Diana López Silva
El horario de verano 2020 pasará este año como uno de aumento y no de ahorro para las familias mexicanas, debido que la pandemia de COVID-19 trasladó las actividades escolares y laborales a las casas, lo que impactó el recibo de luz.
LA PANDEMIA
Aunque la mayor demanda de energía es a nivel industrial, con el confinamiento por la pandemia de coronavirus en México –también a nivel mundial–, muchas de actividades industriales, empresariales, gubernamentales y educativas consideradas no esenciales fueron suspendidas de manera presencial, transfiriendo en muchos casos el trabajo a los hogares para evitar contagios.
Mientras el sector industrial realizó paros logísticos, la actividad en los hogares aumentó, debido a la implementación del “home office” y las clases en línea, por lo que padres e hijos deben llevar a cabo sus jornadas de manera simultánea en el mismo lugar.
El académico Raciel Flores explicó: “Mucho del consumo de energía se transfirió entonces a nuestras casas.
Cuando en promedio cada casa-habitación, de las tarifas de la CFE para una familia de 4 ó 5 personas, eran 250 a 300 kilowatts por cada bimestre, se estima que se ha incrementado fácil 60% por la conexión que requieren computadoras, televisores para las clases, juntas virtuales y otros compromisos que se tienen que atender desde casa”.
“Hacia el final del año, el impacto lo vamos a ver reflejado fuertemente en el consumo a nivel doméstico, porque la actividad escolar y laboral la estamos haciendo desde casa”, alertó.
Recordó que hay subsidios a nivel doméstico, pero insuficientes, por lo que el gobierno federal debe optar por proveer apoyos extraordinarios.
“El consumo menor a 150 kilowatts/hora en casa está subsidiado; luego viene otro renglón de otros 50 kilowatts, ahí disminuye el subsidio; y por ahí de los 250 kilowatts/hora hacia arriba ya se pierde el subsidio, lo que representa un gasto excesivo”, comentó.
¿DEBE CONTINUAR?
A pesar de los bajos resultados que se esperan para el horario de verano 2020, el académico de la UPAEP considera que debe permanecer, pues se ayuda al combate del cambio climático al dejar de emitir toneladas de CO2 al ambiente.
“Históricamente y en promedio, se tienen valores de que se han eliminado 2 millones de barriles de petróleo en un año o se han dejado de consumir. Esto reduce, promedio, 1.8 millones de toneladas de CO2, que se dejan de emitir por los combustibles fósiles y también disminuye, en promedio, cerca de mil millones de kilowatts/hora en consumo”, apuntó Flores Quijano.
Recordó que México tiene compromisos internacionales en materia de medio ambiente, como el de generar en 2024 cerca de 35% de su electricidad a través de energías renovables.
Aunque el académico puso en duda que se llegue a la meta, con “las trabas que está poniendo la CFE” y la desaparición de los fideicomisos que financian la investigación, destacó que hay retos enormes en cuanto a la generación de energías limpias en el país.
Este cambio de horario, implementado en México desde 1996 por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de enero, tiene como objetivo ahorrar consumo eléctrico haciendo uso de la luz natural, ya que durante los meses de verano amanece más temprano y el Sol se oculta más tarde.
En México, se tiene un promedio de 5.3 kilowatts/hora por metro cuadrado por día, que es un valor muy alto por la latitud en la que nos encontramos, indicó Raciel Flores Quijano, el catedrático de Química de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Ayer concluyeron los siete meses en los que México recibe la mayor cantidad de sol, por lo que la madrugada de hoy los relojes se retrasaron una hora.