Mariana Flores
“La sociedad en Puebla no está preparada para convivir con contagiados de COVID-19, ni con los recuperados. Mis amigos se alejaron y mis vecinos son muy groseros”, señaló una mujer que desde hace dos semanas dio positivo y lleva gastados 11 mil pesos en su tratamiento.
Por teléfono, la joven –quien pidió llamarse María para proteger su identidad– narró que las secuelas de padecer “la enfermedad de moda” no son sólo físicas, psicológicas y económicas, también emocionales, pues es víctima de agresiones verbales cunado la gente la tacha de “descuidada e irresponsable”.
“De alguna forma los vecinos se dan cuenta por tu comportamiento. Ni salir a cortar el pasto puedo. Un vecino se da cuenta que algo está mal en tu casa y corre el murmuro: seguro tiene COVID y la familia está infectada”, narró.
María vive con el temor de volverse a contagiar, además de sufrir constantemente de dolores de cabeza, cansancio y fatiga. En su último chequeo médico le fue detectada taquicardia.
“Esta es una enfermedad nueva y, así como vamos, no va a salir nada bien(…) En realidad tengo taquicardia, dolor de cabeza y termino respirando por la boca porque me sofoco, según los médicos, la enfermedad sigue en mí pese a no sentir síntomas”, dijo.
BOLSILLO Y LAS BROMAS
Otra secuela es la económica.
María ha gastado más de 11 mil pesos sólo en medicamentos y aparatos necesarios.
María vive con su esposo y una pequeña hija, salía a trabajar cada día. Al principio de la pandemia los memes se le hacían algo gracioso, no fue así cuando su suegro se contagió y posteriormente su esposo.
“Al principio, me incluyo, yo era de los que no creían en la enfermedad. Siempre hubo bromas, hasta que lo viví y las bromas se acabaron. ¡Vaya!, no te afectan, pero es como cuando ves que la gente sigue saliendo, que no respeta la distancia, que no usa el cubrebocas, que les dicen ingresa uno y van dos o tres… te molesta y te da rabia. Da rabia que ellos no estén pasando por lo que tú sí”, remarcó.
Añadió que padecer con la enfermedad es una experiencia que le cambió la vida y no se la desea a nadie: “Es una fatiga terrible, un dolor de cabeza horrible, un dolor en el pecho, una opresión que no te deja conciliar el sueño, no hay ninguna posición que te deje estar en paz.
Se dice que es como una gripe o una tos normal, pero no es así”.