Dulce Liz Moreno
En Puebla, el Colegio Americano, el Tec de Monterrey y la Udlap dominan el blended learning; fuera de esas comunidades escolares, ninguna otra está al tanto de la modalidad escolar que el gobierno federal prevé aplicar a partir del 24 de agosto.
Ello hace que el resto de maestros y alumnos en la entidad, desde preescolar hasta bachillerato, se enfrenten por primera vez a una forma de enseñanza y aprendizaje que, en la circunstancia actual, tiene más obstáculos que facilidades.
Y, de acuerdo con Susana Wuotto y Arquímedes González Pacheco –ella imbuida en el e-learning y él en metodología de la enseñanza–, la impericia de los adultos con equipos, dinámicas y lenguajes digitales y online hace que los escolares estén prácticamente solos.
“Huérfanos digitales”, los llama ella. Desprotegidos, estresados y “en aprendizajes desesperados” que no se recuerdan a futuro, afirma él.
Los papás piden a sus hijos ayuda para comunicarse con smartphones; no tienen modo de guiarlos en el camino de la educación por internet, dice el académico.
Los maestros están rebasados porque dejaron de ser los propietarios del conocimiento; ahora sus estudiantes pueden saber mucho más que ellos a mayor velocidad, afirma la docente. Los niños se quedaron solos.
SOBRECARGA
A los maestros, como a muchos otros profesionales, el trabajo en casa les multiplicó las horas de labor, coinciden Wuotto y González Pacheco.
Preparar clase para ambiente online, conseguir conexión a internet, lugar físico para impartir la clase, hacerla, superar la mala calidad de la transmisión, enseñar a sus alumnos a no interrumpir, conectarse ellos mismos cuando sufren fallas técnicas, atender padres de familia, dejar trabajos adecuados al entorno de internet, lograr recibirlos, claificarlos, cumplir la burocracia administrativa. El doble de horas.
Los exámenes no se hacen solos. Hay que diseñarlos y cargarlos al espacio digital.
Más las exigencias de su entorno en casa, incluida la atención de sus propios hijos en edad escolar y, peor, enfermos de COVID-19 u otros males.
Y, lo peor: “los alumnos superan a los maestros en el dominio de las herramientas digitales, son consumidores habituales de tanto contenido en video que les parecen aburridísimas las clases y tienen mucho menos atención”, indica Wuotto.
CUOTAS, UNA CONTROVERSIA
El mayor reclamo de padres de familia en Puebla, los más recientes 20 días son las cuotas que las escuelas. En las públicas, por “cooperaciones” y en las privadas, por inscripciones, clases extracurriculares y colegiaturas.
Susana Wuotto se declara abogada del diablo por un momento para reflexionar: “Los colegios particulares tienen que hacer pagos; algunos han comprado plataformas LMS –así llamadas por su nombre en inglés, Learning Management System– y adistramiento para sus profesores, aunque generalmente los docentes desembolsan por su cuenta.
“Porque el e-learnin es toda una metodología de enseñanza con su propia dinámica y lenguaje y ritmo; no es sólo subir archivos de power point al ciberespacio o leer en voz alta; es otro desempeño distinto del maestro; tiene que ser aprendido y dominado”, sostiene quien ha sido docente y coordinadora de tutores y maestros.
“He visto esfuerzos de escuelas privadas que ofrecen buena calidad de enseñanza porque encomendaron, desde marzo, la producción de materiales autidovisuales para el entorno digital y también dirigidos al perfil de niños que tenemos en la educación básica. Eso cuesta y hay que pagarlo”, asegura.
“No dudo que haya abusivos que cobren engañando, que usen las claves gratuitas que el gobierno federal dio para tener acceso a Google Classroom, don de hay muchos modos de evaluación y es fácil de manejar y eso fue lo que el gobierno federal pidió que le ampliaran”.
MALTRATO EN CASA
La violencia doméstica afecta el desempeño escolar de niños y adolescentes, afirma Arquímedes González Pacheco, experto en pedagogía y educación integral. “Esa es la realidad de México y parece que no lo ve la autoridad federal de Educación”.
Los adultos no tienen conciencia de que el maltrato a los niños daña directamente su rendimiento escolar. Las peleas entre sí también los afectan, incluso si sólo son testigos, sostiene.
Así lo confirma también Gary Barker, especialista en actitudes y comportamientos de los hombres. “En un estudio hecho en más de 45 países hemos encontrado que los niños testigos de violencia viven alto estrés y son dos veces y medio más proclives a ejercer maltrato que aquellos que viven en entornos de calma”, indica el director de Promundo, organización de estudios de género, en el más reciente webinar sostenido con Inmujeres.
Teresa Llonín, psicóloga especialista en adicciones, asegura que los niños que crecen en hogares con uno o los dos padres enfermos de alcoholismo, adicción a drogas o a relaciones tóxicas viven entornos violentos o de alta incertidumbre.
