Trastornos en hábitos del sueño, apetito, bajo nivel de energía, pérdida de la concentración o pensamientos suicidas. Así comienzan los síntomas.
Y, luego, el desánimo o la irritabilidad o la ansiedad llegó al grado de requerir ayuda médica.
En los centros hospitalarios de Puebla han sido diagnosticados, en promedio, siete casos diarios de depresión durante la pandemia del COVID-19.
De acuerdo con el informe semanal de la Dirección General de Epidemiología (DGE), del 1 marzo al 12 de abril pasados, periodo en que inició el confinamiento para evitar contagio, se confirmaron 271 casos documentados de depresión.
Dulce María Pérez Torres, psicóloga de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), explicó que el confinamiento sanitario genera que la gente desarrolle sentimientos de tristeza, abandono y miedo intenso, lo que deriva en problemas de depresión y ansiedad. Quienes ya tenían antecedentes o proclividad, agravan su estado.
“El confinamiento sanitario hace que las personas tengan más tiempo para pensar en ellas mismas. Es normal que se desarrollen estos sentimientos que, si no son tratados, pueden derivar en depresión o ansiedad”, detalló.
A su vez, el Sistema Municipal DIF (SMDIF) recibió hasta 51 llamadas telefónicas de petición de auxilio por problemas de ansiedad desde el inicio de la contingencia sanitaria.
Desde el pasado 17 de abril, el SMDIF habilitó la línea telefónica 2223405089, para atender a personas con ataques de ansiedad.
Hasta ayer se atendió un promedio de tres llamadas por día, informó la dependencia. Los usuarios de la línea manifestaron padecer mareos, taquicardia, sudoración, palpitaciones, temblor, molestias digestivas y aumento de la frecuencia cardiaca, síntomas también de episodios depresivos.