La escena fue brutal:
En tanto que Rafael Moreno Valle disfrutaba su victoria sobre Javier López Zavala en un salón del hotel Crowne Plaza –Puebla, junio de 2010–, Humberto Aguilar Coronado y Augusta “Tití” Díaz de Rivera observaban todo sin decir palabra.
Estaban, lo que se dice, lacios, lacios, lacios.
Lánguidos era poco.
Y es que en esa justa electoral ellos habían apostado –igual que Ana Teresa Aranda– sus trompos y sus baleros al candidato del PRI.
Horas antes, incluso, Aguilar Coronado le había hablado a López Zavala para informarle –jubiloso– que en la última encuesta de salida le iba ganando a Moreno Valle por una diferencia de cinco puntos.
El pez había mordido el anzuelo.
Y es que Moreno Valle y Fernando Manzanilla en aras de ubicar al infiltrado zavalista en el cuarto de guerra difundieron encuestas falsas.
Con Humberto Aguilar Coronado estaba confabulando la célebre Tití, quien hoy busca ser la dirigente estatal del PAN en Puebla.
Por eso, al ser descubiertos, Humberto y Augusta veían –pálidos, desencajados– la brutal escena de un triunfo que no era suyo.
Sobra decir que ambos personajes no tocaron ni la flauta durante el morenovallismo.
La trama actual es clara:
Una zavalista emboscada en 2010 quiere encabezar en 2021 al partido que traicionó en su momento.
Es la historia de este país.
Faltaba más.
Entre sus matraqueras más estruendosas está la diputada federal Ana Teresa Aranda, quien en su momento fue exhibida públicamente por el entonces panista Carlos Ibáñez como beneficiaria de jugosas maletas cargadas de dinero marinista, mismas que le fueron entregadas en la colonia Condesa de la Ciudad de México.
Pregúntese el hipócrita lector qué mueve a tan distinguidos militantes del PAN en la puja por la dirigencia.
Acertó:
Es un vulgar asunto de sólo pesos y centavos.
Puebla, 2018: la otra traición. En la elección de ese año, Susana “Susy” Riestra Piña era un alto mando en la estructura de Martha Erika Alonso.
Desde esa posición –junto con su inseparable José Manuel Berganza, hermano del ex novio de Lucerito– ordenó algo que hoy oculta bajo llave: que nadie debería apoyar la campaña de Eduardo Rivera Pérez, candidato de la misma alianza por la que jugaba Martha Erika.
En otras palabras: hace tres años conspiró en contra de quien hoy apoyó.
Incluso es regidora de quien tanto fustigaba.
¿O cómo se explican esas palabras que le dijo a un panista que desobedeció la conspiración de opereta en 2018?
“¿Qué parte no entiendes de que Rafa y Martha no quieren que apoyemos a Lalo?”.
El acosado jura que de los ojos de Susy salió algo parecido a la expresión “alma fría”, nombre de una de las canciones de Francisco Xavier.
Casa con dos puertas. Desde su nacimiento en 1996, en las páginas de El Universal Puebla, La Quinta Columna se ha publicado en nueve medios.
Con el arribo, éste día, a Crónica Puebla, son ya diez las casas en las que mi columna ha habitado.
Nada mal para los 25 años 6 meses que tiene de vida.
Es un gusto brutal volver a compartir espacio periodístico con Arturo Luna Silva, a quien conocí en 1994, cuando ingresé a El Universal Puebla.
Con el tiempo nos hicimos amigos y contertulios.
Ambos compartimos una doble pasión: por la lectura y por el lenguaje.
Gracias por alojar una vez más esta columna.
Agradezco sobre todo la generosidad de Javier Pacheco Pensado, con quien tantas buenas conversaciones he tenido a la luz de la amistad y de la inteligencia.
Javier me invitó hace unos días a escribir mi columna temporalmente en Crónica Puebla en lo que armo mi siguiente proyecto periodístico: Hipócrita Lector.
Gracias igualmente a Juan Pablo Kuri, quien también me abrió la puerta de esta casa.
Todo está hecho.
Que sea para bien de todos.