Están por cumplirse 20 años del paso del EZLN por territorio poblano. La monumental Catedral sirvió de perfecto escenario.
Cientos de indígenas, simpatizantes, curiosos y reporteros fueron testigos del acontecimiento. La caravana zapatista hacía un alto en el camino rumbo a la CDMX.
Había partido de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y recorrido más de dos mil kilómetros. La larga marcha por el reconocimiento de los derechos indígenas apenas empezaba. La “paz con dignidad” nunca llegaría, lamentablemente.
Ni con los gobiernos del PRI y del PAN, ni con el de Morena. El sueño, sueño era, y no hay ni habrá para dónde hacerse.
Como diría el subcomandante Marcos, aquella noche memorable en el epicentro poblano: “Nuestros sueños no caben en sus urnas”.