Texto y fotos: Mariana Flores
En Ciudad Serdán no importó la edad, todo niños, joven, adulto, anciano, hombre o mujer que pudiera levantar una pala, escoba o carretilla debía trabajar para recuperar lo que pudiera bajo el lodo, proveniente de la barranca La Gloria tras las intensas lluvias del lunes.
Desde un montículo de tierra y escombros, María Rosenda Pérez Campos mira con tristeza cómo quedó enterrado su patrimonio de 25 años.
Ella salió de casa temprano, el pasado lunes, para llegar a su trabajo. Su madre y su hija de 16 años la esperaron en casa. Cerca de las 17:00 horas recibió una llamada para avisarle que su casa estaba inundada y las puertas se atascaron: no había cómo sacar a su madre hipertensa.
“La tuvieron que sacar por arriba, entre los vecinos. Mi mamá es hipertensa y sí le afectó, los paramédicos que vinieron dijeron que si no la tranquilizaban la iban a tener que hospitalizar, para prevenir un paro respiratorio”, narró a Crónica Puebla.
Pérez Campos contó que en la región es común que baje el lodo de las barrancas, sin embargo, reconoció que desde hace 18 años no se había visto algo similar.
“Nosotros estamos acostumbrados a que de vez en cuando se meta el agua a las casas. Aquí las calles de por sí se enlodan cuando llueve, pero no había sido así desde hace 18 años cuando también lo perdimos todo. Imagínese, ahora sin dinero y sin trabajo, ¿cómo nos vamos a levantar?”, alcanzó a decir la mujer entre sollozos.
Al menos 20 familias de la calle Francisco I. Madero pasaron la noche del inicio de semana en vela, pues la electricidad se cortó. La madrugada del martes escucharon un estruendo de la barranca. “Yo vi desde la ventana cómo mi vecino tuvo que agarrarse de un palo y de una varilla para que no se lo llevara el agua de la tromba”, añadió Ana María Palacios, vecina de la colonia La Gloria.
La barranca, que recibe el mismo nombre que la colonia, se desbordó dejando agua y lodo en las calles y viviendas. Las 20 familias de la calle vieron crecer la inundación, en algunas casas llegó al metro de altura. Quedaron inservibles los electrodomésticos y la despensa de la quincena.
Por la mañana de este martes, tanto los afectados como vecinos de otras colonias acudieron al lugar y apoyaron en acarrear el lodo.
Algunos incluso llevaron tractores para limpiar las calles y permitir el paso a los automóviles. Los más pequeños de la casa también acarrearon lodo. Algunos, en busca de su ropa o sus juguetes. Así, a La Gloria llegó un infierno, no de fuego, fue con agua y lodo.