Por: Jaime Carrera
Desde una pequeña localidad en la zona metropolitana de la entidad, científicos poblanos y mexicanos han revolucionado la historia desde hace ocho décadas.
Hoy, las siglas Inaoe (Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica) son protagonistas de artículos científicos, investigaciones internacionales y de titulares en medios de comunicación locales extranjeros.
El Inaoe, orgullosamente poblano con sede en la junta auxiliar de Santa María Tonantzintla, en San Andrés Cholula, se mantiene, desde hace 50 años, como el vigía mexicano del universo.
Este instituto estudia el inmenso –y hasta ahora intangible– espacio exterior, pero también lo más diminuto: un microscópico virus que puso en jaque desde 2019 a México y al mundo.
Las noches de cielos despejados, una suficiente altura geográfica y la mínima incidencia luminosa de poblaciones cercanas a Tonantzintla, permitieron establecer, hace 80 años, el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla (Oanton).
En aquella época –y quizá hasta la actualidad– no había un mejor lugar para transformar el legado de la ciencia mexicana.
Tres décadas después, el 12 de noviembre de 1971 se erigió como una fecha que marcó a Puebla y México, ese mismo centro Oanton tomó el nombre definitivo de Inaoe.
La tarea educativa del fundador del Oanton, Luis Enrique Erro Soler, ya había marcado un hito en la historia de México, al participar en 1936 como uno de los creadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Pero con el establecimiento del Inaoe, en donde también intervino el astrónomo e investigador Guillermo Haro Barraza, la ciencia en México apenas comenzaría a girar por el mundo.
Al igual que Erro Soler, Haro Barraza dirigió el Oanton, pero éste último llegó a una conclusión: México requería de hacer astronomía de relevancia internacional.
Para lograr sus objetivos, Haro echó a andar sus ideas y consideró necesaria la construcción de nuevos instrumentos como telescopios, ampliar las áreas de estudio del instituto y formar capital humano que trascendiera más allá de los límites de Puebla. Así nació el Inaoe.
Y es que la siempre creciente Ciudad de México no era un sitio para construir un observatorio que tuviera como fin estudiar e investigar la constitución física, formación y evolución de los cuerpos celestes, pero los cielos de Santa María Tonantzintla sí.
Este 2021, el ahora Inaoe cumplió 50 años de haber iniciado un legado que ha roto mitos en torno a la ciencia y su relación con la cultura, pues entre sus pasillos han desfilado importantes escritoras e intelectuales nacionales como es el caso de Elena Poniatowska.
HARO Y PONIATOWSKA
Para el actual director general del Inaoe, Edmundo Antonio Gutiérrez Domínguez, Guillermo Haro Barraza es un personaje que ha trascendido más allá de la vida científica y tecnóloga del país.
Estuvo íntimamente ligado con Luis Enrique Erro Soler, quien transfirió su inquietud por descubrir el universo a Haro, quien fue esposo de la escritora Elena Poniatowska.
“Su relación con Elena Poniatowska permitió que allá, en los años 40, Tonantzintla y el Inaoe fueran un centro de, digamos, desarrollo cultural. Se dieron cita lectores como Fernando Benítez, Carlos Fuentes y otras personalidades de la cultura mexicana”.
De esa atracción entre la ciencia y el arte, el Inaoe adquirió una responsabilidad de vinculación con la sociedad.
ASTROFÍSICA
Gutiérrez Domínguez recordó que uno de los principales logros del Inaoe en el área de la astrofísica es la construcción (entre 2001 y 2010) del Gran Telescopio Milimétrico “Alfonso Serrano” (GTM).
Enclavado en la cima del volcán extinto Sierra Negra o Tliltépetl en el municipio de Atzizintla del estado de Puebla, el GTM es un proyecto binacional mexicano (70%) y estadounidense (30%) liderado por el Inaoe y la Universidad de Massachusetts.
“En el año de 2017, el Inaoe con el GTM entró en colaboración con otros nueve observatorios del mundo y fueron copartícipes de la construcción de la imagen del primer agujero negro que se reportó, recuerdo que hubo una gran exposición a nivel mundial, el Inaoe participó en este proyecto global”.
A este logro, le antecede el de mediados de los años 70: la creación del Observatorio Astrofísico “Guillermo Haro” en Cananea, estado de Sonora, el cual fue diseñado, fabricado y construido por ingenieros, tecnólogos y científicos mexicanos.
ÓPTICA
“La óptica surge inicialmente por la necesidad de desarrollar componentes que van siendo telescopios, una de las principales aportaciones tiene que ver con el diseño y construcción de componentes ópticas de gran resolución”, explicó el doctor Gutiérrez Domínguez.
ELECTRÓNICA
A mediados de los años 80, el Inaoe desarrolló un laboratorio conocido como de microelectrónica. Allí se comenzaron a fabricar lo que se conocen actualmente como chips, que se encuentran en microprocesadores de computadoras y vehículos.
“Este laboratorio desarrolla tecnología y fue el primero en elaborar chips en México y América Latina. Esto, posteriormente evolucionó a chips más avanzados, procesos de innovación y electromecánica que se convirtieron en una referencia tecnológica en el país”.
CIENCIAS COMPUTACIONALES
Esta es la línea de investigación más reciente del Inaoe, pues a finales de 1997 se desarrollaron y aprobaron programas académicos de esta área. Actualmente, jóvenes e investigadores trabajan en programas de inteligencia artificial, robótica y procesamiento de señales aplicados a la medicina como por ejemplo, en medio de la pandemia de COVID-19.
“Básicamente se trata de desarrollar técnicas e instrumentos que permitan captar información del cuerpo humano, a fin de que sea procesada y podamos monitorear enfermedades. Estos proyectos, por ejemplo, están relacionados con el procesamiento de información pulmonar y asó detectar el nivel o presencia del virus SARS-COV-2”.
El Inaoe en cifras:
ASTROFÍSICA: 33 investigadores de planta, 10 investigadores en el sistema de cátedras Conacyt, 4 postdoctorados, 15 estudiantes de maestría, 28 de doctorado y un tecnólogo asociado; 24 personas, entre técnicos de investigación y personal de apoyo.
ÓPTICA: 37 investigadores de planta. El 84% pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), de los cuales 55% son Nivel 2 y 3 y el 8% son Fellows de la Optical Society of America.
ELECTRÓNICA: 34 científicos; 32 con nombramiento de Investigador, dos como Tecnólogos y uno en el programa de Cátedras Conacyt. El 88% pertenece al SNI y el 40% son Investigadores Nacionales Nivel 2 y 3; 19 técnicos asignados a los diferentes laboratorios.
CIENCIAS COMPUTACIONALES: 28 investigadores, 2 técnicos en investigación y 2 administrativos.