Por: Karla Cejudo, Antonio Zamora, Diana López y Mariana Flores
Ocho jefes de familia cuentan cómo determinaron enviar o no a sus hijos a clases presenciales desde ayer en los planteles de Puebla
Alejandro Meza
49 años
No estábamos seguros de mandar a mi hijo a la escuela, pero también entendemos que tarde o temprano todos tenemos que adaptarnos a nueva realidad y esto no se podía seguir posponiendo; es decir, tampoco es sano para ellos estar encerrados.
Nos da miedo, claro que sí, pero al final tenemos la confianza de que con los protocolos y todo lo que se ha venido dando a conocer pues no va a pasar nada malo. Esperemos que no se dé ningún contagio y en caso de que haya, que sepan cómo actuar y no nos dejen solos.
Mi esposa está más preocupada que yo: le compró hasta lo que no para que no se vaya a contagiar. Pero son niños y al estar jugando, subiendo y bajando sabemos que es el riesgo… claro que le dijimos que no ande tocando a nadie y que se lave las manos, le explicamos toda la situación y mi chamaco es listo, así que tenemos fe en que se aplique.
Denise Morales
43 años
Mi niña tiene 9 años, estaba muy emocionada por regresar; yo estuve a punto de decidir que no la iba a mandar, porque durante todo el encierro conocimos casos de contagios de COVID-19 en personas cercanas y aunque dicen que los niños son menos vulnerables, uno como padre lo que menos quiere es poner en riesgo a sus hijos.
Mi esposo me convenció que es lo mejor para todos porque igual y no aprenden de la misma manera y sé que tiene razón, sé que en cierta forma es lo mejor, que esté con otros niños, que la maestra realmente les enseñe, porque uno hace lo que puede, pero todos tenemos limitaciones.
Le dimos todas las recomendaciones que pudimos, que no se ande quitando el cubrebocas, que se eche el gel a cada rato, que no se toque la cara, pero sabemos que son niños y pues sí nos da miedo que vaya a enfermarse, pero bueno, esperemos que no, esperemos que esto sea el comienzo de la normalidad.
Myriam
Mamá de Mariana
Con doble cubrebocas, tres botellitas de gel antibacterial y una careta mandó Myriam a su hija Mariana a clases en el nivel secundaria, con dudas por el riesgo de que se contagie, pero con la tranquilidad que le da el hecho de que que la menor ya esté vacunada.
“Fue difícil decidir si mandarla o no por todo lo que se está viviendo, pero afortunadamente ya tiene el esquema completo de vacunación, y sobre todo que ella nos pidió regresar porque extraña mucho su escuela y a sus amigos, así que vamos a estar muy pendiente porque con cualquier malestar regresaremos a las clases en línea”.
En mayo pasado, Myriam, su esposo y Mariana aprovecharon una visita familiar a Nueva Jersey para obtener su esquema completo de vacunación.
“La verdad es que la pasó mal en los meses más fuertes de la pandemia; no salía ni a la tienda. Estuvo mucho tiempo encerrada y a veces sola porque su papá y yo teníamos que salir a trabajar. También por eso aceptamos que regrese a la escuela porque emocionalmente necesita ver de nuevo a sus amigos, aunque con todas las medidas sanitarias para evitar un contagio”.
Mariana regresó a la escuela con jabón y papel higiénico individual. En su salón, ayer sólo asistieron cinco de los 35 alumnos que conforman su grupo.
Carlos
Papá de José
José tiene siete años y vivió su ingreso a primaria por medio de una tableta, el año pasado. Ayer volvió a la escuela.
Carlos, su papá, que se quedó con una fea sensación en la puerta de la escuela.
“Ya nos habíamos acostumbrado a tenerlo siempre en la casa, a que sabíamos que estaba en clases o haciendo tarea, y ahora no me dejaron entrar con él, prácticamente me lo quitaron en la entrada y me pidieron que me retirara. Pepe estaba muy nervioso y no sé si entró bien o si necesitó algo”.
Con pequeños guantes de látex, una careta que prácticamente no dejaba ver su rostro y un cubrebocas de triple capa, Pepe llegó a su nueva escuela, que solo conocía a través de la pantalla, pues cuando la pandemia inició cursaba sus últimos días de kínder. El primer año de primaria lo hizo en línea.
“La verdad es que lo estamos cuidando mucho su mamá y yo, es hijo único y no queremos que le pase nada. Él estaba dudoso de regresar a la escuela aunque también tenía ganas de conocer su salón y a sus compañeros, porque sólo los veía en la tableta”.
En la familia, nadie estaba convencido de que José tomara clases presenciales, pero la necesidad orilló la decisión, ya que Carlos y su esposa trabajan en oficina de 8:00 a 17:00 horas. El ciclo escolar pasado, José pasó mucho tiempo solo o en casa de su abuelita y tuvo muchas complicaciones tecnológicas: si fallaba la tableta o se iba el internet, perdía las clases.
Guadalupe Contreras
Es mamá de dos menores, uno de quinto de primaria y otra de preescolar; a ella no la inscribió en escuela para disminuir el riesgo de que se contagie de coronavirus.
Prefirió inscribir a su hijo en la modalidad en línea y esperar que el semáforo epidemiológico cambie para llevar a su hija a primero de kinder “porque los más pequeños no se saben cuidar”.
Cree que la modalidad semi-presencial la hace correr riesgos; padece una enfermedad.
“En la casa todos usamos gel antibacterial, desinfectante y evitamos salir”.
Brenda González Hernández
Tiene tres hijos: uno entró a primaria, otro a secundaria y una hija de preescolar.
“Mis dos hijos van a tomar las clases híbridas porque creo que el aprendizaje puede ser un poco mejor que solamente en línea, para resolver dudas. Una semana en casa y otra semana lo reafirman en la escuela. Considero que es una buena opción, no es totalmente lo mejor porque quieras o no están expuestos, pero lo bueno es que no todos los niños van, son contados, y toman las medidas necesarias”.
Comentó que ambos asistieron a clases con doble cubrebocas, y les pidió que no se lo quiten, usen el gel antibacterial y se laven las manos constantemente.
La menor no estará en clases este año
Elisa Yáñez Valdez
36 años, mamá de un niño de 10
“Yo sí lo llevé porque creo que es importante que se relacione con sus compañeros. Además en la escuela están bien protegidos y no hay riesgo de contagio. Mi hijo va a ir sólo tres veces a la semana. Creo que como padres de familia hay que quitarnos el miedo y aprender a vivir con esto”.
Lorena Gómez Ochoa
53 años, mamá de dos estudiantes de prepa
“Yo creo que hay que enseñarles a nuestros hijos a cuidarse y a que aprendan a vivir con esta enfermedad. No es que se expongan, pero tampoco podemos encerrarlos en una burbuja. Hoy que los dos regresaron a clases, todo salió bien. No hubo ningún inconveniente. La escuela, muy propia y sin problemas”.