Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
El escritor francés Víctor Hugo, con gran filosofía,
nos señalaba qué es la muerte.
Desde luego que es toda una filosofía que nos hace pensar, razonar y meditar.
El filósofo dice que la muerte es el paso de lo que sigue; un más allá que entra al campo de la filosofía religiosa.
La muerte es una palabra que se comprende o no; se le respeta o se ríe uno de ella.
En este aspecto, decía Woody Allen:
“No es que tenga miedo de morirme, es que no quiero estar allí cuando suceda”.
La realidad es que, con la muerte, la parte mortal se extingue, la material se consume, pero el principio de la inmortalidad se separa, se aleja adonde está el mundo del recuerdo.
Con ese recuerdo escribo estas palabras, ya que hace un mes, el 13 de diciembre de 2022, falleció el gobernador del estado de Puebla, licenciado Luis Miguel Barbosa Huerta.
Como funcionario federal y local, será la historia la que analice y opine acerca del desempeño de licenciado Barbosa, quien ejercía la frase que normaba su vida pública y privada: “Todo poder encierra, representa y es un deber”.
El ejercicio del poder público es tan complejo que llega a generar percepciones contrarias a la realidad.
La realidad de su gobierno fue combatir la violación de la ley, en especial cuando proviene de la delincuencia.
Tan es así que emprendió la transformación del Poder Judicial, cuyos frutos se verán más adelante.
Barbosa sabía ser dueño de sí mismo, requisito exigido por la filosofía griega para poder enfrentarse a toda actividad humana.
Eso lo llevó a ser un querido y respetado jefe de familia, un ejemplar ciudadano y un funcionario al servicio de nuestro país.
Por ello en su tumba no hay silencio; se escuchan las plegarias de mucha gente a la que le proporcionó ayuda.
Era un humanista de su tiempo y de sus circunstancias.
A sus amigos siempre les extendió la mano, dentro de la ética y la ley. Daba sentido y calor a la amistad.
Decía un hombre de campo que la muerte de su amigo Miguel es como la caída de un gigantesco árbol: deja un enorme vacío.
Es muy dulce llegar a la muerte mecido por las plegarias de la familia y amigos; las flores de su tumba están rociadas con esas lágrimas.
Sus familiares deben sentirse orgullosos de un hombre que cumplió con su deber con Puebla, con México, con su familia y consigo mismo.
Hombre hecho de esperanzas, de esfuerzo, de sacrificios y de trabajo.
Para comprender a un ser humano debemos saber que el hombre es la suma de sus verdades, de sus fantasías, de sus ideales y de sus realidades, a lo que hay que agregar sus gigantescos sueños, las pasiones, pensamientos e historias de su peregrinar.
Si llegamos a conocer los resultados de lo anterior, podemos decir que conocimos al hombre; si no, como en el caso del licenciado Barbosa, dejemos transcurrir los tiempos, que serán los que nos revelarán las realidades.
Mientras eso sucede, que el licenciado Miguel Barbosa Huerta descanse en paz.