Por: Ulises Castañeda
“Diego, en el riesgo está el placer”, recuerda el cantaor Diego El Cigala las palabras que le dijo una vez su amigo Gabriel García Márquez. Tras casi tres décadas de haber imaginado interpretar música mexicana cuando conoció la Plaza Garibaldi, el músico español lanzó en 2020 su disco Cigala canta a México, y lo presentará en el Auditorio Nacional el 5 de mayo.
José Alfredo Jiménez, Manuel Wello Rivas, Consuelo Velázquez, Alfredo Gil y Armando Manzanero son algunos compositores presentes.
“Los Panchos, Agustín Lara, María Grever, Pedro Infante, Pedro Vargas, Jorge Negrete, Javier Solís, Rocío Durcal, José José y mi querida Chavela Vargas han impregnaron esas canciones en mi sangre”, menciona.
El tour del cantaor inicia en Guadalajara (Auditorio Telmex, abril 29). Después de Ciudad de México va a Cuernavaca (mayo 12) y Valle de Guadalupe en Ensenada (mayo 14).
El Cigala estuvo por primera vez en la capital de México cuando tenía entre 25 y 30 años, recuerda. Llegó al Teatro de la Ciudad para ver, solo, a Niño Josele. Tras el concierto, se metió a la Plaza Garibaldi.
“Ahí conocí lo que era el mero, mero mariachi de México”.
Desde entonces, “me preguntaba si algún día cantaría con un grupo de mariachis”. Se le hizo con el Mariachi Gama Mil y el Vargas, “que son una maravilla de genios”.
Recuerda cómo Chavela Vargas le decía que la música mexicana le iba mucho a su forma de cantar.
“Elegí el flamenco, pero no ese flamenco arraigado sino ese flamenco con musicalidad en la que pueda tomar otros géneros y los pueda llevar a mi campo sin que deje de ser flamenco”.
Ella le pidió cantar La llorona. Será bonus track del disco, grabada con filarmónica.
Cigala canta a México es una maravilla porque es el disco que yo he deseado tanto y que he tenido en la mente durante tantos años.
Le habría gustado cantar con Vicente Fernández, dice, un tema que el mexicano grabó hace medio siglo y le mostró en su casa de Los Tres Potrillos: “El emigrante”, que cantaba Antonio Molina y Chente, en su versión.
Y con Chavela Vargas “que es como convivir con un chamán” y Armando Manzanero; “he sentido mucho la pérdida de él porque estábamos grabando y ahí se dio su última despedida conmigo, pues a los pocos días viajó y se dio la tragedia”.
Cigala canta a México “está lleno de recuerdos, por eso creo que el disco suena con tanta verdad, porque en todo este tiempo han pasado cosas importantes”.
“¿Sabes lo que le cantaba a Gabo?, no sé por qué, pero cuando estábamos juntos siempre sonaba: ‘Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino era rodar y rodar’…”.
Esa canción sonaba en sus farras, cuenta. Y García Márquez la pedía.
“Es un tema muy bonito y con él tenía una conexión especial con Gabo; hacíamos cantar a todo el personal que estaba en ese momento con nosotros”.
De hecho creo que eso siempre pasa, cuando cantas El rey, siempre estás con un grupo de amigos, como que no es una canción que nos acostumbre a cantarla solos, agrega.
“La música mexicana dramática es como el flamenco: las letras siempre se llenan de dolor y amor, de recuerdos: se siente en cómo se cantan, con todo su amor y desamor, con la profundidad del engaño y la tristeza, y una canción fácilmente puede conectar con otra que escribió otra persona como si todas fueran de la mano”.
Ternura, amor y cariño, todo cabe en la canción. “Cuando se habla de amor, el odio o el desengaño se refleja en la voz”.
Lo más entrañable del mexicano es la pasión y el amor: lo romántico. Eso caracteriza a una buena ranchera acompañada de un buen tequila a deshoras. La música mexicana siempre viene muy bien para los enamorados locos, es para momentos en que no se entiende de razones, asienta.
“Lo más difícil fue la tesitura de voz, emparejar los tonos. Luego de dejarse llevar por ese ímpetu que le caracteriza a uno, se hace un poco complejo cantar, porque los temas tienen vida y mucha emoción, y yo sé de eso. Estas canciones hay que interpretarlas, uno puede dejar que la voz se vaya en medio de la cantada por el sentimiento.
“Yo creo que el tema más difícil fue La media vuelta. Tenía una tesitura muy difícil para mí, va muy pegada y con una fuerza que no te deja descansar, uno tiene que estar todo el rato ahí de ‘órale, vas para adelante’.
Sobre las noticias que da México, prefirió no opinar. “ No podemos quedarnos solamente con lo que pasa mal en México; lo que yo quiero es sacar el provecho de la gente y el pueblo, mostrar lo buenos que son del alma y de su corazón. No podemos marginar a México por unos cuantos que hacen cosas malas”.
México es un país de libertad, de mucha emoción y es un pueblo unido que jamás será vencido, por más golpes que reciba, considera.
“México es tan lindo que muchas veces, cuando ya lo conoces, te olvidas de los problemas de su interior. México siempre será una tierra de mucho corazón. Es un país con mucho dramatismo y ahora yo también soy un poco dramático también.