Germán Campos Ramos
Los niños poblanos de 3, 6 y 9 años que fueron abandonados al cruzar la frontera de EU representan sólo una muestra del peligro que enfrentan todos los días los menores migrantes.
Lo peor es que no hay un mecanismo transnacional que protega a niños y adolescentes de violencia sexual, extorsión, desaparición y reclutamiento por parte del crimen organizado que opera en todas las vías de migración en México.
Lo asegura, Juan Martín Pérez García, al frente de la Red por los Derechos de la Infancia en México.
Indica que el viaje de los niños originarios de Teopantlán demuestra que la autoridad está rebasada: no los detecta ni mucho menos protege. Y su red social vienen siendo los polleros.
“Y debemos recordar que la migración es un derecho humanoy que los niños son prioridad en cualquier circunstancia”.
Pérez García lamenta que no se pueda cuantificar el número de menores que viajan solos hacia EU; sólo se conocen las cifras de los detenidos en estaciones migratorias y deportados.
Dos de cada diez niños y adolescentes devueltos a sus países viajaban solos, indica la fuente.