Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Sabemos muy bien que los tiempos que se avecinan en el mundo serán difíciles y complejos.
El ser humano se enfrentará directamente al robotismo, a la inteligencia artificial en su amplio campo negativo, a los cambios y peligrosos fenómenos de la naturaleza y a nuevas perjudiciales pandemias.
También a los fenómenos delincuenciales y posibles guerras con armamento incontrolable: vivimos con miedo y esperanza ante los graves fenómenos de la migración mundial.
Hoy, además, estamos viviendo una tercera guerra mundial generada por las actividades monetarias y financieras que complican la vida de los seres humanos y vivientes.
En el gran final, el poder y el dinero son los generadores de inestabilidad social y eso nos lleva a vivir entre el temor y el asombro.
Recordamos el ejemplo de que, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, todo el sistema financiero se encontraba fuera de control.
En los sectores del manejo de la economía y finanzas el mundo entero se convirtió en un deshumanizado juego de ajedrez; se buscaba que el imperio del monopolio financiero tuviera rentabilidad a corto plazo.
También se impulsaba el mercado errático, había pánico económico con mayor fuerza en las áreas poblacionales de mayor pobreza, se carecía de dinero y no había quienes tuvieran un compromiso social.
Aunado a ello, existían aumentos de precios, carestía, escasez de alimentos, pero eso sí, existían ganancias exageradas en unas cuantas manos. Se vivía entre la duda y el futuro.
Muchos países buscaban crear organizaciones que reestablecieran el perdido equilibrio monetario y financiero.
En una pequeña localidad de New Hampshire, conocida como Bretton Wods en los Estados Unidos de Norteamérica, se reunieron los representantes de 44 países para tratar de reconstruir el sistema monetario y financiero internacional.
La finalidad era que el dinero estuviera usándose en beneficio de la colectividad y no para su explotación.
Dijeron que la política económica no se destinaría a empobrecer al vecino a través de ajustes cambiarios y financieros. Vivíamos entre la obtención del dinero y el dolor de la miseria.
El economista Keynes propuso que el nuevo sistema descansara en cuatro pilares:
1. Una administración económica mundial.
2. Crear mecanismos para financiar el desarrollo.
3. Una organización comercial internacional.
4. Un programa de ayuda.
Como resultado se crearon el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que además de su función natural ofrecerían líneas de crédito a los gobiernos y promoverían el comercio internacional, entre otras actividades.
Pero el tiempo pasó y muchos países quedaron endeudados y más pobres, el dinero no se perdía porque alguien lo ganaba, pero la pobreza seguía.
Se crearon algunos organismos, existían reuniones mundiales, se instituyó la denominada Ronda de Uruguay, en donde el 1 de enero de 1999 se dio vida a la Organización Mundial de Comercio.
Dijimos al principio que estábamos en la guerra financiera y monetaria, desde mi criterio los países se deben reunir para resolver este tema, nada fácil, pero hoy es necesario recordar esta historia del ser humano y el dinero.
Se dice que cuando al hombre le mencionan al becerro de oro lo detesta, y es cierto, porque lo que sí quiere es el oro del becerro.
La Biblia nos da ejemplos de cómo el hombre le da preferencia al dinero en su vida.
Cuenta que Esaú regresó hambriento a su casa y le dijo a su hermano “dame un poco de lentejas”, Jacobo le contestó “puedes comer un poco de mi plato si me dejas que yo sea el primogénito”.
Esaú lo aceptó y, por ello, su hermano se convirtió en jefe de la familia, ejercía solo el sacerdocio y la herencia y dinero del padre serían únicamente para él.
Caín mató a Abel porque se enojó debido a que su padre le había otorgado mejores beneficios que a él.
La traición de Judas Iscariote fue por 30 monedas (se menciona un beso del traidor) y el consejo que se obtiene de ello es: cuídate de aquellos en quienes más confías, porque el diablo antes de ser diablo fue ángel, y Judas antes de ser traidor fue discípulo (lo dijo algún compañero de campaña política), en todo impera la presencia del dinero.
Finalmente: en la guerra mundial monetaria algo está pasando en México:
1. Se habla de la fortaleza de nuestra moneda.
2. Se reconoce mundialmente que la actividad económica en México ha tenido un crecimiento continuo (y esto sin apoyo de organismos internacionales).
3. Los bancos legítimamente tienen importantes ganancias producto de nuestra economía.
4. Se reconoce que la derrama interna es el principal motor del desarrollo de la economía mexicana.
5. Los bancos determinan que el crecimiento de México será así hasta fin de año.
6. Se tramita la instalación de empresas fuertes en nuestro país.
7. Las reservas monetarias en nuestra nación son importantes, con reconocimiento internacional.
8. Hay ingresos turísticos que son muy sólidos.
9. Es importante el monto de las reservas en el país.
En una participación en la ONU con comentarios positivos y análisis críticos, mi nieta Carolina Pacheco Balcázar y otros estudiantes expresaron largos temas sobre el Derecho Internacional y el acuerdo de la ONU sobre la cooperación global, así como los efectos que facultan el cambio de bienes y servicios entre los Estados.
Igual plática realizaron sobre la ONU y la gobernanza global que se ha logrado y permitido a los Estados implementar decisiones colectivas generando con ello avances en la paz y la seguridad en los derechos humanos.
Son temas amplios en los que participa nuestro país. De ello se harán comentarios posteriores.
Señalo lo anterior para demostrar que los países están de acuerdo en luchar contra la miseria y las injusticias.
En todo, no nos olvidemos de que nadie quiere al borrego de oro.