Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Para no entrar en conflictos gramaticales al hablar de nuestra cultura precolombina, señalaremos que cultura y civilización tienen un significado en común, más aún cuando la palabra civilización es posterior a la de cultura. Ambas se refieren a las obras de los seres humanos, mismas que buscan la felicidad de mujeres y hombres.
Estas palabras se vinculan a la historia y a la filosofía.
Nuestra historia precortesiana en sus inicios nos habla de los gobiernos de los señores mexicas que fueron los siguientes:
1.- Tenoch –tuna de piedra– fundador de Tenochtitlán.
2.- Acamapichtli -el que empuña la caña– primer señor.
3.- Huitzilihuitl –pluma de Colibrí– segundo.
4.- Chimalpopoca –escudo que humea– tercero.
5.- Izcóatl –serpiente de pedernal– cuarto.
6.- Moctezuma IIhuicamina – flechador del cielo– quinto.
7.- Axayácatl –cara en el agua– sexto.
8.- Tizoc –pierna enferma– séptimo.
9.- Ahuizótl –perro del agua– octavo.
10.- Moctezuma Xocoyotzin –señor joven y sañudo– noveno.
11.- Cuitláhuac –excremento– décimo.
12.- Cuauhtémoc –águila que cae– onceavo.
En la etapa denominada prehispánica también se desarrollaron importantes culturas:
1.- La olmeca, en el sur de Veracruz y el norte de Tabasco.
2.- La tolteca en la región de Tula, Hidalgo.
3.- La zapoteca y la mixteca.
4.- Las ubicadas en Oaxaca.
5.- La huasteca y la totonaca dentro del área del Golfo de México.
6.- La teotihuacana en el área del norte de la Ciudad de México.
7.- Purépecha o tarasca en el área de Michoacán.
8.- La maya, en el área de Quintana Roo, Campeche, Tabasco, parte de Chiapas y parte de Guatemala, además de Belice, Honduras y El Salvador.
9.- La cultura mexica o azteca en el Valle de México con la gran ciudad de Tenochtitlán.
La realidad es que cuando arribaron los españoles expedicionistas, no conquistadores, diversas culturas habían desaparecido, otras se estaban desintegrando y algunas estaban en pleno desarrollo económico.
Autores de libros, como Lilian Scheffler, reconocen que hay 53 grupos de personas de pueblos originarios con 50 lenguas naturales.
Por eso, hay un debate que está tomando fuerza en nuestro país. Si realmente fuimos conquistados por Hernán Cortés, o hubo una serie de traiciones, y enfermedades pandémicas que diezmaron a la población y facilitó la penetración de españoles a lo que hoy es territorio mexicano.
Nos preguntan si sabemos realmente si hubo conquista y quién definitivamente la hizo.
Hay que comentar que en este año se editó un libro de Federico Navarrete que se considera un ensayo. En él se realiza un estudio respecto de lo ocurrido hace exactamente 500 años.
Lo anterior lo señalamos, porque existen nuevas corrientes históricas que discuten si en realidad los actos llevados por Cortés en nuestras tierras pueden considerarse como una conquista. Desde luego que hay voces de ambos lados, que discuten este tema, sin mengua de nuestra gran cultura y nuestra propia civilización.
El autor parece desechar los poderosos mitos que en toda historia escriben los supuestos vencedores y pregunta finalmente: ¿Quién conquistó México? Y esto lo hace porque la respuesta que circula “ha servido hasta la fecha para fomentar discriminación y desigualdad”.
¿Quién conquistó México? ¿Es una pregunta que contesta el autor del libro mencionado? Son temas que deben seguir analizándose, entre otros aspectos, por las expresiones del propio autor que nos dice: “El trauma de la Conquista”.
“En México es frecuente escuchar la frase “cuando nos conquistaron los españoles”, Ésta funciona a la vez como una sentencia de derrota e impotencia dirigida a los indígenas y como una condena, nunca suficiente, a los triunfadores”, explica el autor.
Esta sentencia es por completo imaginaria, pues no responde a la realidad histórica de 1591 a 1521. Sin embargo, no por ello resulta menos nociva.
Al identificarnos plenamente con los indígenas “vencidos” y al dar por sentado que los vencedores vinieron de fuera a derrotarnos a todos nosotros, asumimos en carne propia toda una serie de complejos que nos devalúan y nos paralizan. Un innecesario y lastimero “trauma de la conquista”, una carga insoportable que supuestamente nos ha aplastado durante 500 años.
Este trauma nos quiere convencer de que somos los eternamente vencidos, los agachones, los acomplejados, y eso nos vuelve incapaces de alcanzar cualquier victoria. De sentir orgullo por nosotros mismos, de controlar nuestro destino, de exigir los derechos que nos corresponden.
Inspirados por esta fantasiosa condena, sesudos filósofos y excelsos poetas, como Samuel Ramos y Octavio Paz, han dedicado volúmenes enteros a describir nuestro fatalismo, nuestro odio a nosotros mismos. Según sus visiones, los mexicanos nos odiamos tanto al ver nuestro rostro de derrota que sólo podemos ser taimados, hipócritas y envidiosos”.
La historia a veces es lenta para aclarar dudas.
Somos un pueblo con grandiosas historias, que siempre tendrá preguntas.