Los padres de su expareja –quien está en la cárcel por violencia familiar– consiguieron la guarda y custodia de las menores en Tlaxcala de manera apócrifa
Claudia Espinoza / Ilse Aguilar
Este día, Ana Karen Rodríguez no podrá festejar el Día de las Madres. Es víctima de violencia vicaria que se ha vuelto retención ilícita, pues desde hace 18 meses no puede convivir con sus tres hijas, debido a que los abuelos paternos las retienen de forma ilegal.
Pese a que las menores cuentan con una Alerta Amber por su desaparición y se han realizado más de 30 cateos en casa de los abuelos –quienes presumen en redes sociales que las tienen con ellos–, no han podido regresar con su madre.
Las pequeñas tenían tres años, un año ocho meses y tres meses de nacidas cuando fueron alejadas de su madre en diciembre de 2022; a la más pequeña ni siquiera pudo registrarla.
Desde el 15 de julio de 2022, en Puebla, la denominada Ley Vicaria reconoce la violencia ejercida por las personas que usan a los hijos para dañar a su pareja o a la madre del menor.
Quien cometa este delito en Puebla será castigado con hasta 10 años y ocho meses en prisión.
Esta legislación implicó reformas a la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y a la Ley de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia Familiar en Puebla, así como la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
A su vez, el delito de sustracción, retención u ocultamiento ilícito se refiere a la separación unilateral e injustificada de una niña, niño o adolescente de la persona que legalmente detenta su guarda y custodia, ocultándolo o trasladándolo lejos de su lugar de residencia habitual.
Tal es el caso de Ana Karen, quien recordó que el 22 de noviembre de 2022 su expareja –médico de profesión– la agredió físicamente mientras se encontraba bajo los influjos de alcohol.
A pesar de que denunció y al fraccionamiento llegaron agentes policiacos, las niñas no han estado con su madre.
El caso se turnó al juzgado de lo familiar de Cholula, en donde la jueza Liliana Sánchez revictimizó a la madre, pues las niñas se quedaron con su progenitor.
Erick N. cambió de domicilio para que ella no pudiera encontrarlas y en julio del año pasado, la Fiscalía General del Estado (FGE) lo detuvo y fue vinculado a proceso por violencia familiar con agravante en vicaria y sustracción de menores.
Sn embargo las niñas al día de hoy están con sus abuelos paternos, debido a que consiguieron –de manera apócrifa– la guarda y custodia en Tlaxcala.
Pese a que hay ocho órdenes de aprehensión en contra de los familiares, la defensa de la víctima señaló que la Agencia Especializada en Desapariciones no realiza acciones de búsqueda.
Ante esta situación, Ana Karen pide a las autoridades del Consejo de la Judicatura que revisen el actuar de los jueces y poder obtener la aplicación de la guarda y custodia que le compete y volver a ver a sus hijas.
Despojadas y aisladas de sus hijos
Poblanas que pelean en tribunales padecen hoy, Día de las Madres, duelo e incertidumbre por quienes más aman
Silvia Zerbin y Cristina Izquierdo indican que uno de los peores padecimientos de una madre es el despojo de sus hijos.
Que se los arrebaten –quitándoles la dignidad de personas y considerándolos objetos– con el fin de causarles dolor a ellas es una de las modalidades de la violencia vicaria, delito que desde julio de 2022 está penalizado en Puebla con cárcel.
Las expertas de Argentina y España evidencian que las secuelas de aislar a las madres de sus hijos vivos van desde estrés postraumático hasta depresión profunda constante.
Ana Karen Rodríguez es una de las poblanas que se encuentra en esta situación.
Hace un año y medio vio por última vez a sus tres hijas.
Primero, el padre de las niñas se las arrebató en forma ilegal.
Luego, los abuelos, con declaraciones falsas. obtuvieron la custodia de las menores de edad en tribunales de Tlaxcala.
Cada semana, en el estado se dan a conocer 15 denuncias por violencia vicaria, indica la colectiva Cam Cai, que asesora a las víctimas.