Por el desconocimiento de que les asisten múltiples derechos, los menores de edad son víctimas permanentes de violencia, es decir, su voz se acalla en medio de los abusos que sufren sobre todo en tiempo de pandemia, cuando las lesiones en su contra se multiplicaron.
Durante el confinamiento sanitario derivado de la pandemia de coronavirus, los menores tuvieron que quedarse en casa, en donde en varios casos tuvieron que convivir con su agresor, de acuerdo con el estudio de la Secretaría de Gobernación (Segob) “Impacto de la pandemia en niñas y niños”, durante 2020, 81.6% de las víctimas de lesiones por violencia familiar fueron niñas y adolescentes mujeres.
Los especialistas indican que faltan políticas publicas que garanticen el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, aunado a que existe una falta de campañas de información para ellos, para que conozcan que a que instancias acudir en caso de ser víctimas de violencia.
LESIONADOS CINCO MENORES A LA SEMANA
Un total de 250 menores de edad llegaron a hospitales poblanos durante 2020, con lesiones provocadas por violencia familiar, es decir en promedio a la semana, durante ese año fueron atendidos cinco niños, niñas y adolescentes.
A través de una solicitud de acceso a la información dirigida a la Secretaría de Salud estatal, se informó que en 2020 fueron atendidas mil 14 personas por lesiones de violencia familiar, de las cuales 25 por ciento (250) tenían menos de 18 años.
Destaca que de los menores que llegaron el año pasado, 96 por ciento (239) fueron mujeres y el cuatro por ciento (11) fueron hombres.
VÍCTIMAS DE VIOLENCIA AUMENTARON 8%
En el caso de las víctimas registradas dentro de las denuncias por violencia familiar ante la Fiscalía General del Estado (FGE), aquellos con menos de 18 años tuvieron un incremento de 8.35 por ciento en un año, debido a que en 2019 fueron 789 niños y adolescentes y en 2020 se contabilizaron 855.
La FGE indicó que se tienen 9 mil 778 víctimas de violencia familiar reportadas en carpetas de investigación, abiertas por este delito, de las cuales sólo nueve por ciento (885) son menores de 18 años.
De los 885 menores de edad que reportados, 58 por ciento (497) fueron mujeres, mientras que el resto, 42 por ciento (361) fueron hombres.
VÍCTIMAS DE AGRESIÓN SEXUAL CRECIERON EN 17%
En el caso de menores de edad que recibieron atención médica por lesiones de agresión sexual, en 2020 se recibieron 98 niños, niñas y adolescentes, mientras que en 2019 fueron 84; la mayoría de las víctimas fueron mujeres.
La Secretaría de Salud estatal indicó que de los 98 menores que llegaron a hospitales poblanos, se recibieron cinco hombres y 93 mujeres, mientras que en 2019 de los 84 pequeños que llegaron, tres fueron hombres y 81 fueron mujeres.
De los 98 casos, 17 fueron de adolescentes de 14 y 15 años; 15 tenían 13 años, 14 tenían 16 años, otros 14 tenían 17 y el resto de los casos, 38, se trató de niñas y niños menores de 13 años.
VÍCTIMAS INVISIBLES
Los derechos de los niños tienen que ser vigilados y hacerse valer, por lo que es necesario que sepan cuales son, que tipo de situaciones no son normales y no deben de ser permitidas, así como también a donde acudir si llegan a ser víctimas de algún tipo de delito o violencia.
La doctora Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio De Violencia Social y de Genero del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría de la Ibero Puebla, explicó que los niños tienen esta conciencia de que son los adultos los jefes del hogar y que todo lo que hacen está bien, por lo que no cuestionan actos relacionados con violencia, menos si provienen de familiares directos.
Gamboa Muñoz resaltó que aquellos que ejercen violencia en contra de menores es porque se cree que se tiene un poder sobre ellos y que deben de acatar lo que se dice, por lo que establecen una jerarquía que les da derecho a ser maltratados.
Aunado a esta relación de poder, Roberto Rosete Guzmán, académico del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE), de la Universidad Iberoamericana de Puebla sostuvo que muchos niños no saben como enfrentar este tipo de situaciones, puesto que se supone son los adultos quienes tienen que cuidar de ellos y al romperse esta confianza, se generan dudas y conflictos.
Rosete Guzmán comentó que nadie les dice a los menores que hacer o como reaccionar en estos escenarios y por eso que en muchas ocasiones son gracias a maestros u otras personas de su entorno que se dan a conocer este tipo de agresiones en menores y se ayuda a sacar a la víctima de esta situación.
Ambos especialistas indicaron que es necesario que las políticas publicas que están orientadas a menores se den a conocer tanto a menores, como a padres, para que estén informados y sepan como abordar el tema con los niños y sepan cómo reaccionar, a donde acudir y como defenderse.