Mariana Flores
“A mi esposa, le mando un beso. No pudo ser madre en esta vida; yo sé que lo es allá en el cielo”.
Son palabras de Obed Ortiz, pareja de Gloria Daza, fallecida en octubre pasado, con seis meses de gestación.
Se casaron en enero de 2020, dos meses antes de la detección del primer caso de coronavirus en Puebla. En mayo del 2021, descubrieron el embarazo y diseñaron planes, narró él.
“Lo estuvimos buscando por meses. Cuando por fin se logró, estábamos muy emocionados. Lo esperábamos mucho. En septiembre supimos que era varón, iba a llevar mi nombre”, cuenta Ortiz.
Lola padecía pulmonía persistente desde niña. En febrero de 2021 se contagió de coronavirus. Aunque tres meses antes empezó la vacunación en México, aún no estaban consideradas las mujeres gestantes, pero ella sobrevivió.
En abril, se vacunó en Cholula en su grupo de edad. Tenía 36. En septiembre alcanzó segunda dosis ya con el sector de embarazadas.
Un mes después, Lola se infectó de nuevo.
“Se contagió el 2 de octubre. No sabemos cómo, no sabemos de dónde. Pensamos que como ya lo había librado una vez, todo iba a estar bien: ya tenía las dos vacunas. Pero murió el día 10; ya no pudieron hacer nada en la clínica”, narró el esposo.
El bebé no nació.
En Puebla, durante 2021, 74 mujeres embarazadas murieron por COVID-19, según el registro de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud federal.
La entidad fue la segunda en el país con más casos, tras Estado de México (129).
Le siguieron los estados de Veracruz (71), Nuevo León (25) y Jalisco (61).
En el país, murieron por coronavirus cuatro de cada diez mujeres gestantes; la mayoría, de 45 a 49 años de edad.