Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Frente a tantos problemas mundiales y la complejidad de la naturaleza humana, la psiquiatría, la psicología y la sociología sugieren buscar distracción, especialmente entre los habitantes de nuestro país.
Así, podemos entretenernos en los campos donde se manifiesta el perfil del mexicano, como en las expresiones que se pueden llamar chistes, refranes, dichos y hasta aforismos, adagios, proverbios, apotegmas, albures, sofismas, chismes y dicharachos, todo con el debido respeto a la filosofía y la gramática.
Una frase célebre en un momento dado puede constituir la síntesis de todo un libro, una tesis o un principio.
Agustín Basave Fernández del Valle decía al respecto que “los dicharachos condensan en pocas palabras el modo de ser de la condición humana”. Los hispanohablantes, especialmente los mexicanos, somos muy aficionados a sentenciar con “frases hechas” todos los actos que realiza el ser humano.
Así, encontramos en el camino al “filósofo de Güemes”, quien decía: “De todos los problemas que tengo es por tonto y por metiche” y “Me tienen como perro de rancho: me amarran en las fiestas y me sueltan en las broncas”.
También encontramos a Hermenegildo Torres, quien creó su partido político denominado PUP, “Partido Único de Tontos”, que decía: “Tontos del Mundo, Uníos”.
Y otro partido, por si no se incluía uno en el primero, se denominaba PIP, “Tontos y Presumidos”. En esos partidos le daban doble credencial porque sabían que la primera la iban a perder por tontos.
Todos los miembros de los dos partidos estaban considerados por su presidente, Hermenegildo Torres, como personas extremadamente limitadas en cualquier campo del conocimiento humano.
Agustín Basave nos proporciona multitud de dichos, de los que mencionamos unos cuantos:
• Abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón.
• Ni yo que soy la portera, me asomo tanto al zaguán.
• Hasta el santo desconfía cuando la limosna es grande.
• Si al cielo no te subes, en la tierra nos vemos.
Quien conoce hechos y tiene pruebas irrefutables, dice con tono seguro:
• Si digo que la burra es parda es porque tengo los pelos en la mano.
El mexicano busca el consejo práctico en la sabiduría decantada con la experiencia popular. Por eso aplaude los refranes:
• En los afanes, pide siempre consejo a los refranes.
• Éntrale, Matías, que de esto no hay todos los días.
La enseñanza práctica de nuestro refranero es fruto de la sabiduría y experiencia de nuestro pueblo. No se trata de simples modismos, sino de enseñanzas morales. En cada refrán hay una verdad. La vejez es amarga:
• En casa vieja, todo son goteras.
Para no cometer dos veces el mismo error hay que pasar por la experiencia del revés juvenil:
• El que temprano se moja, tiempo tiene de secarse.
Hay un fatalismo que se expresa de diferentes maneras:
• El que nace pa’ maceta no pasa del corredor.
• El que nace pa’ tamal, del cielo le caen las hojas.
• El que nace tepalcate ni a comal tiznado llega.• El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería.
La inclinación que procede de un origen social determinado se pone de relieve en todo proceder:
• El que ha nacido en peta te siempre anda eructando a tule.
El que vale, sabe que vale en cualquier parte. Hay seguridad en este dicho:
• El que es un buen gallo en cualquier gallinero canta.
Se aconseja ser prudente en las demostraciones de pasión amorosa. El hombre debe usar cierta estrategia en el amor:
• El limón ha de ser verde para que pinte morado, y el amor, para que dure, ha de ser disimulado.
Los chismorreos envenenan relaciones humanas; las frases que azuzan a los contendientes se condensan en este dicho:
• Echar leña.
Al exagerado que narra aventuras increíbles, al mentiroso que se las recarga excesivamente, se le dice cómicamente:
• Échale por lo que encoja.
El fanfarrón que se cree invencible y capaz de todo, alardea:
• Donde quiera plancho y lavo, y en cualquier mecate tiendo.
Cada quien debe estar en su puesto. No es tolerable la subversión de papeles:
• Desgraciado el gallinero donde la gallina canta y el gallo cacarea.
Al que nos quiere “apantallar”, al que alardea de ser más de lo que en verdad es, se le lanza este dicho en forma de interrogación:
• ¿De qué taconea tan recio?
El pretexto no debe tolerarse. Se combate, entre otras formas, con el ridículo:
• De que es malo el escribiente, le echa la culpa a la pluma fuente.
En todos los dichos y refranes hay sabor a México.