ES RELATIVO
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
“Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa; tal como es tu deseo es tu voluntad, tal como es tu voluntad son tus actos, tal como son tus actos es tu destino”.
Esta frase son pensamientos que se encuentran en el Libro de Los Upanishads, en el que se relata que un joven acude a su maestro:
“Cuando en la mente le dice la voz del hombre: regresa al fuego, su aliento al aire, su vista al sol, su cuerpo al polvo y su sangre al agua: ¿dónde entonces se encuentra el hombre?”
Y filosóficamente, como se señala al principio de este escrito, se concluye que el hombre está en los actos o hechos que realizó en vida, es decir, en el valor permanente de su conducta.
Como posible respuesta, aparecen estos conceptos: “Todo lo impregnado de vida muere, pero la vida no muere. Esta tiene esencia, que es el alma de todo este universo, es la realidad de tus hechos, es lo único viviente y eso: eres tú”.
Aclaramos que el Libro de Los Upanishads es un texto filosófico del hinduismo escrito en sánscrito. Etimológicamente significa “el que se sienta junto al maestro”.
El tema lo traemos a la realidad de los hechos contenidos fundamentalmente en la literatura mesoamericana, en la que destaca México, nuestra gran patria, como ACTORA de una literatura universal.
México no es utopía, no es sólo magia ni mito, es, como dice el libro de Los Upanishads, una realidad histórica, construida en obras y hechos, es esencia y presencia en el mundo; de la cual nos sentimos orgullosos los que aquí nacimos.
La literatura de México tiene autenticidad en todas sus etapas originarias y en la expresión de una lengua castellana que hereda y se vincula con los pueblos mesoamericanos. Así se formó e integró todo un movimiento cultural.
En México, las crónicas son los primeros documentos de la literatura iberoamericana, escritos por indígenas y españoles.
Pedro Mártir de Anglería, italiano, escribió De Orbe Novo.
Francisco López de Gómara, sevillano, escribió Historia de los indios, en la que narra la conquista de México.
Hernán Cortés escribió sus Cinco cartas de relación sobre el descubrimiento y conquista de la Nueva España, que envió al rey Carlos V.
Bernal Díaz del Castillo escribió Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
Fray Toribio de Benavente, “Motolinía”, escribió Historia de la fundación de Nueva España y participó en la fundación de Puebla.
Fray Bernardino de Sahagún escribió Historia general de los casos de la Nueva España, obra importantísima para la historia.
Fray Bartolomé de las Casas escribió Historia de los Indios y Apologética histórica de los Indios, y también Historia Chichimeca.
Francisco Cervantes de Salazar escribió Diálogo de la dignidad del hombre y Crónica de la conquista de la Nueva España.
Juan Suárez de Peralta escribió Tratado del descubrimiento indígena y su conquista.
En la poesía destaca Francisco de Terrazas con su libro Nuevo Mundo y Conquista*, y Gutierre de Cetina con Ojos claros y serenos.
Fernando de Balbuena escribió El Siglo de Oro en las Selvas Erífili y La Grandeza Mexicana.
Juan Ruíz de Alarcón escribió Las paredes oyen y La verdad sospechosa.
Perú
El cronista indígena Don Fernando de Alvarado Tezozómoc y Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, considerado el príncipe de los historiadores indígenas, escribió la historia Mexicayotl o Crónica Mexicana.
Perú, con su Imperio Inca y su indiscutible y valiosa historia, y el señorío histórico de Cuzco, su antigua capital, tuvo una historia de conquista semejante a México; la época colonial es meramente académica.
Un cronista excepcional y sobresaliente fue Garcilaso de la Vega, quien es el mejor cultivador de la prosa en los tiempos de la colonia.
Chile
En síntesis, esta población sufrió una sangrienta y prolongada guerra de conquista. Según las palabras de Andrés Henestrosa Morales, “Chile es el único de los pueblos modernos cuya fundación ha sido inmortalizada por un poema épico”: La Araucana, del autor Alonso de Ercilla y Zúñiga.
Por ello, América es la tierra de mujeres y hombres que HICIERON lo que pensaron: HICIERON literatura y, con ello, HICIERON la palabra que ilumina la historia de la vida: LITERATURA.
Entendieron la dimensión de la palabra latina Facta non verba.