Mariana Flores
“No nací mujer».
“Pero nosotras que nacimos con el sexo opuesto también merecemos ser visibilizadas. Y también debemos tener y hacer valer derechos ante la ley porque somos violentadas, asesinadas y maltratadas.
“Las que estamos en mi condición somos transfeministas; no reconocernos es discriminación”.
Son las palabras de Aranza Odeth Arteaga, mujer transgénero de 36 años de edad, graduada de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), reconocida como mujer desde hace cuatro años.
A Crónica Puebla, Aranza narra el viaje de vida, complicado y cuesta arriba, que enfrentó desde que se reconoció como mujer y decidió dejar el nombre y la identidad de Raúl Arteaga, a los 32 años de edad.
“Dejé de ser Raúl en mi credencial desde hace cuatro años. Pero en realidad Raúl murió el día que decidí decirle a mis papás que yo no quería ser hombre, que me llamaba Aranza, y que así quería ser llamada, siempre”, dijo.
Cuando nació, la población LGBTQ+ no era tan visible como ahora.
“Fui llamada vestida, porque a los 14 años empecé a arreglarme como mujer. Desde entonces viví una violencia que como hombre no conocía”.
Al llegar a adolescente, sus compañeras de escuela no la aceptaban como una más y de los hombres padeció manoseos, burlas y en vez de su nombre, escuchaba sólo “joto”.
“No era lo mismo salir con pantalones de casa que con falda. Yo me identifiqué como mujer desde pequeña y me vestí como mujer. Cuando me puse la falda empezaron las miradas y los piropos que, ya sabes, nadie pide”.
En 2010, con 25 años de edad, Aranza padeció violencia sexual cuando regresaba a casa, del trabajo, en Puebla capital.
Levantó la denuncia, pero los responsables no fueron detenidos. Le siguió más violencia sexual, física y psicológica, relata.
“Comencé a darme cuenta de que había otras como yo. Somos igual de vulnerables que las mujeres. El término de transfeminismo nace de un llamado a las minorías existentes dentro del propio feminismo. Nosotras queremos hacernos visibles también como parte del movimiento feminista en todo el mundo”, indica.
Afirma que no pueden sumarse a la discusión sobre aborto desde la experiencia, pero sí como parte de las minorías que integran el movimiento feminista.
Pide hoy que sean visibilizadas las mujeres transgénero en la tipificación de delitos por violencia de género en su contra, que puedan independizarlos de hombres y mujeres.
Por ejemplo, la transgénero asesinada el 1 de enero en el fraccionamiento El Girasol no fue considerada al amparo de la ley, “a pesar de que fue un crimen de odio por razones de género. No incluirnos en el marco legal es discriminación normativa”.