Qué tiempos, en serio.
Cuando las clases eran lo que siempre fueron.
El salón de clases.
Los alumnos.
El profe.
Las lecturas.
Las risas.
Las bromas.
Las complicidades.
La niña que te gusta.
Las tareas.
Y, claro, ¡el recreo!
Con todo y la torta de jamón (o frijoles con huevo) que tu madre o tu padre hicieron y pusieron medio dormidos.
Tiempos idos que… ¿volverán?
A ver qué dice la COVID-19.
Fotografía: Archivo General Municipal de Puebla