El teléfono de un sospechoso de un ataque terrorista en Europa dejó de utilizarse, al haber sido notificado de un posible hackeo. Un equipo de especialistas europeos estaba tras los pasos de un terrorista en octubre de 2019, quien iba a perpetrar un acto criminal en navidad de ese mismo año. Le seguían el rastro por su smartphone y de pronto perdieron toda huella.
El personal de WhatsApp, que es parte de Facebook, protege a sus usuarios y dieron aviso a mil 400, entre ellos al terrorista, que sus dispositivos habían sido hackeados por un ciberagente externo.
Se sabe que la NSA espía a través de su programa Prisma a millones de civiles; al igual, los israelíes, rusos y chinos hacen lo mismo a través del internet, las aplicaciones y los dispositivos. En ocasiones, dichos espionajes son auspiciados legalmente por seguridad nacional; ya que delincuentes, entre crimen organizado y terroristas, utilizan medios de alta seguridad como aplicaciones tipos WhatsApp, Telegram y Threema para comunicarse, aprovechando sus mecanismos de encriptación.
Los cibercomandos de muchas naciones utilizan malwares tipo spywares para poder espiar a sospechosos, sin embargo, los fabricantes de las aplicaciones de mensajería dicen no conocer dichas actividades; o bien, dicen no participar deliberadamente. Para ejemplo basta un botón: cuando hace un par de años el terrorista de Sacaramento, California, que utilizaba un Iphone y se le incautó, no fue hackeado por Apple a pesar de que el FBI lo solicitó y el tema llegó a los altos niveles gubernamentales.
Sin embargo, en resumen, el conglomerado de la manzana se negó a ayudar aduciendo que sería abrir la caja de pandora para subsecuentes casos y les afectaría enormemente en la confianza de los clientes. Caso similar fue el del gobierno de Estados Unidos, al decir que los smartphones de Huawei espiaban para el gobierno de China y detuvo adquisiciones en sus agencias, lanzó un veto que llegó hasta su principal distribuidor en la unión americana que era AT&T y, al mismo tiempo, hubo señalamientos de que la firma de seguridad Kaspersky comprometía la información en favor del gobierno de Rusia.
NSO es un grupo de ciber inteligencia a nivel global, que cuenta con tecnología para prevenir e investigar al crimen con enfoque al terrorismo, sin embargo, han existido controversias con las principales compañías de tecnología en el mundo.
La realidad es que hay cinco compañías que dominan la tecnología y por ende el internet, ellas son Microsoft, Google, Facebook y Apple, por el otro lado se encuentra Alibaba, Tencent y Huawei; sin embargo, tanto Israel como Rusia también tienen dominio de otro tipo, aunque con menos protagonismo que Estados Unidos y China.
Poca gente conoce lo que es la deep web y la dark net. La deep web y la dark net son más grandes que el internet, son invisibles para 99% de la gente y para acceder a ellas se requieren herramientas especiales.
Es ahí donde el crimen organizado cobra una dimensión impresionante y desconocida, estas redes tienen protocolos que hacen prácticamente imposible detectar comunicaciones y personas, tienen sus propios buscadores tipo Google, cuentan con sus propias redes sociales y los usuarios gozan de anonimato, gracias a un sofisticado protocolo de comunicaciones. Los mensajes, videoconferencias, fotos, videos y conversaciones son espiados por agencias de seguridad y por crackers; el problema es que no solamente se espía a los malos, sino a activistas, periodistas y prominentes ejecutivos.
Hoy en día, el espionaje a las comunidades científicas y de investigadores del coronavirus es de los temas más álgidos y reales. Por supuesto que debe ser válido espiar a criminales, pero es un crimen espiar a personas que afectan a grupos de poder.
Cuando Edward Snowden reveló que inclusive los Estados Unidos espiaba a sus aliados como Alemania, Japón, Francia y un largo etcétera, que incluye a México y otros países de América Latina, se creó una gran molestia porque se interceptaban o interceptan datos de grandes jerarcas y prominentes miembros de sus gabinetes.
Es un tema muy delicado y molesto para dos grandes grupos de poder; esos grupos son, por un lado, las grandes potencias y de varias naciones, por el otro, las multi-trillonarias empresas de tecnología que dominan el mundo.
En un escenario sumamente complejo, hay una batalla legal que trastoca a empresas de telecomunicaciones, gobiernos y conglomerados tecnológicos, donde hay intereses individuales y relaciones de conveniencia que harán en el futuro cambiar el internet cómo hoy lo conocemos. Es altamente probable que se fragmente y evolucione con base a tres tecnologías, las cuales son la inteligencia artificial, las telecomunicaciones 6G y lo que hoy conocemos como el internet de las cosas.