Hasta septiembre de 2020, en Puebla se perdieron 44 mil 552 empleos a causa de la pandemia, además, miles aceptaron una reducción de salarios a cambio de seguir obteniendo ingresos y varios más se dedicaron al sector informal, por lo que hoy sólo 46 por ciento de las personas que trabaja puede cubrir el costo de la canasta básica.
De acuerdo con la organización no gubernamental México ¿cómo vamos?, estas condiciones harán que la cuesta de enero sea más difícil a comparación de años anteriores.
El costo de la canasta básica, hasta noviembre pasado, era de mil 676 pesos al mes de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Sin embargo, la inflación será un factor determinante en el precio, pues el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ubica a la capital poblana como una de las ciudades que constantemente está arriba de la inflación nacional de los productos básicos, sólo superada por Izúcar de Matamoros, que en octubre fue la tercera demarcación con los precios más altos del país.
Estos factores se suman a los gastos de fin año, que comienzan con el Buen Fin y siguen con las posadas, las cenas del 24 y 31 de diciembre, así como los regalos del Día de Reyes.
CUESTA DIFÍCIL
Marcos Gutiérrez Barrón, investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), dijo que los estragos económicos relacionados con la pandemia apenas se estaban empezando a resentir.
Indicó que datos del Coneval señalan que la pobreza laboral en Puebla se agudizó durante la pandemia, pues 54% de los trabajadores poblanos no pueden adquirir la canasta básica, cuando el año pasado eran 41%.
El académico Anselmo Chávez Capó, profesor Investigador de la Licenciatura en Administración Financiera y Bursátil, resaltó que esta crisis obliga a las familias a replantearse gastos y generar economías para sobrellevar su situación, ello tras la pérdida de empleos y el recorte de salarios.
Planteó –además– que la situación económica aún no está definida, pues si los contagios de COVID-19 continúan, el cierre de negocios no esenciales se prolongará y la crisis duraría prácticamente el resto de 2021.
LAS ‘SOLUCIONES’
Evangelina todos los años tiene que empeñar algún electrodoméstico en enero, sólo lo deja por un mes o dos, en lo que llegan las quincenas y se calma un poco la crisis de inicio de año.
Este 2021 no será la excepción, pues pese a lo complicado del año pasado no pudieron negarse a las fiestas de diciembre y mucho menos a los Reyes Magos.
La televisión inteligente comprada en el Buen Fin será la elegida este año; sólo será temporal, pues a finales de febrero recibirá una tanda con la que podrá sacar el aparato; es un método que tienen cada inicio de año.
“Se puede decir que es una costumbre ya. No es que queramos dejar nuestras cosas en la casa de empeño, pero las tarjetas no esperan y mientras el dinero empieza a fluir es mejor que pedir prestado con amigos o un prestamista”, asegura.
Marta y sus vecinos, por segundo año consecutivo, se han reunido para comprar cosas a granel y que los gastos de la despensa sean menores, para palear un poco la situación económica.
Esto y una tanda con las compañeras de trabajo, que siempre acomoda para que le caiga en estas fechas, pues las festividades de diciembre siempre mellan sus bolsillos, aunque reconoce que esta vez los festejos fueron muy sencillos.
Otra opción a la que recurre mucha gente es a los prestamistas, quienes se anuncian por diversos medios (incluso pegando sus números telefónicos con las calles de la ciudad). El dinero se entrega rápido, sin consultar al Buró de Crédito, y los pagos son parciales, bajos, pero diarios y altos, así como las penalizaciones por incumplimiento, tanto que al final pueden doblar la cantidad solicitada.