Esa situación se acompaña de lo que se llama “falsos equilibrios”: todos los integrantes de la familia centran su atención y reaccionan en función de lo que hace la persona que padece la adicción, y asumen roles inadecuados para la edad y la habilidad de los integrantes, sobre todo los más pequeños, afirma.
“Y por lo regular, los niños padecen abandono emocional y también físico, cuando los padres, enfrascados en una dinámica tóxica, dejan a un lado el cuidado a los hijos: no se cercioran de que coman bien, no tienen tiempo ni ganas de acompañarlos para hacer las tareas, no les atienden la salud, se les olvida ir por ellos a algún sitio”.
En ese ambiente, el confinamiento por la pandemia dejó dentro de casa a agresor con agredidos –en casi todos los casos el varón más fuerte violenta a la pareja mujer y a los hijos– y en Puebla repuntó la violencia, los llamados de auxilio al 911 y la cantidad de madres de familia que huyeron de casa con los pequeños a refugios públicos.
Y, esos niños, ¿dónde aprenden?, ¿quién los ayuda con la escuela, si apenas su mamá está tratando de recuperarse ella misma y tener ingreso para mantenerlos con lo básico? Nadie; ningún adulto está a cargo de ellos.
Sí se encuentran en abandono para la educación, establece la psicóloga Llonín.
“Están tan estresados, tristes o preocupados que, simplemente, no pueden poner atención suficiente ni tienen entusiasmo para recibir ni procesar el nuevo conocimiento”, remata González Pacheco.
¿CUÁL TUTORÍA?
Y, ahora, cuando vuelven los padres al trabajo, los niños sufren otra orfandad o soledad: la falta de tutores.
Wuotto pide visualizar: “dos niños de primaria al cuidado de una abuela analfabeta, con una mamá sola que trabaja y vuelve a casa cansada y sin la herramienta necesaria de conocimiento para ayudar; ¿cómo pueden resolver dudas?
“ORFANDAD”, CAMPO LIBRE PARA DEPREDADORES
Y los niños y adolescentes que tienen conexión garantizada a internet todo el día están al alcance fácil de delincuentes que no descansan: los depredadores sexuales.
Los propios padres de familia han intercambiado, en chats con maestros y sus padres, durante el ciclo escolar pasado, denuncias sobre la irrupción de cuentas ajenas a la comunidad escolar con contenidos ofensivos o sexuales durante la impartición de asesorías en plataformas de videoconferencias.
También han descubierto en smartphones conversaciones de contenido sexual de usuarios desconocidos con sus hijos, incluso párvulos.
“Esa es la intromisión de depredadores sexuales que antes solo estaban en videojuegos siendo usuarios con identidades falsas tratando de cazar niños y adolescentes a los que, primero, invitan a jugar y luego, poco a poco, ganan su confianza y les piden fotografías con poca ropa o desnudos –el llamado sexting– o directamente hacen citasn presenciales con ellos”, alerta la psicóloga Karina Mendoza, terapeuta enfocada en el tema.
“Los papás que están enfrascados en otros problemas, con la emergencia de la pandemia dejan todo el día disponible la conexión a internet para sus hijos y no notan cuán tarde se duermen los niños y adolescentes por estar conectados online jugando o platicando con personas cuya identidad se revela ante ellos hasta que sufren malas experiencias de acoso, extorsión e incluso abuso”, subraya Bernardino Brambila Barrientos, asesor de comunidades escolares con problemas de ciberacoso.
Tanto Mendoza como Brambila y Llonín sugieren a los padres de familia construir entornos de confianza, antes que prohibiciones y castigos, para acompañar a niños y adolescentes, a fin de que los alerten cuando sean hostigados y reportar sus sospechas a la policía cibernética, al teléfono 2222-13-8111.
No se trata de cambiar el pizarrón por pantalla
El espacio digital es otro modo de comunicación: “todo cambia, no se trata de sustituir el pizarrón verde por la pantalla del iPad”, afirma Susana Wuotto.
La otra gran confusión es el espacio: interacción de maestros y alumnos es una comunicación de vida, de crecimiento, indica Arquímedes González Pacheco, especialista en psicopedagogía.
Y la sincronía, un factor adicional. Este modelo de enseñanza es híbrido, con material compartido en tiempo real y otro que se queda para repaso posteado en el espacio digital.
Pero en casa tendría que haber un sitio reservado para que los alumnos tomen clase, coinciden los expertos.
Ese es el otro factor: los docentes en el ámbito rural no tienen acceso a la conexión estable a internet que se requiere para estar con sus grupos de estudiantes.
“Y, definitivamente, los chavos de 15 o 16 no pueden estar solos frente a una pantalla, sin supervisión ni acompañamiento de adultos”, sentencia Wuotto.
“Pero si van a estar en compañía de mayores que se la pasan peleando, quejándose o violentándolos, pues es peor”, apunta González Pacheco. Los escolares tienen un problema serio.