En 2009 el actor Bruce Willis trajo a la pantalla grande la película Identidad Sustituta, ambientada en un mundo futurista donde los humanos viven aislados en interacción con robots.
Hoy, Miguel Altamirano está más cerca de lograr lo que sólo era ficción, su trabajo sobre haptips (se refiere a cualquier tecnología que pueda crear una experiencia táctil al aplicar fuerzas, vibraciones o movimientos al usuario) su trabajo es por medio del tacto de parte de los robots, donde su movimiento captado a través de diferentes sensores, para que el operador pueda percibirlos por medio del tacto, el ambiente donde se encuentra la máquina, el peso y textura de los objetos que manipule.
El joven de 31 años explica que este tipo de aplicaciones se puede llevar a la realidad virtual, donde actualmente se puede estar dentro pero no se siente, y con el sentido del tacto que desarrolla permitiría sentir los objetos que se encuentran en esa realidad virtual, tecnología que no sólo se usa para juegos, podría usarse en entrenamiento de médicos o trabajos muy específicos.
Otro ejemplo del uso de la tecnología es si se manda una persona a revisar una estación de petróleo se podría enviar a un robot para hacer el trabajo de las instalaciones con una retroalimentación visual pero también con forma táctil para los especialistas a distancia.
Para realizar este trabajo que parece de una película de ciencia ficción el joven recuerda que desde pequeño jugaba mucho con su hermano para desarmar cosas, algunas de forma intencional o en otras simplemente rompiendo, algo divertido para ellos pero no tanto para sus papás.
Con una vida entre la ciudad de Puebla y Cholula nació el querer superarse a través de los consejos de su familia, y gracias a su beca de excelencia en prepa UPAEP cursó la carrera de Ingeniería Industrial en la misma universidad.
Desde sus días de universidad no se veía estudiando para tener un trabajo sino estudiar para ver cómo aplicar ese conocimiento, sabiendo que la industria y el trabajo es importante, pero para su caso siguió “el gusanito de la curiosidad” y considera que no se mataba estudiando, si se quiere hacer algo existen muchas oportunidades en el mundo, basta buscar un poco para encontrar oportunidades.
Con amor por la tecnología pero con conciencia e interesado en aspectos humanos viajo a Italia a tomar un curso de formación humana y después a Suiza, y desde hace cinco años se desarrolla en su carrera en Rusia.
En su camino ha conocido a otros mexicanos en su universidad, pero no considera que sea una fuga de cerebros, el observa un gran apoyo a la ciencia, además en Rusia vive con una cultura diferente, personas leyendo libros en el metro y no en el celular, haciendo la comparación con México que debe enriquecer su cultura con otros estilos de vida.
Como parte de sus estudios recibió una beca para su maestría en Sistemas Espaciales, en ese departamento se encuentra el laboratorio de robótica donde trabaja junto con su profesor Dimitriv, inició con un proyecto para desarmar equipos celulares, extrayendo elementos o materiales que se pudieran reutilizar y de esa forma disminuir la contaminación por ese tipo de materiales.
Altamirano Cabrera señala que no es fácil el clima en Moscú , mucho frío y poco sol para salir a esquiar, entonces compensa lo que le gusta de un clima muy diferente al de su país y considera que si deseas algo no hay límites, en su caso ha encontrado que la ciencia no se limita a un solo país o laboratorio, que todo es colaboración, así lo ha descubierto en su trabajo para enriquecerlo.