Se organizaron unos cuantos voluntarios en el siglo XVI y hoy constituyen el corazón de hermandades que llevan en andas las imágenes de la pasión
Dulce Liz Moreno
Cumplen 427 años de estar organizados en torno a la devoción de Jesús Nazareno.
Utilizan el capirote, icono de la Inquisición, con una resignificación que transforma el antiguo símbolo de terror en señal moderna de humildad.
En los primeros años, apenas una decena de voluntarios se reunieron en torno de la imagen.
Hoy suman 2 mil 600.
LA OBRA DE UN PORTUGUÉS
La escultura de Jesús Nazareno está resguardada en una capilla especialmente dedicada a él.
Se encuentra dentro de la parroquia de San José, en la 2 Norte, esquina 18 Oriente, de Puebla capital. Sus adornos revelan lo importante que fue, desde el inicio, la devoción a esta imagen.
La obra emula las proporciones humanas: mide 1.75 de alto y pesa 70 kilos, indican los organizadores de la Procesión de Viernes Santo.
Gerónimo Rodríguez la diseñó y labró en el siglo XVI.
Las reseñas y la leyenda coinciden en que el escultor trabajaba en un taller vecino del templo de San Pedro, que siglos más tarde sería el esplendoroso convento, luego hospital, cuartel, cancha deportiva y ahora museo.
Eduardo Merlo, arqueólogo, asesor cultural de la UPAEP e integrante de la cofradía de Jesús Nazareno, cuenta la historia:
“Gerónimo Rodríguez hizo un trabajo fino, con detalle. Pero en 1595, a punto de terminar la obra, fue aprehendido por los alguaciles de la Inquisición, acusado de herejía simplemente por ser portugués. Lo llevaron a la Ciudad de México” y no volvió a saberse de él.
Dos años después de terminada la imagen, en 1597, y en desaparición forzada su autor, feligreses se organizaron en torno de la fe del Cristo que carga, erguido, una cruz.
“Eran unos cuantos; es un gusto ver cómo se han multiplicado; ahora son por lo menos 2 mil 600”, afirma Merlo.
La cofradía está integrada por hombres y mujeres.
En fiestas y procesiones, se encargan de portear –cargar para llevar de un lado a otro– tanto la imagen de su santo patrono, Jesús Nazareno, como la del Señor de las Maravillas.
El que atrae multitudes
Para retomar la Procesión de Viernes Santo en Puebla capital, después de 163 años suspendida, en 1992 salieron a las calles las imágenes más veneradas en días de Semana Mayor, indica Eduardo Merlo.
Y en la tercera, de 1995, fue invitada la imagen que llevó multitudes a la cita de mañana al mediodía en la Catedral angelopolitana: el Señor de las Maravillas.
Ese año, la asistencia pasó de centenares a miles, asegura el arqueólogo que forma parte del grupo de fundadores de esta celebración.
Al conteo de Secretaría de Turismo estatal en convergencia con la Arquidiócesis de Puebla, el templo de Santa Mónica es el más visitado.
Ello, a causa de la devoción de la imagen del Cristo que fue esculpido hincado, con la cruz a cuestas.
Se le atribuyen multitud de milagros a esta imagen de 80 kilos, tallada en el siglo XVII.