Álvaro Ramírez Velasco
Seis años después del primer encuentro con las estrellas de su natal Tehuitzingo, Puebla, las que nunca ha podido ver en el cielo neoyorquino lleno de luces artificiales, la dreamer poblana Diana Sanchez Hernandez (ella escribe sus apellidos sin acento) regresó para recibir un reconocimiento del gobierno del estado, platicar con el gobernador Miguel Barbosa Huerta y, sobre todo, para nutrirse de México, a fin de seguir su labor como activista en favor de los inmigrantes en Yonkers, Nueva York.
“Siempre decimos: ni somos de aquí, ni somos de allá, estamos en medio, desafortunadamente. Yo tengo mis hijos y por eso no puedo regresar, mis hijos nacieron allá (Estados Unidos), son ciudadanos, tienen más beneficios y mi pareja también tiene la ciudadanía, pero nuestro corazón quisiera volver, porque es nuestra tierra”, afirma.
FUNDADORAS DEL MOVIMIENTO
Diana Sanchez Hernandez y Marisol Yessel Santiago Pérez, ambas originarias de la Mixteca poblana y fundadoras del Movimiento Santuario de Yonkers, se reunieron con el gobernador Miguel Barbosa Huerta para hablar sobre los problemas y esperanzas de los migrantes.
Con ellas estuvieron 11 niños, niñas y jóvenes, hijos de poblanos en Nueva York, que por primera vez conocieron la tierra de sus padres y a sus familiares, gracias al programa Juntos otra vez, impulsado por el gobierno de Puebla.
En entrevista, Diana Sanchez Hernandez reconoce que la vida de un migrante indocumentado es difícil, ya que sus comunidades no son tomadas en cuenta para las decisiones políticas que podrían beneficiarlos.
“He escuchado de muchas personas que nuestra comunidad no cuenta, porque no pueden votar, es un coraje que uno carga porque siempre hacen lo que quieren los oficiales electos, los políticos. Nos hacen menos cuando, en realidad, es nuestra comunidad, es nuestro pueblo migrante el que ha mantenido esta economía”, asegura.
La pandemia de COVID-19 le da la razón, pues mostró la verdadera fuerza de los migrantes en Estados Unidos. En esos meses de enfermedad, cuando los cadáveres se apilaban en camiones frigoríficos en las calles de la Gran Manzana, ellos fueron los únicos que no dejaron de trabajar, a pesar del riesgo.
“Fueron los que salían en los trenes, en los autobuses, era la comunidad que no tenía opción más que trabajar y les llamaron ‘esenciales’. Hasta les pusieron el título. Esenciales cuando nos necesitaban y excluidos cuando ya no servíamos, porque excluyeron a nuestra comunidad de beneficios, de programas, de ayuda, de todo”, recuerda.
DESCONOCIDOS
El coronavirus no detuvo a la fuerza migrante. Día y noche trabajaron. Dejaron de comer para mandar dólares a Puebla, a México. Muchos enfermaron y varios murieron, incluso sin conocer a quienes mantenían con sus remesas.
“Cuando traen el cuerpo o las cenizas a los familiares es un shock grande, porque esa es la persona que les estaba contribuyendo, la persona que necesitaban y ahora ya no existe”, narra Diana Sanchez.
De acuerdo con la Presidencia de la República, durante los años de la pandemia las remesas desde Estados Unidos a Puebla aumentaron 356 millones de dólares, es decir, 7 mil 476 millones de pesos.
¿EL REGRESO?
Marisol Yessel Santiago Pérez no sólo comparte con Diana su origen mixteco, también la esperanza de regresar a la tierra de sus padres, de sus abuelos.
“Con el nuevo gobierno de México yo he visto a mi padre emocionado con la idea, en algún momento, de regresar. Lo he visto con esperanza de venir y tal vez habrá algún apoyo para él, aunque sea un poco, económicamente”, señala.
Desde los 14 años, Marisol comenzó a trabajar en Estados Unidos. Sabe lo que es ganarse el sustento y no quiere depender de sus hijos cuando ya no pueda conseguir empleo.
Las activistas pusieron sobre la mesa del gobernador Miguel Barbosa Huerta una solicitud de ayuda, para que los migrantes que quieran volver de Estados Unidos puedan instalarse en sus lugares de origen.
En respuesta, el mandatario mostró su apoyo para que los poblanos se reinserten a la vida de sus comunidades, además de resaltar que es trabajo del gobierno estatal crear condiciones para quienes vuelvan encuentren la forma de seguir con sus vidas.
LA AMENAZA
La comunidad migrante en Nueva York, incluida la poblana, vive una amenaza: que ese lugar deje de ser su santuario, libre de persecución.
Y es que la posibilidad de que el candidato republicano Lee Zeldin le quite el puesto a la gobernadora Kathy Hochul significa, a decir de Diana Sanchez, un problema mayor que tener a Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
“Hay el riesgo de que vayan a elegir a un republicano para ser nuestro gobernador, si llega a pasar, olvídate del país. El estado de Nueva York es el que ha liderado, el que ha empujado leyes para proteger a la comunidad migrante, a la comunidad LGTB+, a la comunidad morena, el estado es conocido como liberal, pero esto lo hemos logrado tanto los activistas de antes como de ahora. Si llega a ganar el gobernador que es antiinmigrante, es como si tuviéramos un Trump en nuestro estado”, asevera.
Las dreamers no olvidan al expresidente, quien durante su periodo intentó acabar con los beneficios del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que impedía la deportación.
Esta semana, Diana y Marisol volverán a pisar la Mixteca de Puebla. Allí se reencontrarán con sus familias, a las que dejaron cuando eran niñas para llegar como indocumentadas a Estados Unidos.
En el caso de Diana, volverá a mirar las estrellas, esas que se esconden detrás de las luces y los rascacielos de Nueva York, mientras recuerda a sus abuelos, quienes la cuidaron cuando sus padres se fueron del país hace más de 35 años, en busca de un mejor futuro para la familia.