Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Puede ser que estamos llegando a la etapa en donde la historia del mundo se quede encerrada en el panteón de las bibliotecas y se abran solamente los libros de la vertiginosa época de la tecnología.
Mientras eso está sucediendo recordemos pasajes que hicieron historia en todas partes del mundo; con ello mantendremos nuestros principios y nuestras raíces.
Tal como dijo el poeta francés Víctor Hugo, contaremos algunas raíces de Cultura Universal en Francia para ayudarnos a no convertirnos en cosa tecnológica.
La flor de lis es en Francia un símbolo de poder, soberanía, honor, lealtad y de pureza. De cuerpo y alma que se utiliza como símbolo de organización social. La palabra es de origen francés y significa lirio o iris.
Es una de las cuatro figuras heráldicas más populares, junto con la cruz, el águila, el león y el gallo.
Por alguna razón, la bandera de Quebec (Drapeau du Québec) llamada Flurdeles tiene incluida la flor de lis. Aquí significa “elegancia que decora a las fiestas de boda”.
El gallo es un animal cuya naturaleza lo hace ser orgulloso, viril, agresivo, y representante del poder del “macho” patriarcado.
En México su poder consiste en ponerse a cantar para despertar a los seres humanos y a las gallinas. Su canto mañanero representa “el triunfo sobre la oscuridad y el mal”.
El gallo es el símbolo de la selección deportiva francesa, misma que por su valentía y decisión ha ganado primeros lugares y también participar en finales de las contiendas deportivas. El gallo es su símbolo de superación.
En Francia, el gallo figura desde la antigüedad en las monedas y se convierte en símbolo donde significa fe y luz, esto como consecuencia de un juego de palabras que genera la palabra latina galleus, que significa al mismo tiempo gallo y gala.
La galia es el nombre dado por los romanos en la antigüedad a una región de Europa Occidental, actualmente formada por Francia y otros países.
Los habitantes de Francia nunca se llamaron ellos mismos como galos, ni llamaron al territorio como galia.
Jeanna D’arc es una santa patrona de Francia, considerada una joven heroína. Se le llamó “La Doncella de Orleans”.
Está considerada por la historia de Francia como la mujer francesa más destacada, luchó contra los ingleses en la guerra de los cien años y le dio el triunfo a Francia.
Afirmó que lo hizo porque recibía visiones de Dios al respecto, lo que hizo que se le procesara por afirmar indebidamente que tuvo inspiración divina.
El tribunal la declaró culpable de herejía y fué quemada en la hoguera. Tiempo después fue nombrada santa en 1920.
Marianne Mariana es producto de una figura alegórica representando a la “libertad guiando al pueblo” en un cuadro pintado por Eugene Delacroix.
Es un símbolo de la República Francesa y de su ideología: la libertad, la igualdad y la fraternidad. Como simbología encarna a la República Francesa y representa la permanencia de los valores.
María Antonieta de Austria o María Antonia Josefa, también Juana de Hasburgo Lorena, entre otras denominaciones, conocida como reina consorte de Francia y Navarro; casada con Luis XVI de Francia.
Vivió como reina de Francia los turbulentos últimos días del antiguo régimen y la posterior Revolución Francesa.
Se cuenta que cuando el pueblo francés reclamó falta de pan ella dijo “que coman pasteles”, frase muy histórica.
María Antonieta nunca gozó del favor de su pueblo era “frívola” derrochadora y caprichosa. Fue condenada a la guillotina instalada en la Plaza de la Revolución (hoy de La Concordia) ante 10 mil personas.
El abanico de María Antonieta
Este accesorio de la reina de Francia guarda una relación legendaria con la abogacía.Cuando la esposa de Luis XVI salió de la prisión rumbo a la Plaza de la República, donde sería guillotinada, la última persona de quien se despidió fue su abogado, Romain de Séze, quien se había hecho cargo de un juicio resuelto condenatoriamente de antemano.
Estas fueron sus palabras.
“Abogado: le agradezco que haya asumido una causa que sabíamos perdida. Sabía usted que haberme defendido le acarrearía riesgos, peligros, molestias y amarguras. Sin embargo, lo hizo con lealtad y con valentía. Pero, sobre todo, con desinterés, pues usted era conocedor de que todos mis bienes fueron incautados y ya no soy poseedora de nada.
Mi única propiedad es este abanico. Es lo único que me queda y con él, que constituye toda mi fortuna, le quiero pagar sus muy merecidos honorarios”.
Unos minutos después, María Antonieta fue decapitada.
El abanico hoy reposa, con veneración, en un capelo de cristal colocado en el vestíbulo de la barra francesa de abogados, en París.
Por eso, es el emblema de la abogacía francesa. Se le tiene considerado como un símbolo de la lealtad, de la valentía y del desinterés que deben regir, el ejercicio de la abogacía.
A Napoleón Bonaparte se le apodaba en Francia como Le Petit Caporal (el pequeño caporal) y en Europa se le conocía como “el ogro de Ajaccio” o el “usurpador universal” o “el tirano”.
Bonaparte tuvo una relevancia histórica en especial por sus batallas militares. Se casó con Josefina de Beauharnais a quien le regaló como anillo de bodas, uno de oro, diamante y un zafiro; todo ello económicamente muy valioso. Se le conoció como Toi et Moi (tú y yo).
Le gustaban los caballos, tenía en una cuadra 130. El preferido le llamó “Marengo” y a otros dos le denominó “Visir” y “Blanco”.
Una frase célebre de él fue: “Denme dos Morelos y conquistaré al mundo” refiriéndose al héroe mexicano José María Morelos y Pavón.
Dijo que el mundo lo olvidaría a pesar de sus victoriosas batallas, pero que jamás lo olvidarían por entregar a Francia su Código Civil.
Esto es cierto, pues es un código ejemplo para el mundo. Código que, con sus modificaciones, sigue vigente en Francia a pesar que se expidió el 21 de marzo de 1804.
Francia tiene sus principios y sus raíces en la fortaleza de su historia y en la verdad soñadora de su mitología.
En el ondular heroico de su bandera, y en la Marsellesa que recorre con sus hijos los caminos victoriosos de su patria.