El hombre que se quitó la vida en el Periférico la madrugada de ayer tenía 25 años de edad, el promedio de quienes han intentado autoinfligirse heridas mortales
Claudia Espinoza
En los primeros seis meses de este año, al número de emergencias 911 se reportaron, 322 casos de intento de suicidio en el gobierno municipal de Puebla.
Hasta junio de este año, el ayuntamiento de la capital estatal indica que la mayoría de las personas que pretendieron quitarse la vida tenían de 14 a 40 años.
En enero hubo 42 casos, en febrero 33, en marzo 61, en abril 72, en mayo 61 y en junio 63.
La Secretaría de Salud en Puebla confirmó que, hasta el primer trimestre del año, siete personas se habían quitado la vida por lesiones autoinfligidas.
El primer caso de este año ocurrió el lunes 2 de enero: un varón de 25 años de edad y originario de Chignautla se ahorcó dentro de una vivienda de la localidad de Tepepan.
Un mes después, una joven de 23 años se ahorcó en la casa de su suegra en la colonia Loma Linda de la capital del estado.
Ese mismo día José Luis, de 37, años se ahorcó en la colonia Ampliación México 83, también de Puebla capital, luego de ingerir bebidas alcohólicas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el documento Estadísticas de Defunciones Registradas, el año pasado 8 mil 237 personas se quitaron la vida en el país.
Fueron 285 personas habitantes del estado de Puebla.
Eso implica una tasa de 4.3 por cada 100 mil habitantes, de las más bajas en el país, cuya media nacional es de 6.4.
Los grupos de 15 a 24 años y de 25 a 34 años concentraron el mayor porcentaje de suicidios, con 24.4% y 27.6 %, respectivamente.
El ahorcamiento constituye la forma en que más personas se quitan la vida con el 85% de los casos.
Al respecto, Quetzalcoátl Hernández Cervantes, académico de la Universidad Iberoamericana, señaló que “el suicidio es considerado un problema de salud pública y constituye una tragedia tanto para las familias como para la sociedad”.
En su libro Diagnóstico de la mortalidad autoinfligida en el estado de Puebla: acciones para su atención, establece que se deben generar tres ejes para reducir la cantidad de casos de suicidio.
Comentó que el primero se refiere a la prevención. En ese rubro, las autoridades deben informar a la población para tener estrategias de detección oportuna.
Además, deben brindar la capacitación adecuada al personal de primer nivel, es decir, aquellos actores que tienen el contacto inmediato con la población en casos complejos, como son los médicos generales.
El segundo eje, la intervención, comprende acciones contundentes que puedan evitar que cualquier caso de intención suicida se agrave.
Estos pueden ser los primeros auxilios psicológicos: aquellas acciones de intervención profesional en momentos de crisis.
El tercer punto es la generación de acciones de contención después de una muerte autoinfligida.
Esto busca prevenir el suicidio “por contagio” en familias y comunidades donde se registró un hecho, situación que –indicó– aunque no es muy frecuente, sí se llega a presentar.
DEL PENSAMIENTO AL HECHO
Los investigadores Nahum Rangel y Samuel Jurado, de la UNAM, subrayan estas circunstancias para alertar a familiares y amigos.
IDEAS DE VIOLENCIA O DE MUERTE
Esto ocurre en la mente de la persona: se imagina que se hace daño a sí misma pero hay tres momentos: a) no tiene fines suicidas, b) no está determinada la intención suicida, c) sí tiene el propósito de muerte.
CONDUCTAS
No todas las personas que se autolesionan tienen el objetivo de provocarse la muerte. Algunos ataques autodirigidos sin intención suicida resultan fatales.
¿AMENAZA?
Usar este término para etiquetar la declaración de una persona que refiere intención suicida se desaconseja, con el fin de evitar el enfoque peyorativo “lo dice sólo para llamar la atención”. La referencia correcta es “comunicación suicida” o “conducta verbal”.