Un día igual a hoy, en 1847, falleció a los 55 años de edad el Veracruzana más terco del siglo XIX: el introductor de la industria mecanizada Esteban de Antuñano.
La Constancia Mexicana, su obra máxima, es hasta hoy ejemplo de su carácter: el mar se tragó tres veces los telares que trajo de Europa a Puebla, en el punto donde el río Atoyac tenía la corriente más fuerte.
Sus 30 socios se le echaron para atrás, pero él levantó la primera textil de la región.