional, la poblana ha participado en diferentes circuitos que le han proporcionado la experiencia que rápidamente la llevó a Selección Nacional.
Vistiendo la franela verde, en 2019 integró el roster que participó el Premundial de las Américas de beisbol femenil, celebrado en Aguascalientes, en el cual el representativo mexicano ganó su boleto al Mundial, en gran parte por la labor de Rosi, quien se convirtió en la abridora estelar de la novena comandada por Osvaldo Morejón.
“La verdad fue una experiencia muy padre el jugar contra otros países, es muy diferente y cada partido en lo personal lo disfruté muchísimo, se nos dio el pase al Mundial que fue lo buscábamos. Espero que hagamos un buen papel, tenemos buen equipo y ojalá se den buenos resultados, sobre todo porque es la primera vez que se va a participar en un mundial, va a ser una experiencia nueva y muy padre para todas”, declaró.
Durante ese premundial en el que Estados Unidos, Canadá y Venezuela también clasificaron a la justa mundialista, del Castillo fue galardonada como la abridora del equipo ideal, además de ser reconocida como campeona en efectividad, con 0.00 en diez entradas lanzadas y como monarca en ganados y perdidos, con 2-0.
Esa buena actuación la mantiene motivada para replicarla en el Mundial de Tijuana, por lo que a pesar de la cuarentena, que ha cantado strike al beisbol en el país, ella se ha logrado mantener activa preparándose en casa.
“La pandemia ha hecho que todo haya cambiado, pero eso no ha impedido que deje de prepararme, lo poco que se puede hacer pues es lo que se trabaja porque con este torneo importante que viene no hay que dejarse de preparar. La gran parte del entrenamiento lo hago en casa, también salgo a correr y de vez en cuando voy a un parque para lanzar lejos y si no pues pongo una malla y tiro”, comentó.
EL BEISBOL ES TODO
Lo conoció a los tres años y a los 23 podría jugar su primer Mundial representando a México. El beisbol se ha convertido para Rosa María del Castillo en lo que le da sentido a su vida, el deporte que le ha permitido abrirse horizontes y ser la punta de lanza con la que se ha comenzado a acechar uno de los desafíos más grandes: la equidad de género.
“Pues la verdad me ha cambiado muchísimo, el beisbol en mi vida, lo es todo, he conocido muchos lugares gracias a él y recibido muchos reconocimientos por la participación, esfuerzo y dedicación que le tengo a este deporte”.
Si la vida y su hermano no le hubieran presentado la bola blanca de 108 costuras, Puebla y México se habrían perdido de una serpentinera de élite, pero ella tendría su andar seguramente en otro deporte, el basquetbol, el voleibol o el tenis, este último por recomendación de su abuelo.
“No me he puesto a pensar cómo sería mi vida sin el beisbol, pero yo creo que sería en otro deporte, porque hay otros que me gustan: en la secundaria practiqué basquetbol, durante el bachillerato jugué voleibol que también me gusta mucho y nunca lo practiqué más a fondo por temor a lastimarme. También estuve en el tenis, me acuerdo que mi abuelo me decía que hubiera sido muy buena en tenis”, recordó.
“Chicas, practiquen deporte sin miedo”
Con su voz autorizada y sabedora de los retos que se le presentan a las jóvenes que buscan trascender en el deporte, Rosi del Castillo incita a las poblanas a practicar cualquier disciplina sin miedo al rechazo o las críticas, porque con dedicación y trabajo ha comprobado que ese hate se convierte en halagos y reconocimientos.
“Yo les digo a las chicas que no tengan miedo, que se animen a practicar el deporte que les guste, porque comentarios malos siempre van a haber, pero también muy buenos. Las invito a que siempre tengan mucha dedicación al deporte que les gusta, porque esa es la forma para lograr todo lo que se propongan”, afirmó.