Mariana Flores
“¿Sabes qué, mamá? Me vas a grabar. Voy a subir el video y que mis compañeros vean que estoy bien. Ya no me duele. Espero la operación y voy a volver a bailar, para que me vea mi gente”.
Eso dijo Anselmo Gómez, el pahuateco de 25 años que se zafó de la cuerda con que volaba, a 10 metros del piso, en la danza que une a huastecos, nahuas y totonacas de Puebla y Veracruz.
Su madre, Rosario, transporta las palabras del joven internado en el Hospital General del Norte, trasladado –por instrucción del gobernador de Puebla– desde la Huasteca hidalguense donde el accidente le despedazó columna, muñeca y fémur.
Apenas tenga bien soldados los huesos, volverá al cielo en el mástil que remata con un cuadrado. En agosto se incorporó como uno de los hombres coronados con penachos transversales que bailan sones de flauta y percusión.
“Soy volador; pero hoy me volveré quetzal”, le dijo a su mamá. Anselmo niño ensayaba casi todos los días. Adolescente, fundó un grupo de danza folclórica en Xolotla, su pueblo en Pahuatlán.
Él y sus cinco hermanos forman parte del grupo de danza. Eso cuenta Rosario, quien viajó cinco horas para acompañar a su hijo, que el martes fue trasladado de Hidalgo a Puebla.
Ayer ingresó a quirófano para la primera intervención “de huesos largos”; luego le arreglarán la columna vertebral, explicó el secretario estatal de Salud.