Las antigüedades son de hace 100 años, con menos tiempo son cosas viejas pero los artículos con 20 años son “chacharas”, así las clasifica el anticuario Samuel Tabales, de 55 años de edad, quien relata en entrevista como cada día puede ser diferente en su trabajo, entre la constante revisión del buen estado de las piezas, además de estar atento en nuevos artículos que valgan la pena ir a ver y después comprar, un trabajo que no tiene hora de entrada ni de salida.
Desde 1975, Tabales comenzó a trabajar en Los Sapos con 17 puestos, que junto con su madre, iniciaron el aprendizaje de cómo se compraban y vendían diferentes objetos.
La primera compra fue un ropero colonial y una cómoda que tuvieron que ir a recoger a La Acocota, que por encargo compraron en 50 mil pesos y se vendió en 250 mil, mientras que el ropero se vendió en un millón.
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A partir de esas piezas comenzaron a buscar más artículos, un viaje que los llevó a buscar en Perote, Veracruz. Samuel Tabales Melgarejo, secretario de la agrupación Adolfo López Mateos Lo que el Tiempo nos Deja en los Sapos, reconoce que han encontrado piezas valiosas abandonadas a orilla de carretera como materiales de construcción.
“Las piezas valen en las manos en las que estén”, porque no tienen un precio establecido, pero don Samuel no cambia nada por los paisajes que ha podido ver en su búsqueda de las piezas de su trabajo, además de poder disfrutar platillos de la sierra poblana que no se puede disfrutar en ningún otro lugar.
Las piezas coloniales, escaños de jueces de 1700 y 1800, que encontraban en Ixcaquixtla eran muy solicitados y cada vez más escasos. Buscando carretas y carretones, pero actualmente los clientes buscan piezas de Art Déco, además de los juguetes antiguos, hasta anuncios de la refresquera Coca-Cola son de lo más solicitado.
Las monedas son otro de los artículos muy valorados entre los coleccionistas, por el material como plata y cobre, pero también se toma en cuenta las seriadas con fecha, y monedas de centavos pueden alcanzar un costo de 50 mil pesos y algunas otras se elevan a 100 mil, porque se convierten en una aguja en un pajar.
Materiales para construcción como pisos y losas que son muy valorados. Don Samuel cuenta que en una ocasión, de camino a Ciudad Serdán, en una barranca encontraron bases de columna de un metro cúbico que tuvieron que rescatar con esfuerzo, otra pieza icónica es un lavadero con detalle de un dragón labrado, que por el estilo pensaron sería una fuente.
Otro artículo que los sorprendió, fue cuando acompañaron a otro anticuario de nombre Teodoro Morales para poder transportar una cama de latón, que eran comunes hace un par de décadas, pero obtuvieron algo más al levantar una de los capuchones de la base encontraron monedas de plata de valor incalculable.
Al inicio, recuerda don Samuel, solamente apoyaban cargando las diferentes antigüedades, pero gracias a eso aprendieron a reconocer los objetos de valor, además de conocer historias de los mayores que explicaban como los artículos comunes como camas o roperos sirvieron para ocultar atrocidades de la revolución.
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También se encontraron con personas que no daban crédito al costo que podían alcanzar las piezas que habían poseí – do por años, y uno de esos casos fue el lavadero con detalles en forma de dragón, el cual Samuel ofreció 500 mil pesos que pago en efectivo, ante la mirada atónita del dueño de la pieza, logrando obtener ganancia de millones por la antigüedad.
A pesar de convivir entre coleccionistas, Samuel Tabales no conserva piezas que sean de su gusto, pero algunos fonógrafos, discos de carbón han sido atesorados por mucho tiempo, además de diferentes figuras como la Virgen de Guadalupe, San José, Ánimas Solas, que su esposa guarda celosamente.
La contingencia por coronavirus ha sido de las temporadas más difíciles por – que la gente dejó de coleccionar artículos para cubrir las principales necesidades ante la precaria economía de los clientes, pero los anticuarios como vendedores también tuvieron que evitar salir al tradicional tianguis de Los Sapos para cuidar su salud.